GUERNICA EN EL
15." ANIVERSARIO
El conocido escritor
inglés Vernon Bartlett acaba de recorrer España. Y en uno de los
artículos que con esta ocasión ha publicado en el "New Chronicle",
Bartlett, que ha visitado Guernica, escribe, entre otras cosas:
"Y allí, en el
mismo corazón de la más vasca de las villas, hay una calle que lleva el
nombre del general Mola, bajo cuyas órdenes, hace quince años, los
alemanes llevaron a cabo el más importante experimento de bombardeo de
conjunto, atacando a Guernica, la villa santa de los vascos y dejándola
arrasada casi por completo. En la actualidad es un pueblo pequeño pero
animado, con hermosos edificios en su calle principal, reconstruidos con
granito algunos de ellos. Solamente cuando se penetra en la parte vieja se
da uno cuenta de que los borriquillos —por ser hoy día de mercado— se
hallan ramoneando entre las ruinas de los que fueran hogares vascos. Pero
si consigue uno hacer hablar a los naturales del país comprende que
sentimiento tan amargo les inspira el general Franco y su exigencia de que
deben considerar a Mola como un héroe nacional".
Continúa luego
escribiendo sobre la corriente de simpatía hacia los ingleses, que pudo
comprobar en todos los vascos con que habló y que lo explica, además de
por motivos de antiguo intercambio comercial y otros, por hondas
afinidades políticas, y dice:
"...aquí más que
en ningún otro punto de España existe una tradición democrática
arraigada en siglos de historia. Durante muchas centurias, los
representantes de los pueblos vizcaínos se reunían bajo el árbol de
Guernica —al igual que los delegados de los cantones suizos— para
decidir cuanto se refiriese a la administración de su pueblo. Y durante
siglos también, los reyes de España juraban respetar los Fueros de
Vizcaya que eran, por decirlo así, la Declaración de los Derechos de los
vascos. Además, vizcaínos e ingleses durante siglos han dado una misma
interpretación a las palabras "libertad" y "derechos del
hombre"... Pero el edificio del Parlamento Vasco está vacío. Los
Fueros fueron abolidos el año 1876 porque los vascos se hallaban en el
bando que resultó derrotado en las guerras carlistas. La República
Española reconoció a los vascos el derecho a regirse autonómicamente.
Pero de ello queda tan sólo el recuerdo, pues la autonomía fue anulada
por el general Franco y sus aliados nazis y fascistas. La guitarra con que
el vasco Iparraguirre, durante su errante exilio, solía cantar al Árbol
de Guernica se expone muda a la admiración de los "visitantes".
Y al alejarse de
Guernica, el destacado publicista inglés escribe: "La carretera que
desde un poco más allá de Guernica conduce hasta San Sebastián es, a mi
modo de ver, no menos maravillosa que la de las cercanías de Capetown.
Pero atravesando pueblitos pesqueros a la orilla de un hosco mar, la
recorrí entristecido y meditabundo. Pensaba con tristeza hasta qué punto
nos habituamos y nos mostramos insensibles ante crímenes tan horribles
como el bombardeo y la destrucción de una pequeña villa. Y meditaba en
torno a la dificultad de hallar una respuesta adecuada al arrogante, al
tirano y al demagogo. En aquellos instantes recordaba lo que me dijo un
vasco en Bilbao: "De cada diez de nosotros, hay nueve que odiamos a
Franco".
Al cumplirse hoy un
nuevo aniversario del bárbaro bombardeo de Guernica, nos ha parecido bien
ceder la palabra al publicista inglés que recientemente pasara por
nuestra tierra y a cuyas ajustadas expresiones poco es lo que nosotros
podríamos agregar.
Sí, es cierto que hoy
hace quince años los alemanes hitlerianos, principales forjadores de la
victoria de Franco, bombardearon "experimental-mente" a Guernica,
dejándola arrasada casi por completo. Sí, es cierto que aquél era el
santuario de nuestra democracia, más antigua que la inglesa y la suiza;
aquél el símbolo de nuestras milenarias libertades arrasadas por Franco
y sus aliados nazis y fascistas. Es cierto que de cada diez vascos nueve
odian a Franco, asesino en Guernica y sobre toda nuestra tierra, de su
sangre y sus "derechos del hombre" magníficamente consagrados
en nuestros Fueros. Cierto que el mundo se habitúa y se muestra
insensible ante crímenes tan horribles como el bombardeo y la
destrucción de una villa... Pero aún es más tristemente cierto que
"el arrogante, el tirano", sigue sin hallar la respuesta
adecuada de la parte del munco que se dice campeón de la Democracia y la
Libertad y que contempla impasible el prolongado martirio de uno de los
pueblos que más cabalmente hayan encarnado esos ideales sobre la tierra.
El Plata, Montevideo,
Abril 26 de 1952.