INTERMEDIO JOVIAL
¡Aufa, aufa! Yo soy el
Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
Desde junio a octubre,
yo reino en las plazas de los pueblos, junto a las viejas iglesias y en
las campas arboladas donde se cobijan las humildes ermitas que amo tanto.
Filósofos sabihondos,
hombres suficientes, os dirán de mí cosas extrañas: Que mi espíritu es
pagano, que tengo patas de chivo; que por mis venas corren mezclados
sidra, vino y "txakoli"... No les creáis. En realidad, yo no
soy sino un honrado genio; un genio sencillo y benévolo rebosante de
humanidad. Por eso mi mayor alegría es ver alegres a los hijos de los
hombres.
Yo me cuelo por los
agujeros del "txistu" e infundo en el "txistulari" un
brío que no hay cansancio que pueda apagar. Cosquilleo en los pies a los
jóvenes y, al momento, se sienten acometidos de incontenibles deseos de
bailar. Y mi espíritu travieso sabe cómo desarrugar el ceño a los
graves, y pone agilidad en las piernas de los viejos que, gracias a mí,
olvidan por un día que lo son.
¡Aufa, aufa! Yo soy el
Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
Yo enseñé a las
autoridades a danzar las primeras en nuestras fiestas. Porque la
autoridad, para serlo bien, es preciso que sepa dar ejemplo de regocijo
cuando llega para todo el pueblo la hora de la expansión.
Sé corresponder a su
fineza. Por eso nunca olvido, entre las cabriolas y las ruedas del "aurresku",
la "reverencia" obsequio que hago de mi único momento de
solemnidad a aquellos hombres comprensivos que, sentados entre los chuzos
clavados en tierra, miran las evoluciones de los bailarines con una
secreta envidia, que es preciso que enmascaren con sus rostros graves.
A mí se debe la
sagrada institución del "Gurdiondo". El pellejo de vino llega
inflado y orondo sobre el carro. A su lado se coloca la litúrgica taza de
porcelana. Y es de ver con qué fervor mis fieles escancian en
cumplimiento del tradicional rito. Nunca se dio el bochornoso caso de que,
al final de la fiesta, quedara en el generoso "zagi" gota
aprovechable.
¡Aufa, aufa! Yo soy el
Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
MÍ aliento tiene sabor
a pollo, merluza y pimientos fritos. Mi voz, notas de "txistu",
algazara y pandereta, y ronroneo de acordeón. Mi saludo es el "santzo"
en que se dispara la alegría; mi despedida el "irrintzi" de
innumerables ecos.
Una vez me arrastró la
tentación de visitar romerías lejanas. Vi ojos lascivos y caras
cansadas; disputas que comienzan en soeces blasfemias y terminan en
navajas homicidas. Y salí huyendo de allí con la nostalgia de mis mozos
sanos y de mis amables bertsolaris que se encargan de desvanecer
ingeniosamente con sus finas estrofas todos los posibles motivos de
contienda entre los romeros.
Mi alegría es generosa
y mi goce nunca es padre de dolor. Por eso los que bailan animados de mi
espíritu pueden, al día siguiente, con el mismo ímpetu, volver a
bailar. Los irrintzis lejanos de mi despedida son, al mismo tiempo,
anuncios de mi próxima visita.
¡Aufa, aufa! Yo soy el
Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
Euzko Deya, Buenos
Aires, Julio 10 de 1943.