EL
VASCO FRANCISCO DE VITORIA*
(1486-1546)
Se cumple
hoy el cuarto centenario de la muerte de este genial vasco, a
quien se reconoce, ya sin titubeos, como verdadero fundador
del Derecho Internacional.
Nacido en
Vitoria, capital del Señorío de Álava, toma de dicha ciudad
su nombre al ingresar en religión en la Orden Dominicana.
Respecto a cual fuese el suyo verdadero no hay certidumbre,
aunque algunos autores señalan que se llamaba Francisco de
Gamboa (V. José de Alemay en su Diccionario Enciclopédico
Ilustrado, Buenos Aires, 1941). Respecto a la fecha de su
nacimiento hay disputas, señalándose las de 1483 y 1486. No
se conserva retrato alguno suyo, y, fiel a las características
raciales que tan acusadamente en él resplandecen, incurrió
en uno de nuestros defectos capitales y que a la larga tantos
daños nos ha acarreado: la manía de no escribir. Fueron sus
alumnos los que recogieron sus explicaciones de cátedra;
Vitoria les dictaba sus puntos esenciales y les ordenaba
rehacer más tarde esas notas para, de acuerdo a ellas,
resolver los casos propuestos. Por esto se llaman "relecciones".
Estas
Refecciones que han llegado a nosotros en número de trece
fueron editadas por primera vez en Lyon, el año 1557 y han
ido apareciendo en diversas ediciones a través de los siglos
XVI, XVII y XVIII. Modernamente se han hecho publicaciones
parciales a base de sus dos "Re-lectiones" de carácter
más internacionalista, es decir, la "Relectio de Indis"
y la "Relectio de Jure belli".
Vitoria,
que había profesado en Burgos en el convento de San Pablo, es
enviado por sus superiores a París donde, en el Colegio Máximo
de la Orden en la calle Saint Jacques, permanece unos 26 años,
primero como alumno y después como profesor en el propio
Colegio, doctorándose de Teología en la Sorbona. En 1522 es
trasladado al Colegio de San Gregorio de Valladolid y de allí
a cuatro años, habiendo obtenido, en brillante oposición, la
renombrada cátedra de "Prima Teología" en la
Universidad de Salamanca, pasa a esta ciudad donde enseña
hasta su muerte.
No era el
de Vitoria ingenio de los que se gastan en sutilezas y
disquisiciones vanas. Vasco en esto como en todo, los hechos
de la vida cotidiana atraían su atención; él los analizaba
y se servía de ellos para exponer sus opiniones propias y
sacar sus conclusiones prácticas; nada más lejos de su espíritu,
como dice Menéndez Pelayo, que "los degenerados
nominalistas, que en su juventud alcanzó en la Universidad de
París". Y como por aquellos días la atención de los teólogos
y moralistas era suscitada por las cuestiones que planteaba la
conquista del Nuevo Mundo recién acabado de descubrir,
Vitoria se siente naturalmente subyugado por aquel tema y él
le sirve de base en su discurso de apertura del año académico
de 1532. Ponía con él los primeros cimientos al futuro
Derecho Internacional.
No
consienten los límites de este trabajo una exposición ni
siquiera sintética de la obra del ilustre tratadista vasco.
Con Galíndcz1 podemos establecer que son tres los principios
fundamentales de la doctrina vitoriana: 1° libertad de todos
los pueblos, 2.° solidaridad entre todos ellos y 3."
sanción contra el injusto agresor.
Es
particularmente valiente su defensa de los pueblos recién
descubiertos frente a sus conquistadores; ni el poder imperial
ni el papal, afirma el fraile vasco, —enfrentándose con el
coro absolutista e imperial español del siglo XVI— pueden
ser jamás títulos legítimos para despojar de su
independencia a un pueblo libre.
Jules Vuy
ha mostrado que al construir Rousseau sus teorías políticas
pensaba en su país natal. No parece muy difícil establecer
que al formular Vitoria sus doctrinas, el espíritu nacional
vasco, de una tradición de libertad tan gloriosa como poco
conocida, hablara por su boea. Así lo entendemos los vascos
que vemos en Francisco de Vitoria una de nuestras más puras y
autenticas glorias nacionales; una de las expresiones más fíeles
de nuestro secular y peculiar espíritu de libertad. Por eso,
cuando ésta vuelva a nuestra patria hoy oprimida por la tiranía
que execró Vitoria, ha de ser una de las tareas más
justicieras y fecundas de los hombres del Renacimiento vasco,
el fervoroso estudio de su personalidad y de su obra.
El Plata,
Montevideo, Agosto 12 de 1950.
I,- J, de
Galiiidcz. Lti aportación vasca al Derecho Internacional^
"EKLN". Buenos Aires, 1942.
Amezaga. como abogado,
sentía especial respelo por las Leyes, sobre todo por La Ley
de Bizkaia. Vilorta, Francisco de (VílurUi, MXfi-Salamanca,
1546) es uno de sus personajes admirados. Ya en el paraninfo
de la Universidad de Montevideo diserta sobre Vitoria y el
Fuero. Luego lo incluye en un capítulo de su obra El Hambre
Vasco.