NARCISO
DE OYARZABAL (S. XVIII)
Según este
viejo papel que hoy nos viene a las manos, Narciso de Oyar-zabal,
natural de la villa de Astigarraga, en la provincia de Guipúzcoa,
había estado sirviendo en la isla Trinidad a las órdenes
inmediatas del Gobernador desde el año 1779 y, como se
certifica, "desempeñaba en el celo, actividad y desinterés
que es notorio, las diferentes comisiones y encargos que han
puesto a su cuidado en el ramo de población de dicha
isla". Pero "los continuos viajes que ha tenido que
hacer a toda la isla tanto por tierra como por mar, en desempeño
de las órdenes y encargos que se le han confiado y que
siempre ha tenido que costear a sus expensas..., junto a las
fatigas que igualmente le ha acarreado la comisión de Capitán
de Indios de la parte Este de ella que también ha desempeñado,
le han postrado de tal suerte que le es ya imposible poder
continuar más al servicio de S.M., pues a más de las casi
continuas enfermedades que siempre ha sufrido, está en el día
tan falto de vista que ha llegado hasta el infeliz extremo de
no poderse manejar por sí solo. En este conflicto —sigue
diciendo Oyarzabal en su petitorio al Rey de Guipúzcoa y España—
ocurre a los Rs. Ps. de S.M. el exponente implorando la gracia
de que... se digne concederle su retiro con el mismo sueldo de
25 pesos mensuales de que goza, en atención a su cortedad y a
que ahora más que nunca necesita ese auxilio para su
subsistencia con los achaques que experimenta adquiridos en
servicio de V.M. extendiéndose a la gracia hasta permitirle
que pueda pasar libremente a disfrutar de ella en su Patria y
que se entienda con la Tesorería de aquella Provincia el pago
al suplicante, etc., etc."
Episodio
vulgar de una de tantas vidas olvidadas es éste, y, sin
embargo, he aquí que nos punza y nos hiere en los adentros su
lectura y del humilde papel sentimos que surge y se perfila
ante nosotros la figura de Oyarzabal que poco a poco va
tomando familiares contornos y, con su dulce voz de ciego,
empieza a contarnos su breve historia...
Es un mozo
lleno de vida y desbordante de ilusiones este Narciso de
Oyarzabal que, con plaza de grumete, sale del puerto de
Pasajes allá por el año 1750 en uno de los navios de
registro de la Compañía Guipuzcoana que todos los años
parten hacia las costas de Venezuela en procura
Oyarzabal, ya con el pie en el navio que ha de devolverle a su
Patria, sueña y sueña con la tierra nativa... Y con sus sueños
soñamos nosotros en su dulce y doliente soñar.
Euzko
Gastedí, Caracas, I965 (?).
" Amezaga e» csla
recreación poética nos acerca ya al teína humano de la
Compañía Guipuzcoana de Caracas. A sus hombres. Luego se
dedicará a "Juan Vicente de Icuza". Ver Rio-Bibliografía.—
como él ha cambiado también, pero ¡qué importa!
Astigarraga será para él siempre Asligarraga y para su
pueblo Gyarzabal será siempre el mismo también. Que derriben
casas, que abran calles, que vengan nuevos pobladores, aunque
sean de ajena estirpe; todo eso podrá dolemos, pero todo ello
no puede apartar del amor a su tierra al que es un hombre de
ley. Y él, Narciso de Oyarzabal, lo es, como lo fue siempre y
así lo ha de demostrar. ¿Que a lo largo de su vida pareció
un desertor y así lo han hecho llegar a sus oídos más de
cuatro de sus paisanos? Pues ahora, con su regreso, con su
definitivo y entrañable regreso, verán cómo él nunca
estuvo ausente de verdad cómo él nunca pensó en desertar.