OBRAS - COMPLETAS - LOS HOMBRES DE LA COMPAÑIA GUIPUZCOANA


CAPITULO IV

 

LOS   LIBROS

1.   Inventario de  1749.

Corría el año de 1749 y con él se cumplía una veintena, desde que se iniciaron las actividades de la Real Compañía Guipuzcoana, cuando se produjo en Venezuela un sonado acontecimiento : la rebelión de Juan Francisco de León, Sólo in-cidentaímente nos toca aquí ocuparnos de ella. Lo han hecho a fondo varios autores, cuyos juicios agrupa, muy acertadamente, Morales Padrón en su enjundioso y documentado estudio sobre el tema (152) en tres categorías: la de los Que ven en la revuelta de León un antecedente de la independencia política; la de los que la valoran como una contienda de meridionales (isleños y criollos) contra norteños (vascos), y, finalmente, la de los que la enfocan como un simple movimiento reivindicador de mejoras económicas.

Por nuestra parte, no negaremos lo que en esa rebelión pueda señalarse de manifestación de un sentido de naciónalidad, si no ya formado y desarrollado, como lo quiere Augusto Mijares (153), por lo menos incipiente y como en estado de nebulosa. Tampoco desecharemos la parte que en la génesis del mismo pueda caber a cierta innata animadversión entre vascos y meridionales que Basterra señalaba (154), y se halla patente en las repetidas expresiones antivizcaínas de Juan Francisco. Pero concediendo hasta donde sea razonable a estos factores, para nosotros es evidente que la rebelión, como señala Arcila Parias (155), fue impulsada, fundamentalmente, por causas económicas, y que en lo propia naturaleza del régimen impuesto por la Compañía, hay que buscar las razones profundas del descontento, que hizo posible ésta y otras manifestaciones de protesta.

(152)   Padrón Morales. Rebelión contra la Cía. de Carocas. 1965, pagB. 30-34.

El monopolio ejercido por los guipuzcoanos había de herir, necesariamente, a la oligarquía criolla, que veía disminuida no solamente la jerarquía de su potencialidad económica sino también, y parejamente con ella, su influencia política. La severidad con que la Compañía hubo de reprimir el contrabando, constituido por largos años en Venezuela, en algo así como un régimen normal del país, iba, de otro lado, contra los arraigados intereses de gran número de agricultores que, como en el caso de los isleños, compatriotas del propio León, eran contrabandistas natos. Y que los intereses de la nobleza coincidieran con los de gran parte del pueblo, dio a la rebelión la importancia que, indudablemente, llegó a alcanzar.

Hubo, por otra parte, no hay por qué ocultarlo, abusos de la Compañía. Esta fue, sin duda, como dice Hussey (156), culpable de muchas faltas y censurada aún por más. Los abusos estaban en germen en la misma esencia del régimen monopolista. Pero es preciso entender también, como muy acertadamente señala Casto Fulgencio López, que el monopolio era la única forma de garantizar una tan fuerte inversión como suponía la empresa guipuzcoana. Es necesario también enjuiciar a este régimen en el tiempo y en el espacio. Lo que hoy nos parecería monstruoso pensar siquiera para Venezuela, es preciso aceptarlo como conveniente en aquel tiempo de esta tierra, y los beneficios que el régimen produjo, hay que saber valorarlos, por lo menos, con la misma ponderación que sus excesos. Quizá una de las frases más preñadas de profunda verdad que hallamos en el "Manifiesto" de la Guipuzcoana (157), es aquella en que, refiriéndose a la revuelta de León, expresa: "Mirado con un poco de reflexión y advertencia, es la prueba más convincente de la importancia y necesidad de la Compañía".

(153)   Augusto Mijares. Boletín del Archivo Nacional. Nov-DIc. 1837,

(154)   Ramón de Basterra. Los navios de la ilustración. Caracas, 1954, pág. 60.

(155)   Arcila Parias.  Economía colonial de Venezuela. México,  1946 pag. 218. 

(156>   Hussey, Roland D. The Caracas Company, 1934, p. 1.151.

Y no digamos nada de las calumnias manifiestas. Cuando oímos a Juan Francisco de León decir que "los Viscaínos han partido jamón sobre la ara consagrada, y han vevldo punche en el cáliz en q. se celebra su divina Magd."; que "han apaleado diferentes Curas" y que "Yendo tres viscamos paseando por una calle llegando a donde estta un Calbario lo derribaron a patadas", no podemos menos de sonreír tristemente al ver cómo la historia se repite y cómo hechos que podían ser achacados con mucha verosimilitud a los herejes holandeses p. ej. aliados y fomentadores, con su buena cuenta y razón, del motín de León, son acumulados sobre la cabeza de la gente de uno de los pueblos más sólidamente católicos del mundo. Cierto, que este pueblo, encuadrado en la organización de la Guipuzcoana, no arribó a tierras venezolanas en cruzada misional, sino arrastrado por los afanes de una empresa mercantil; pero, de todos modos, una cosa es el inevitable abuso que el poder, al servicio del afán de lucro, ordinanamente engendra, y otra muy distinta la constituyen las fechorías que León atribuye a los vascos y que sólo sirven, en nuestro concepto, para restar credibilidad a las demás manifestaciones que pueda hacer. Ya sabemos en qué ha quedado aquello del negro torturado y muerto por los guipuz-coanos en la plaza de La Guaira. Y aunque no pretendemos ver a nuestros compatriotas, que eran hombres de carne y hueso como todos, limpios de toda culpa en el capítulo de excesos, no ha sido poca nuestra satisfacción cuando, al leer con atención el relato de cargos graves y concretos que historiador tan serio y documentado como Arcila Parias endereza a la Guipuzcoana, no conseguimos ver entre los nombres de los autores de esos atropellos ni uno solo que sea vasco í 158)

(167)   "Manifiesto que, con Incontestables hechos, prueba los grandw beneficios que ha producido el establecimiento de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas".

Pero nos estamos alejando de nuestro verdadero tema. No nos toca aquí estudiar a fondo ni enjuiciar la revuelta de León. La citamos sólo, al iniciar este capitulo, porque ella fue inesperadamente motivo de que contemos hoy con una interesante documentación referente a los libros que llega-foan al país en la primera mitad del siglo XVIII, a bordo de los "navios de la ilustración"; documentación, sin duda, la más importante de cuantas al respecto, existe en el Archivo General de la Nación. Sabido es que muy poco es lo que en este orden de información puede encontrarse aquí. Tan poco, que autor tan versado en la materia como Isaac J. Pardo, puede escribir en su primorosa descripción de ios libros que llegaban a América: "Tampoco tenemos documentos referentes a Venezuela" (159). Cierto que esta declaración la formula, mas con relación al siglo XVI, pero sus palabras no dejan de ser bastante valederas para la época que nos ocupa.

Sabemos que en el año 1730, con los primeros navios de la Guipuzcoana, llegaron, según certificación hecha por el contador, a petición del Gobernador García de la Torre, 26 cajones de libros (160). Pero este dato precioso que revela

(158)   Ardía Parias. Obra citada, págs, 220-22.

(189)   Isaac J. Pardo. "Rasgos culturales del siglo XVI en Venezuela".

(160)            Colección de Doc. "Diversos". T.  XIV,  M. 283-96.

que, desde su primer viaje, los navios de la R.C.G. se cuidaron de proporcionar el debido pasto a los claros espíritus venezolanos, es incompleto por su falta absoluta de especificación. Esta no nos llega hasta el año 1749 y en las circunstancias que pasamos a relatar.

Es en abril del citado año cuando, al sublevarse Dn. Juan Francisco de León, avanza con sus hombres armados sobre Caracas, Veamos cómo lo cuenta y qué disposiciones adopta, respecto al punto que nos ocupa, el Gobernador y Capitán General Castellanos.:

"En la ciudad de Caracas en veinte de Abril de mil sep-tecientos y cuarenta y nueve años, el Sr. Dn. Luis Francisco Castellanos, Mariscal de Campo de los Bs. Exercitos de Su Magd. Gov. y Cap. Gral. de esta Prova. dixo: q. por cuanto el dia de ayer llegó porción de gente armada al sitio de Cha-cao acaudillada de Juan Franco, de León que la conduxo de los valles de Panaquire, Capaya, Caucagua y Guarenas con la resolución de mandar a expresar a su Sa. como lo exe-cuto por carta misma dho. León de que su animo no era otro sino el de hacer q. los Viscaynos y de la Prova. de Guipúzcoa saliesen fuera de esta Prova. por pretextos de q. para ello se valen, y q. con esta noticia inmediatamente sin perder •tiempo Su Sa. paso a dar, como dio, las providencias q. tubo por combenientes a fin de apasiguar la referida gente y a dho. León, haciendo todos los oficios que ha parecido combenientes a lograr los medios proporcionados para la Paz y tranquilidad de la república y poder cumplir con las obligaciones de su emcargo lo q. hasta el presente está continuando notoriamente conforme a como corresponde a asump-to de tanta grauedad y q. por el reselo que produse la ame-nasa de los susodhos. se ha retirado Dn. Juan Manuel de Goizueta factor pral. de la Rl. Compa. Guipuscoana y están pa. haserlo todos los Dependientes de la Casa de la dha. Rl. Compa. por no exponerse a experimentar las violencias y atropellamtos. de una comjuración y q. por la ausencia de dho factor pral. y sus dependientes queda desamparada la referida Casa de dha. Real Compa. y sus intereses expuestos a una euidente perdida, y peligro de ser substraídos por deberse asegurar lo q. en ellos pertenese a S.M. q. Dios guarde como lo correspondiente a los fondos de dha. Rl. Compa. por ser uno y otro del encargo de Su Sa. por pronta prouidencia Gu-vernatiua devia de mandar y mando se haga sauer y notifique a Dn. Manuel Felaes y Flores de esta ciudad, de notoria legalidad q. como fiel vasallo de S.M. pase a haserse cargo y entregarse de la referida casa e intereses q. se le encargaren por Imbentario formal q. de todo con la indibidua-lidad deuida se hará por ante el presente escribano a quien se comete por la precisa actual ocupación del Rl. servicio en q. se halla Su Sa. q. en el Rl. nombre elixe y constituye a dho. Dn. Manuel Felaes y Flores por administrador y tenedor de la referida casa e intereses, durante la ausencia de dhos. factor pral. y dependientes, con la facultad de q. para qu. de ello no se siga quebranto ni perjuicio alguno pueda vender y venda los que fueren de calidad de haserlo como lo hacia y execu-taria dho. factor pral. y por los mismos precios q. acostumbra haserlo la casa, licuando quenta y rason de todo y manteniendo la referida casa e intereses con la guardia y custodia correspondiente a su seguridad q. enterado Su Sa. de la lealtad y celo al Rl. Seruicio, como buen vasallo, así lo obserbara y cumpliera dho. Dn. Manuel Felaes, y por este así lo proueyo, mando y firmo con parecer de Asesor Dn. Luis Franco. Castellanos. Sr. Dn. Diego Muñoz. Ante mi, Faustino Areste y Reyna. Escno. público". < 161).

En vista del antecedente auto, el mismo día 20 de abril, el escribano Areste y Reyna se persona en la casa de la Compañía Guipuzcoana y, en presencia del nombrado Administrador Peláez y Flórez y de los dependientes de la misma casa Dn. José Antonio de Murguía, Dn. Martín Antonio Oscoz y Dn. Rafael de Echeverría y de tres testigos vecinos de Caracas, practica el primer inventario que comprende noventa partidas en las que entran las mercaderías más heterogéneas, entre las que no faltan las que claramente denuncian su origen vasco,

(181)   (161)   R.C.G. Tomo II, íf. 195-96.

como el hierro en planchas y barras, o aquellas otras que mas se acercan a lo que ahora más nos Interesa, como las resmas de papel y los cañones o plumas de escribir.

Por lo que hace, concretamente, a los libros, hallamos las siguientes partidas:

"10-Item. Un cajón aforrado en crudo con libros del Corazón de Jesús, del tiempo de Dn. Nicolás de Aizpurua".

"16-Item. Ciento y seis breviarios de cuatro cuerpos y dos de un cuerpo, pertenecientes a la misma cargazón del "San Ignacio", tercero viaje".

"17-Item. Treze cajones grandes con libros de impresión del tiempo de dho. Aizpurua y diferentes libros en pasta sueltos, en el quarto frente a la iglesia de San Mauricio".

"18-Item. Un cajón con libros "Instituciones", "Historia de España", pertenecientes a D. Diego Gamarra".

"82-Item. Quatro libros Larraga, de la "Santa Teresa", segundo viaje".

"88-Item. Quatrocientos y cinquenta libros de impresión, poco mas o menos, de a folio, quartilla y octava, que se hallan en los estantes del primer mostrador del Almacén entregados por dicho Aizpurua".

Este inventario (162), con el que toma posesión de los bienes de la Guipuzcoana el nuevo administrador Peláez y Flórez, es global, "sin haverse hecho de ello peso, mensura ni numeración por no haver dado lugar al tiempo... por cauca de que, estando haciendo actualmente esta diligencia la tarde de este dia, como a ora de las quatro de ella, repentinamente circumbalaron esta casa de la Real Compañía como

(162)   R.C.O.  Tomo U, U. 196 a 201.

más de sinquenta hombres con armas de fuego y a cavallo que se dijo ser de la comitiva de Dn. Juan Francisco de León que también entraba a la misma hora, con el demás resto de su gente en esta ciudad, a efecto de expulsar y hechar los factores y dependientes de dicha Real Compañía, con lo que se conturbaron los que en dicha casa havian quedado, y todos los que se hallaron en ellas, y por la confusión no huvo lugar de hacer otra alguna diligencia sino concluir como lo hago en este dicho Imbentario. -."

Vemos que en ese inventario la mayoría de los libros o, si se quiere mejor, todos los que van comprendidos en los cajones que se citan, llevan la precisión "del tiempo de Dn. Nicolás de Aizpurua", y como éste ejerció la dirección de la Compañía por los años de 1736 a 1744, deducimos que esos cajones son el resto de los que ya, por lo menos cinco años antes, habían llegado a Caracas a bordo de los navios de la Compañía.

Antes de seguir adelante, no está de más señalar un nuevo auto, fecha 21 de abril, en el que el Gobernador Castellanos manifiesta cómo el Factor Principal Goizueta íe ha dirigido desde La Guaira una carta en la que le comunica que, en aquél puerto, corre la voz de que Dn. Juan Francisco de León no piensa deponer las armas, hasta tanto no abandonen la provincia los de la Guipuzcoana. Y que, en vista de ello, el referido Factor ha dado orden a sus criados, para que se trasladen sin demora a La Guaira con los baúles y demás efectos a él pertenecientes, y para que el Factor de La Guaira tome un buque próximo a salir con destino a Europa. Goizueta expresa asimismo su resolución de dar cuenta de la situación a todos los demás Factores, a fin de que se pongan en salvo. Y ante esta carta de Goizueta, el Gobernador Castellanos manda, tras agregarla a los autos, librar despacho a los Factores de La Guaira, Puerto Cabello y San Felipe, así como también orden al Justicia Mayor del primero de estos lugares para que permita el embarco de los guipuzcoanos, según se le pide, y entregue, bajo inventario formal, a una o dos personas la casa y efectos de la Compañía en el mismo puerto. Esta disposición es también tomada con respecto a los Tenientes Justicias Mayores de Puerto Cabello y San Felipe, previniendo que donde no hubiera escribano, las diligencias deberán practicarse con asistencia de dos o tres testigos (163).

Lástima que entre los documentos del Archivo no encontremos esos inventarios de La Guaira, Puerto Cabello y San Felipe que, sin duda, contribuirían a completar el caraqueño, proporcionándonos asi una preciosa documentación sobre los libros que, en los cuatro primeros lustros de su tráfico, condujeron a Venezuela los navios de la Compañía.

Y aún otro auto del Gobernador Castellanos hemos de citar. Es de la misma fecha Í21 de abril) del anterior y en él expresa que, habiendo examinado las diligencias de entrega que bajo inventario se hizo a Peláez y Plórez y visto que no pudo pesarse, medir ni numerar los efectos existentes en la casa de la Compañía Guipuzcoana por haberse presentado en ella, a las cuatro de la tarde del día 20, hora en que se practicaba el inventario, una partida de cincuenta hombres a caballo, perfectamente armados, pertenecientes a las fuerzas de Juan Francisco de León, que rodearon la casa con visibles muestras de querer atacarla, ordena que el escribano Areste y Reyna pase a ejecutar por ante tres testigos las interrumpidas diligencias, sacando de ellas la correspondiente constancia. (T. II, f. 206),

Conforme a lo dispuesto por este auto, comienzan los inventarios en el primero de los cuales, realizado el mismo día 21 de abril, sólo hallamos, por lo que a nosotros interesa, esto que sigue:

"ítem. Se contaron los Breviarios contenidos en la par tida diez y seis, y solo se encontraron sesenta Breviarios Romanos de quatro cuerpos y dos de un cuerpo ídem— y ocho dichos de quatro cuerpos Augustinianum" (164).

El segundo inventarío es notablemente más rico. Se refiere a la partida 88 que, según el inventario inicial y global, decía contener "quatrocientos y cinquenta libros de impresión, poco mas o menos, de a folio, quartilla y octava que se hallan en los estantes del primer mostrador del Almacén entregados por dicho Aizpurua", y la especificación es como sigue:

"Cicerón", diez y seis tomos de a quartilla.

"Cicerón", cinco tomos de a quartilla.

"Bartolomé Bravo", tres tomos de a quartilla.

"Sermones quadragesimales", catorce tomos de idem.

Ayala, "De Cirugía", cinco tomos de idem.

Rivera, "De Médicos", veinte y cuatro tomos de idem.

"San Buenaventura", siete tomos de a folio.

"San Bernardo de Sena", dos tomos de a folio, primero y segundo.

"Epitome Annalium Ordinis Minorum", treinta y seis tomos de a folio.

"Vida de San Bernardo", treinta tomos de idem.

"Corte Santa", de Causino, cinquenta tomos de idem.

"Vida de San Joseph", veinte y siete tomos de idem.

"Vida de San Francisco de Borja", veinte tomos de idem.

"Ríos de Rivera", diez y siete tomos de idem.

"Gutiérrez", ocho tomos de idem.

"Vida de San Julián, obispo de Cuenca", ocho tomos de idem.

Cuello, "Espejo Evangélico", seis tomos de Ídem.

"Cabrera", diez y siete tomos de a folio.

Oviedo, "De Botica", cinco tomos de idem.

"Historia de la Compañía de Jesús", dos tomos de idem.

"Tirso González", siete tomos de a quartilla.

"Vida de Santa María Ana de Jesús", quarenta tomos de a folio.

(164)   R.O.O. Tomo II, f. 207.

Gustillo, "De Anatomía", quince tomos de a folio.

"Santa Teresa Eucharística", quince tomos de a quartilla.

"De Ordenante!-", seis tomos de a media octava.

"Epitome Historial y Conquista Espiritual", once tomos de a quartilla.

Mediano, "Rosetum", tres tomos de ídem.

"Vida de San Cayetano", siete tomos de idem.

"Hipócrates Defendido", seis tomos de idem.

Cincuenta y tres tomos de a quartilla (sin indicación de título ni autor.

"Orden Judicial", un tomo de idem.

"Santa Catharina de Bolonia", once tomos de idem.

"Comedias Varias" seis tomos de idem.

"Descripción Histórica y Panegírica", nueve tomos de idem.

Hefaas* "Sermones Varios", veinte y dos tomos de idem.

"Historia de los Abusinos", veinte y cinco tomos de idem.

"Vida de Isabel de la Cruz", nueve tomos de idem.

"Milagros de Nuestra Señora del Pilar", seis tomos de idem.

"Apis Biblea", cuatro tomos de idem.

"Charlas y Cuestiones Morales", cuatro tomos de idem.

"Historia de Nuestro Padre Clemente Décimo", tres tomos de idem.

"Ovidio", doce tomos de octava.

"Floresta de Varios Romances", nueve tomos de a media octava.

"Resumen del Crisol Moral", un tomo de a quarta.

"Philosophia Moral", un tomo de idem.

"Tesauro" de Salas, un tomo de idem.

"Vida del Capuchino Español", un tomo de idem.

"Valerio", un tomo de idem.

"San Nicolás", un tomo de idem.

Con ésto, se terminó el inventario, ese día, "por ser tarde". Y al día siguiente volvió el escribano, que comienza su relación con la descripción de la partida 17, es decir, la que, según el inventario inicial, comprendía "Tres cajones con libros impresos del tiempo del dho. Aizpurua (1736-44)", en los que a continuación se detalla:

"En el cajón primero, ciento y sesenta de diferentes obras y entre ellas las de Quevedo.

En el cajón número dos, también se hallaron ciento y noventa y cuatro libros de diferentes obras y tamaños.

En el cajón número tres, se encontraron ciento y cuarenta libros, también de diferentes obras y tamaños.

En el cajón número cuatro, se hallaron ciento veinte libros de a quarta, obras de Quevedo y Bisobio.

En el cajón número cinco, así mismo, se hallaron ciento setenta y nueve libras de dicho folio de a quarta, titulados "Política", "De Quevedo" y "Sto. Christo" de Pardo.

En el cajón número seis, se encontraron setenta y siete libros también de a quarta, obras de Quevedo.

En el cajón número siete, se hallaron doscientos setenta y cinco libros de los folios, octava y media octava de diferentes obras.

En el cajón número ocho, así mismo, se hallaron trescientos setenta y ocho de dichos libros de a octava y de a quarta de distintas obras.

En el cajón número nueve, en la propia forma se encontraron doscientos veinte y seis libros de octava y media octava de diferentes obras.

En el cajón número diez, se hallaron mil cuatrociento sesenta y seis libros sin pergamino, que se componen de novenas, cartillas rústicas y otras distintas obras de a folio, de a quarta, media cuarta y octava y algunos de dichos libros muy maltratados.

En el cajón número once, asimismo, se hallaron quatro-cientos setenta y un libros de diferentes tamaños, titulados

"El Corazón de Jesús", Rivera "t)e Medicina", "Historia de los Sucesos de Ungría" y otras obras.

En el cajón número doce, mil doscientos si'nquenta y siete libros de distintos tamaños y obras, y

En el cajón número treze, así mismo, se hallaron ciento y ochenta y ocho libros de a quarta de varias obras.

ítem se contaron los libros del cajón contenido en la partida diez y ocho de dho. Inventario, por haverse encontrado abierto, perteneciente a Dn. Diego Gamarra, y se hallaron ciento ochenta y seis de dhos. libros intitulados "Instituciones Historia de España".

ítem se encontraron diferentes libros sueltos y, contados, se hallaron los siguientes:

de San Buenaventura, siete tomos de a folio.

"Apis Libani", tres Ídem., ídem.

"Picim", dos ídem.

"Godoy", cuatro tomos también de a folio.

"Antillo", dos Ídem.

Caucino, "Corte Santa", quatro tomos así mismo de a folio.

"Ciudad de Dios", tres Ídem., ídem.

"Villa Gutiérrez", un tomo ídem.

"Diccionario Trilingüe", dos tomos.

ítem un cajoncito de sesenta libros de distintos tamaños y obras todos apelillados y rotos, totalmente inútiles por esta razón.

ítem se encontraron sueltos los libros siguientes todos en octava:

Siete de ellos titulados "Offitium in festo". Seis dichos "•Offitium in Epiphania". Dos dichos "Offitium et Misa". Uno "Salterium Dabidis". "Otro "Pontifical Romanum".

De dicho "Breviario predica", también en octava, sin principio que se halla muy matratado y dequadernado".

Con ésto, termina el inventario y la entrega de libros y demás efectos al administrador Peláez y Flórez. Pero poco duraron en poder de éste. Porque sucedió que, a poco de llegar el nuevo Gobernador Dn. Julián de Arriaga, Dn. Gilberto Puentes, Administrador de la Real Compañía Guipuzcoana, le dirige una representación en la que le pide le sean entregados los bienes de dicha Compañía bajo nuevo inventario. Y, consecuencia de esta representación, es un auto de Arriaga por el que ordena al escribano que notifique a Peláez de lo reclamado por Puentes. Notificado el auto, se procede a inventariar de nuevo las existencias de la casa de la Guipuzcoana. Este' inventario se hace en siete etapas y nos ofrece algunas pequeñas novedades sobre lo anteriormente detallado, al especificar en eJ séptimo inventario los siguientes libros no citados en los anteriores:

 Cincuenta y dos libros Seis ídem "Atlas". Dos "Pirinelo".

 •Kempis" en pasta.

 Hasta aquí el Inventario, a la vista, del cual hemos de hacer algunas consideraciones y precisiones.

En primer lugar, en cuanto al número de libros, que asciende, según puede verse sumando las diferentes partidas, a cinco mil novecientos treinta y tres (5.933) volúmenes.

Siendo, como es, lo inventariado, resto de cargamentos de años anteriores, esta cifra nada puede, desgraciadamente, decirnos del promedio, por ejemplo, de libros que anualmente llegaba a Venezuela por esta época. E incluso nos pudiera dejar en la duda de si después de la partida de Dn. Nicolás de Aizpurua (1736-44), ningún otro envío de libros haya llegado al país en los vientres de los navios guipuzcoanos hasta el año 1749, que es el del inventario. Pensamos que hay que descartar razonablemente esta hipótesis, y cargar la falta a la cuenta de una documentación regular y ordenada, a cuya ausencia habría que achacar también, otras lagunas que veremos.

En segundo lugar, hemos de fijarnos en qué de los 5.933 libros inventariados, el número de los especificados sólo llega a mil ciento cincuenta y nueve. Se ve, a través de los distintos inventarios parciales realizados, que la individualización es enteramente caprichosa, citando aquí y omitiendo allá, al correr de la revisión que escribanos y testigos van haciendo. Y otra vez toca lamentarse de que la omisión de tantos y tantos títulos, como se observa, nos prive de datos que serian hoy preciosos para nosotros a los fines de establecer, de un modo preciso, el movimiento de las ideas y la marcha del gusto en la primera mitad del siglo XVIII venezolano.

Cabe, desde luego, hacer una clasificación del material que los inventarios nos ofrecen, distribuyéndolo, más o menos por materias, como sigue:

Devoción y Liturgia. Teología y Moral. Historia y Geografía. Jurisprudencia. Medicina y Farmacia. Literatura latina y española. Filología.

Asi, por ejemplo, entre las obras del primer grupo, podemos citar los libros del Corazón de Jesús (partida número 10); los Breviarios (partida 17); los de Oficios, salterio de David, Pontifica! romano, Kemp'is, etc.

La Teología y la Moral están representadas por las obras de Suárez, Larraga, Medrano, San Buenaventura, las "Charlas y Cuestiones morales", el "Resumen del crisol moral", y la "Philosophia moral", etc.

De Historia y Biografía son exponentes —aunque mejor que Biografía diríamos Hagiografía— la "Historia de España", sin nombre de autor (¿Mariana?), la "Historia de la Compañía de Jesús", también sin indicación de autor, las Vidas de San Bernardo, San Francisco de Borja, San Julián obispo de Cuenca, Santa María Ana de Jesús, San Cayetano, Isabel de la Cruz, San Nicolás, Papa Clemente Décimo, Anales de la Orden de Menores, "Epitome historial", "Descripción histórica", etc., etc. Sin olvidar la "Ciudad de Dios" de San Agustín, aunque ésta mejor ocuparía capítulo aparte como tratado de apologética.

La Jurisprudencia apenas si hace acto de presencia con el volumen "Orden Judicial", que aparece así, citado, sin más precisiones.

No es tan flaco, en cambio, el concurso de obras de Medicina y Farmacia. Así tenemos a Ayala, con su "De Cirugía" ; Rivera, de quien tenemos el "De Médicos"; Oviedo, con su "Tratado de Botica"; Castillo, con "De Anatomía", los seis tomos del "Hipócrates defendido", los dos de Antilo y alguno mas.

La literatura latina está escasamente representada. Sólo Cicerón, Ovidio y Valerio —de cuyas obras, por cierto, no hay la menor precisión, no sabiendo, por tanto, si se trata de originales o traducciones—, a cuyos autores podríamos sumar San Agustín y aún agregarles, a guisa de caudatario, el gramático y retórico P. Bartolomé Bravo, del que tampoco se nos individualizan las obras.

En cuanto a la literatura española, la muestra es muy escasa también. Salva un poco esta laguna la relativa abundancia de obras de Quevedo, de las cuales, por desgracia, sólo hallamos individualizada la "Política" ("Política de Dios y Gobierno de Cristo"). Después de ésto, sólo las anónimas y "Comedias varias" y la "Floresta de varios romances", y apenas nada más riesgo que se corre al pretender una generalización más o menos sólida de tan fragmentaria y caprichosa colección, lo haríamos refiriendo el conjunto de la misma a dos instituciones instaladas en Caracas casi por los mismos que la Compañía Guipuzcoana: la Universidad, que comienza a funcionar en 1725, y el Colegio de los Jesuítas, inaugurado en 1731, es decir, tres años antes y después, respectivamente, que la Real Compañía.

No hay por qué hablar todavía de influjo enciclopedista, puesto que la Enciclopedia —cuyos volúmenes, como es bien sabido, tanta acogida tuvieron en Guipúzcoa— no había nacido aún. En cambio, es muy natural pensar que una empresa como la Real Compañía, nacida en la misma tierra de Ignacio de Loyola, al que, por cierto, nombró su Patrono, se mantuviese en estrecho contacto, como para determinadas atenciones espirituales, nos consta lo estaba, con la otra Compañía, también de origen vasco: la Sociedad de Jesús. Había de llegar la segunda mitad del siglo XVIII para que la aparición de la Enciclopedia (1751) y la expulsión de los jesuítas (1767) concurrieran juntas a determinar otros rumbos en las ideas Imperantes.

2.   El Factor Tellería.

La ciudad de San Felipe el Fuerte, aquella que José Luis de Cisneros (165) califica como "la de más comercio de esta Provincia", con "buenas aguas y no malos aires", hubo de andar muy revuelta allá por el año de gracia de 1741.

En ese año, el Gobernador don Gabriel de Zuloaga, habiendo quedado vacante el cargo de Teniente de Justicia Mayor, y "considerando que en aquella ciudad se requería, por lo ocasionada que es al ilícito comercio y proximidad que

(IBS)   "Descripción exacta de  la Provincia de Benezuela,  Valencia, MDCCLXTV.

tiene a las costas del mar, persona de toda integridad, conocido celo y valor, que ocupase el expresado empleo, habiendo entendido que las referidas circunstancias concurrían en la de don Ignacio de Basazábal..., tuve por conveniente nombrarle, como le nombré, por tal Teniente y Justicia Mayor de la mencionada ciudad de San Felipe" (166).

Pero la íama de eficaz perseguidor del contrabando que Basazábal se habla granjeado en Carera y las amplias facultades de que venía revestido para ocupar su nuevo cargo, no eran prendas las más apropiadas para crearle ambiente de simpatía en aquella ciudad de San Felipe que, del ejercicio del comercio ilícito, había hecho su principal medio de vida. Érale, sin duda, connatural ese ejercicio como a población "que se habla fomentado... con muchas familias de isleños" (167), contrabandistas natos, al parecer, en tierras de Venezuela. Contaba ya en su historia con "el fomento que de ese pueblo tuvo el Sambo Andresote e su gente en el levantamiento e sublevación" (168), y asimismo "con la sublevación no ha mucho executada en ella contra su Teniente Don Juan Ángel de Larrea, quitarle la vida y de conseguirlo quemar la expresada factoría y sus libros y papeles" (169), y, en fin, y por encima de todos estos precedentes, porque "no convenia a los capitulares sanfelipeños, casi todos ricos hacendados y comerciantes, esta nueva autoridad" < 170).

Por todo ello, antes de que Basazábal llegara a la ciudad y, con su conducta, diera lugar o pretexto al motín, ya, a la sola llegada al Cabildo del título de su nombramiento, despachado por el Gobernador Zuloaga, los cabildantes "...temerosos de las violencias que les pueda hacer el dicho señor

U66)   Carta de Zuloaga a S.M. Caracas, 20 de julio de 1741.

(167)   asneros, idem.

(168)   Carta de Zuloaga al Cabilde de San Felipe, 9 de febrero de 1741.

(169)   Carta de Zuloaga al Cabildo, idem.

(170)   Ledo Trujillo. Motín y sublevación en San Felipe. Caracas, 1955, pág. 24

Gobernador y como compulsos y apremiados reciben al dicho D. Ignacio Basazábal al uso y ejercicio de tal Teniente.,."(171).

Con estos antecedentes, fácil es de comprender que el recibimiento dispensado a Basazábal por la ciudad de San Felipe "fue una reunión muda en el parabién y muda para el ofrecimiento, y el recipiendario sólo vio allí una cara amiga: la del factor Olasiregui, su paisano vasco y en cierta manera su único aliado para la empresa de meter en cintura a los desviados coloniales sanfelipeños" (172).

Llegado Basazábal el día 1° de diciembre, todo ese mes trancurrió con el hervor de una conspiración sorda que no buscaba sino pretextos para manifestarse. Los dio la conducta imprudente de Basazábal y, en la madrugada del 4 del siguiente enero, estallaba el motín al cual, renovando los tiempos de Andresote, los marinos holandeses, con su cuenta y razón, acudían a prestar fomento, y a la voz de "abajo los vascos", es decir, "fuera el control comercial", se inició la sublevación que puso a la pequeña ciudad en conmoción.

Basazábal hubo de huir a la misión de San Javier y, de allí, más tarde, a Puerto Cabello. "La ciudad, transformada en una "República de Su Majestad", como decían los capitulares, pudo a sus anchas dedicarse al comercio con los holandeses... Los agentes de la Guipuzcoana se cruzaron de brazos. El contrabando resurgió ms fuerte que nunca. Puerto Cabello no podía hacer nada, pues los navios ingleses y muchos holandeses, izando el pabellón de Su Majestad británica, se paseaban tranquilos por los desembarcaderos de la boca del Yaracuy" (173).

Del desarrollo de la sublevación, del sentido y alcance de de la misma en la ciudad de San Felipe, donde la gente, al-

(171)   Acta del Cabildo del 1 de diciembre de 1741.

(172)   León TrujiUo, Ídem. pág. 29.

(1T3)   Ledn TrujiUo, op. cit.

En esta pacificada San Felipe pasó, a sustituir a Olasi-regui, su paisano don José de Tellería. De él tenemos noticias por un expediente (1751 en el que, sobre todo, nos interesa el inventario que de su hacienda de Corepano fue hecho el 3 de mayo de 1755, muerto ya Tellería.

No fueron pocos ni menguados los bienes que quedaron "por fin y muerte" de don José. La citada hacienda de Corepano contaba con una casa de vivienda de 29 varas, con sus dos corredores cubiertos de palma real, con tres cuartos, dos puertas de dos alas y cinco de una, todas de madera de cedro, nuevas y cinco ventanas de reja". Había también, una capilla de quince varas de largo, cubierta de palma real, con su sacristía, y dos ventanas de reja y su puerta de dos alas de madera de cedro, todo nuevo". Con todos sus accesorios, desde el cuadro de San Francisco Xavier, quien, como paisano de Tellería, presidía la capilla, hasta un confesionario, sin olvidar los sagrados vasos y ornamentos.

La hacienda era "de cacao de tempero", con 14.986 árboles frutales y a su servicio estaban 33 negros, cuyos nombres y condiciones se detallan en el inventario.

Parece que don José gustaba de vivir a lo principal. Amueblaban la vivienda "una cama de cedro con sus barandillas torneadas de Gatiado"; una mesa grande de cedro nueva; sillas, taburetes, etc. Sin que faltase "un armero de cedro nuevo", en el que lucían "dos pares de pistolas, unas españolas, otras extranjeras, una escopeta, dos tercerolas, una espada buena y un sable con su guarnición de plata bueno". Un Santo Cristo de bronce, cuadros de la Inmaculada Concepción y San José, otro de San Vicente Ferrer y otro de San Francisco Xavier decoraban la estancia, en la que podía verse "un escritorio con ocho gavetas pequeñas y dos grandes, con sus manillitas de plata, con su llave y cerradura".

(175)   A.G.N. Real Compañía Guipuzcoana. T. XXIV, f. 195 y siguientes

borotada, gritaba, según un testigo presencial: "No queremos a los vizcaínos, sino españoles" (174); de las disposiciones militares y políticas que hubo de tomar el gobernador Zu-loaga para aplastar la conspiración que, para abril del mismo año podía darse ya por fenecida y de las demás medidas adoptadas hasta conseguir la total pacificación, puede informarse el curioso lector en la excelente monografía de León Trujillo, tantas veces citado.

Diremos, por nuestra parte, que una de las principales características de esta rebelión de San Felipe es la de carecer de caudillo epónimo. No hay en ella un Andresote o un Juan Francisco de León, que polaricen alrededor de su persona, la impetuosa corriente de la rebeldía popular. Quizá, ésta fue una de las causas por las que esta sublevación dejó tras de sí una menor cosecha de perdurables rencores; quizá, a ésto contribuyeron también la prudencia del gobernador Zuloaga, quien si, en principio, pidió al Rey que castigara a la rebelde ciudad a perder este título, convirtiéndola en una simple población gobernada por un Teniente Justicia; lo cierto es que, cuando ello le fue discrecionalmente concedido, no hizo uso de sus facultades, atendiendo a los dictados de la razón, a la inspiración de una sabia política, y, quizá, por una vez al menos, a la tradicional veneración que, a fuer de vasco, debía sentir hacia las libertades municipales.

Fuera de ello lo que fuese, el hecho es que, pese a los antecedentes aquí relatados, la paz y la disciplina volvieron y se asentaron de tal modo en San Felipe que, cuando ocho años después, Juan Francisco de León levantaba a la Provincia contra la Compañía Ouipuzcoana, la ciudad de San Felipe se abstuvo de la revuelta y aún manifestó su adhesión a los guipuzcoanos, según éstos, en su célebre "Manifiesto" de 1749 lo hacen constar.

(174)   León Triijillo, ídem. pág. 68

Nos habla también el inventario de "dos baúles grande» y dentro de ellos colgaduras de cama" y no omite las "casacas negra, griseta y de gorgueran", ni los calzones negros, de gorgueran, de Morocoy, de grana con botones de oro, y de terciopelo azul", que pertenecían a Tellería. La relación de joyas es también prolija: desde el cofrecito de carey con llave y cerradura de plata y engastada en lo mismo dentro de él un restrillo de oro y esmeraldas". "Otro cofre mas grande de madera aforrado en plata con cerradura y llave de lo mismo y dentro de él, un canutillo con cinco sortijas de oro y esmeraldas". Y, siguen los zarcillos de oro y esmeraldas y los peines de oro, y las rosas de oro esmaltadas de perlas y esmeraldas", y las "dos manillas de perlas con doce hebras cada una y sus broches esmaltados de perlas". Un Agnus con un "Lignum Crucis guarnecido de oro", y sigue la relación que, por un momento, nos llama al recuerdo de aquellas palabras que por los mismos años (1754) estampaba, en su "Corografía de Guipúzcoa", el célebre Padre Larramendi en el capítulo referente a la Real Compañía: "Los factores sí que se han hecho increíblemente ricos, y se ve por los efectos ; y como sea sin perjuicio de la Compañía y de sus interesados, y sin infidelidad a sus obligaciones ni a la confianza que se ha hecho de ellos, háganse enhorabuena ricos y más ricos, pues no van tan allá por esos mares y peligros a quedar o volver pobres, desventurados y arietes, y a practicar ellos solos, los consejos evangélicos entre cuantos pasan a las ludias, y no van a practicar la pobreza y despego de los bienes de la tierra; y pienso que este mi juicio, no es temerario. Ni los que muerden esta fortuna de los factores, con tan maligno diente, siguieran otro camino de perfección, enviados allá como como factores. Oh) que han practicado mu trampas y picardías y comercios ilícitos! Eso es menester probarlo; y es lo que le toca a la Compañía: y no habiendo pruebas, es temeridad y envidia hacer unos juicios tan ofensivos".

Pero, la verdad es que el Factor Tellería no había muerto rico, sino alcanzado con la Compañía en una deuda que mon- 1 taba a once mil trescientos treinta y cinco pesos, y la hacienda de Corepano con todo lo allí acumulado —"que todo

esto se trajo de San Felipe", según reza el inventario—, es avaluado en la cantidad de nueve mil quinientos noventa y cuatro pesos, es decir, casi exactamente la misma cantidad —9.340 pesos—, que sabemos había llevado como dote su esposa, doña Mariana Chirinos.

Pero vayamos a lo que nos interesa. En ías diversas gavetas del escritorio del Factor Tellería hay cosas de interés. Comenzando por "un quaderno rotulado "Información hecha en San Felipe sobre el oficio de Factor", que, seguramente, tiene que ver con los hechos relatados al comienzo de este capítulo, podemos ver "dos libros grandes de la Compañía"; cartas y "una petaca grande llena de papeles", y en otra gaveta papeles que contienen cuentas con su paisano don Miguel de Olondo. Y en otra gaveta, otro cuaderno "de información de Genealogía de los Chirinos", y aún otro en que están asentados los bautismos de los hijos.

Nuestro Factor se ha sentado hoy en su escritorio, que en estas plácidas horas nocturnas iluminan, tal vez, dos can-deleros de plata de esos, que aparecen también registrados en el inventario. Son las horas propicias al tranquilo placer de la lectura, a que don José se entrega en su pequeña biblioteca. Tal vez apacienta su espíritu con los "Cinco libros de la Madre Agreda", la mística doctora María Coronel Arana, consejera de aquel Felipe IV que, al parecer, no supo aprovechar mucho de sus avisos. Otras veces son las páginas del "Coronicón Christiano" con su sabor de fe recia y un tanto ingenua. La "Vida de San Clemente Octabo" y la "Historia Pontifical" parecerían denotar en su asiduo lector don José de Tellería, una decidida adhesión a la sede vaticana que, ciertamente, no haría sino acrecentarse con la lectura de aquel otro libro de la "Vida de San Ignacio", cuyo autor no se especifica, pero en el que, indudablemente, el Factor conjugaba las religiosas tendencias de su espíritu, con su admiración y afecto hacia su paisano, el coloso de Loyola. El sabor de la tierra natal, con el recuerdo de sus verdes campos, blancos caseríos y cuadradas torres infanzonas, lo bebía don

José en "un libro de hidalguía de la Provincia de Guipúzcoa" al que servía de complemento, el de "Franquezas y libertades de Vizcaya, Los Fueros de Vizcaya", en cuya inmortal recopilación, archivo de la más pura y antigua democracia, su espíritu vasco continuaba alimentándose.

Había también horas para la lectura amena, como la que le ofrecían las "Epístolas familiares" de Fray Antonio de Guevara, en que éste, retórico predicador y cronista del César, gusta, sin importársele demasiado de la verdad histórica, y a través de una rica variedad de temas, de los juegos de palabras y la fácil música de la similicadencia. Y tenia también, para las horas furtivas, "otro libro de la vida de Solís" y otros "dos libros de novelas", con los que su imaginación, libre de trabas, volaba lejos, muy lejos de los campos sanfelipeños. En compensación, "tres tomos de la Recopilación de Indias", ponían sobre el escritorio la gravedad de su presencia.

Estos son algunos de los libros, que el Factor de la Real Compañía Guipuzcoana leía en San Felipe, allá por los años de 1750. Decimos algunos porque, aunque en el inventario que nos ha guiado, no se citan más, la misma variedad de la pequeña colección examinada, autoriza a pensar, que no serían los únicos en componer el acervo cultural del factol de San Felipe.

3.   El Capitán Urrutia.

Con mucho gusto trascribimos del excelente estudio sobre las "Bibliotecas coloniales de Venezuela", del buen amigo y notable Investigador y escritor Prof. Manuel Pérez Vila, la lista de libros propiedad del Capitán de Navio don Antonio de Urrutia, uno de los cuatro Comisarios de Expedición de Limites encabezada por don José de Iturríaga. (176).

(176)    A. G. N. Real Hacienda, t. 424, ff. 98-99.

Papelera forrada de baqueta, con:

Tres tomos Cartas Eruditas de Feijóo.

Dos idem Demostración Crítica.

Diez ídem Theatro Critico.

Nueve ídem Compendio Matemático por Tosca.

Cinco ídem Descripción de Indias por Herrera.

Cinco idem Viaje de la América, por don Jorge Juan y Ulloa.

Uno idem García, Origen de los Indios,

Uno idem, Arte de la Navegación.

Seis idem Historia Antigua por Mr. Rolin (sic).

Dos idem Consejo de Sabiduría.

Cuatro idem Monarquía Hebrea.

Uno idem Cosmographia.

Uno idem Pensamientos Christianos.

Uno idem de Artillería.

Dos idem Ordenanzas de Marina.

Dos idem Orinoco ilustrado.

Dos idem Comentarios de las Guerras de España.

Cinco idem de la Madre Agreda.

Dos idem Aventuras de Telémaco.

Uno idem Marco Aurelio.

Uno idem Escuela de Daniel.

Uno idem Philosofía Moral de Thesauro.

Uno idem historia de Amazonas.

Uno idem Arte de Cartas.

Uno idem Arte de Navegación.

Un librito Explicación de los Elementos Geométricos.

Uno, Explicación en francés del Quartier de reducción esphérico (sic).

Uno Explicación abreviada de los Elementos de Euclides.

Uno Cosmographia Náutica.

Uno Gramática en francés.

Uno Trigonometría aplicada a la Navegación, por Cedillo,

Uno Adiciones de Gramática Francesa.

Uno Ramillete de varias Flores y Compendio de los sucesos de Europa.

Uno Señales de reconocimiento.

Uno Geometría Militar, con las Tablas Plimétricas.

Uno de a folio de Fortificación.

Estimamos que la precedente relación dice bastante de los gustos y formación cultural de Urrutia, de quien tuvimos ocasión de hablar en el capítulo consagrado a don José de Iturriaga, y nos lo hace ver a una luz muy distinta de la proyectada sobre él por la mala voluntad de Alvarado.

4.    El Director Iturriaga.

En el Registro Principal (177) puede verse un expediente sobre los "Autos formados sobre las almonedas de los bienes del Sr. José de Iturriaga, a pedimento de sus albaceas don Antonio de Egaña y don Francisco Guasche". Comienzan dichos autos con las siguientes líneas que nos complacemos en copiar porque hablan ellas, más alto que ningún ditirambo, sobre la probidad de aquel guipuzcoano que, como vimos, tan altos puestos ocupó en la Compañía y fuera de ella: "Relación de las partidas que, como albaceas del difunto don José de Iturriaga encontramos entre sus bienes en el inventario de ellos, y se hallan unas absolutamente despreciables y otras de servicio sólo para pobres por no corresponder a la decencia del difunto ni a la pena de que se avalúen...". Diremos, en efecto, que el producto total de las cuatro almonedas realizadas, tras los correspondientes avalúos de los maestros de sastre Juan José Parían y Pablo Cordero; el maestro carpintero Juan Custodio Céspedes; el maestro platero Andrés Pan-toja; el maestro relojero Crisóstomo López y el librero Bartolomé Riesgo, dio la suma de mil setecientos sesenta y cuatro pesos.

Copiamos el avalúo de los libros que se hallaron en los baúles del difunto y que nos hablan del azpeitiano en los Ejercicios de su paisano, el santo de Loyola; del marino en los tomos de Jorge Juan y Ulloa, la Astronomía de Alerpis, etc.; del hombre de la Guipuzcoana en el "Libro Historial de la Compañía de Caracas", la Teoría y Práctica del Comercio, de su compatriota Ustáriz y los tres tomos del Diccionario

(177)   Registro Principal. Testamentarías, año 1768, tomo H. I. M.

Universal de Comercio; el asomado a la cultura de Europa, en sus gramáticas francesa e inglesa, y, finalmente, la indispensable compañía para un hombre de su tiempo, con preocupaciones por la literatura de tendencias científicas: las Cartas y el Teatro Crítico del Padre Feíjóo.

"Avalúo que yo, Don Bartolomé Riesgo de los Monteros de Espinosa, hago de nombramiento de D. Antonio de Egaña y D. Francisco Guasch, albaceas que son del difunto jefe de Escuadra D. José de Iturriaga, a saber, de la forma siguiente:

Nueve tomos en pergamino y octavo del Teatro Crítico del Reverendísimo Padre Feyjóo.

Cuatro tomos Ídem Cartas Eruditas del mismo Padre Feyjóo.,

Un tomito en idem Apología del Teatro Crítico por el dicho Padre Feyjóo.

Otro tomito en idem Repulsa por el mismo Padre Feyjóo al Padre Soto Mame.

Dos tomos en id. Demostración del Teatro Crítico por el R. P. Sarmiento.

Avalúo estos diez y siete tomos que componen una

obra en 18 pesos 

Ocho tomos en id. del Teatro Crítico por el mismo Padre Feyjóo y les falta el primer tomo.

Tres tomos más en idem de Cartas Eruditas del mismo Padre Feyjóo y les falta el cuarto tomo.

Un tomo en idem Apología del Teatro Crítico por el mismo Padre Feyjóo.

Otro tomito en id. Repulsa por el mismo Padre Feyjóo al Padre Soto Mame.

Dos tomos en id. Demostración del Teatro Crítico por el Padre Sarmiento.

Avalúo estos quince tomos en catorce pesos por el

uso y fallas que tienen 

Un tomo en folio y pergamino con sus láminas. Su título Relación del viaje a América Meridional por D. Jorge Juan y D. Antonio de Ulloa, lo avalúo en veinte reales 

Otro tomo en folio y pergamino con sus láminas. Su título Observaciones Astonómicas y Físicas en el Perú por los mismos señores D. Jorge Juan y D. Antonio de Ulloa el cual lo avalúo en tres pesos 

Un tomo en pasta y folio menor Movimientos Celestes de Efemérides, bueno, lo avalúo en tres pesos 

Un tomo en pasta y folio menor de Astronomía  3

por Monsieur Alerpis, lo avalúo en tres pesos 3

Un cuaderno en pasta y folio menor que contiene copia de la Real Cédula de S. M. para el establecimiento de la Compañía de la Habana, el que lo pongo en ocho reales ................. 1,—

Un tomo en pasta y octavo Historia de las Amazonas en idioma francés el que lo pongo en diez reales por estar algo ajado ................. 1,2

Un tomo en pasta y dorado Examen de Conciencia y ejercicios en idioma francés y latino,, el que lo pongo en ocho reales ................. 1,

Un tomito en pergamino y dorado, su autor D. Juan

Bona, el que lo pongo en cuatro reales ...... ,4

Un tomo en octavo y pasta gramática francesa el que lo pongo en seis reales por estar muy mal tratado . ,6

Un tomo en ídem gramática inglesa, el que lo pongo en seis reales por estar muy mal tratado ,6

Un tomo en pasta y octavo Historia del Imperio francés, el que ío pongo en ocho reales por estar mal tratado y le falta la primera parte ... 1,—

Un tomo en pasta y octavo Arte de Nebrija, le pongo en cuatro reales por estar muy maltratado ,4

Un tomo en pasta y marca mayor Arte de tornear, en francés, con sus láminas, al que le pongo en seis pesos por su estado 

Un libro muy viejo con seis Cartas de marear, le pongo en seis pesos por su estado ........... 6,—

Un tomo en octavo y pergamino Capuchino retirado, le pongo en 8 reales ..................... 1,—

Un tomito en pergamino Manual de Ejercicios por el Padre Villacastin, le pongo en cinco reales por estar muy ajado 5

Un tomito en pergamino y octavo Práctica de Ejercicios Espirituales de San Ignacio, le pongo en cuatro reales ,4

Un tomo en pergamino y folio Teoría y Práctica del Comercio por el Sr. Ustáriz, le pongo en dos pesos por estar algo maltratado   2,—

Un tomo en pergamino y folio Establecimiento del Orden de Santiago, le pongo en dos pesos 2,—

Nueve tomos en pergamino y octavo Compendio Matemáticas de Tosca, usados pero bien tratados, lo pongo en diez y seis pesos    16,—

Tres tomos en folio y pasta Diccionario Universal del Comercio en idioma francés, los cuales los pongo en diez y ocho pesos ,—

Seis tomos en pasta y folio menor Maquinas, en francés, con sus láminas, los cuales los pongo en veinte y dos pesos por estar algo picados 22,—

Un tomo en pasta y folio menor Arquitectura hidráulica, en francés, con sus láminas, el cual le pongo en seis pesos 6,—

Un tomo en pasta y folio Tratado de Construcción, con sus láminas, en francés, el cual lo pongo en tres pesos por estar usado 3,—

Un tomito en pasta y octavo Observaciones hechas por Monsieur Condelamina <sic), en el Perú, el cual lo pongo en ocho reales por estar muy usado 1,—

Un tomito en pasta y cuarto, su título Libro Historial de la Compañía de Caracas, el cual lo pongo en ocho reales 1,—

Tres tomitos en pasta y diez y seis, Oficio parvo de Nuestra Señora, dividido en los tres tomitos, los cuales los pongo en veinte reales por el trato que tiene el un tomo 2,4

cuanto ésta puede ser reflejada por sus ropas y demás efectos, que en el catálogo aparecen, y, sobre; todo, y es lo que & nosotros especialmente nos interesa, por la colección de libros relacionados en el dicho inventario. No nos detendremos mucho en este capítulo porque, contrariamente a los demás todos sobre materia no explorada, nos encontramos con que ya el contenido bibliográfico de este inventario, fue examinado por el brillante escritor Ramón de Basterra en su conocida obra "Los navios de la Ilustración". Pero no dejaremos, sin embargo, de hacer un breve análisis de esos libros, ya que su contenido viene a constituir algo así, como un anillo en la cadena formada por los que en los anteriores capítulos hemos estudiado y aquéllos que han de seguirle.

Piremos, en primer lugar, que ofrece esta colección, con respecto a la extensa del Inventario de 1749 y a la pequeña del Factor Tellerla, una característica especial y es, la vertical caída de la preponderancia de las obras religiosas que hasta ahora hemos visto. En efecto, sólo cuatro o cinco libros de carácter religioso, se registran entre las treinta y cinco obras que formaban la biblioteca del empleado de la factoría de Puerto Cabello: "Cronicón de Cristiano", "Armónica vida de Santa Teresa en poesía", "Discurso teológico" y Jacobo de Miseno.

El predominio lo llevan aquí las obras francesas. Empezando por un "Diccionario español-francés" (dos tomos) y siguiendo por clásicos como Moliere y La Fontaine, nos encontramos con obras como la del caballero Folard (y no Rolando como leyó Basterra), con su "Comentarios de la Historia de Polibio"; los "Caracteres" de Teofrasto, la "Historia del mundo", de Lazam, otra también en francés sobre "Teoría y práctica del Comercio", y, finalmente, éstas que se acercan más a la Ilustración, como "Entretenimiento sobre la pluralidad de los mundos", de Fontanelle, cinco tomos de la "Historia antigua", del jansenista Rollin y, para terminar, la "Historia de Carlos XII", de Voltaire. No gran cosa todo ello para extraer conclusiones definitivas, pero sí lo bastante para darnos una idea de hacia donde iban las corrientes espirituales de La Torre

cuanto ésta puede ser reflejada por sus ropas y demás efectos, que en el catálogo aparecen, y, sobre; todo, y es lo que & nosotros especialmente nos interesa, por la colección de libros relacionados en el dicho inventario. No nos detendremos mucho en este capítulo porque, contrariamente a los demás todos sobre materia no explorada, nos encontramos con que ya el contenido bibliográfico de este inventario, fue examinado por el brillante escritor Ramón de Basterra en su conocida obra "Los navios de la Ilustración". Pero no dejaremos, sin embargo, de hacer un breve análisis de esos libros, ya que su contenido viene a constituir algo así, como un anillo en la cadena formada por los que en los anteriores capítulos hemos estudiado y aquéllos que han de seguirle.

Piremos, en primer lugar, que ofrece esta colección, con respecto a la extensa del Inventario de 1749 y a la pequeña del Factor Tellerla, una característica especial y es, la vertical caída de la preponderancia de las obras religiosas que hasta ahora hemos visto. En efecto, sólo cuatro o cinco libros de carácter religioso, se registran entre las treinta y cinco obras que formaban la biblioteca del empleado de la factoría de Puerto Cabello: "Cronicón de Cristiano", "Armónica vida de Santa Teresa en poesía", "Discurso teológico" y Jacobo de Miseno.

El predominio lo llevan aquí las obras francesas. Empezando por un "Diccionario español-francés" (dos tomos) y siguiendo por clásicos como Moliere y La Fontaine, nos encontramos con obras como la del caballero Folard (y no Rolando como leyó Basterra), con su "Comentarios de la Historia de Polibio"; los "Caracteres" de Teofrasto, la "Historia del mundo", de Lazam, otra también en francés sobre "Teoría y práctica del Comercio", y, finalmente, éstas que se acercan más a la Ilustración, como "Entretenimiento sobre la pluralidad de los mundos", de Fontanelle, cinco tomos de la "Historia antigua", del jansenista Rollin y, para terminar, la "Historia de Carlos XII", de Voltaire. No gran cosa todo ello para extraer conclusiones definitivas, pero sí lo bastante para darnos una idea de hacia donde iban las corrientes espirituales de La Torre.

No faltan en la colección las obras venezolanas representadas por el "Orinoco ilustrado" de Gumilla y la "Historia de la conquista de la Provincia de Venezuela", ni tampoco el pequeño tributo de devoción a la tierra guipuzcoana y vasca representado por los dos tomos del "Diccionario Trilingüe" (vasco-español-latín), del Padre Larramendl.

Entre las que pudiéramos llamar obras varias, tenemos la "Lógica moderna o arte de hablar la verdad", "El espíritu de Séneca y sus grandes pensamientos", la "Philosophia séptica", "Historia de los dioses", "Pompa festiva", "La juventud triunfante" y los "Comentarios del Marqués de San Felipe".

Los clásicos castellanos están representados por Calderón (tomos tercero y sexto), Solís (un tomo), y otros como Soto "Al Maestro cuchillada", "Historia de España" (dos tomos sin nombre de autor-, etc. Es de interés señalar el libro "Tratado de la regalía de la amortización", del conde Cam-pomanes, tanto por la significación ideológica del autor, como porque editada, como sabemos, por primera vez en Madrid en 1765, ya estaba, por lo menos en 1768, en Venezuela.

Finalmente, para acercarnos mas al espíritu de don Manuel María de la Torre, no podemos perder de vista otros libros como la "Poética" de Ulloa, la "Traducción poética castellana" o el tomo de "Varios elocuentes libros reducidos en uno de varios autores", y aquella nota, no sabemos bien si cáustica o ingenua con que termina la relación: "Varios papeles de poesía manuscriptos e impresos que por insustanciales se omite explicarlos". Y que se entregaron, como todos los demás efectos, al depositario don Pedro de Iturrieta, dependiente, a la sazón/ en la factoría guipuzcoana de Puerto Cabello.

El Factor Uranga.

El año de 1770 fallecía en Caracas, el Factor Principal de la Real Compañía Guipuzcoana don Agustín Ignacio de

Uranga, "natural de la villa de Azpeitia" —como Iturriaga, como Amenabar...—, "hijo legítimo de legítimo matrimonio de don Pedro Ignacio de Uranga y doña María Clara de Beristain naturales que fueron de dicha villa".

Había ejercido durante varios años la suprema dirección de la Compañía en Venezuela y, como otros que antes y después de él ocuparon dicho puesto directivo —Olabarriaga, Goicoechea, Amenabar...—, moría, en el ejercicio del mismo, en su patria de adopción, disponiendo, entre otras cosas, que su cuerpo fuese sepultado en la Santa Iglesia Catedral "en lugar decente".

Una cosa nos interesa sobre todas al examinar el inventario de sus bienes; la relación de los libros que deja, que es la que sigue:

Seis libros de a folio Diccionario español.

Diez dichos en pasta, de a folio, Diccionario español de Moreri.

Seis tomos de la Recopilación de Indias. Dos tomos de a folio "El Cantero de Monserrate. Fr. José

de San Benito". Uno dicho Autos acordados. Quince libros en cuarto Historia Sagrada. Once dichos en cuarto, obra de Torres. Tres tomos en cuarto, por don Nicolás de la Barre. Un tomo en octavo. Sales, Vida Devota. Otro dicho en octavo Librería de Jueces. Un librito en octavo titulado Arte de Cartas. Un librito en octavo, Filosofía Moral. Cinco en cuarto de pasta. Historia de las variaciones de

las iglesias protestantes. Dos cuadernos, Instrucción pastoral por el Arzobispo de París.

Dos libros en octavo, Torrubia, Ejercicios de San Ignacio. Once libritos en octavo, Bula de la Santa Cruzada. Otro dicho en octavo, Oráculo de Europa. Un librito titulado Cartas de un padre de familia.

Otro dicho titulado Correo General. Tres tomos de a folio Mística Ciudad de Dios. Otro dicho muy maltratado y roto, Teórica y practica del comercio.

Eso es todo. Poco mas de ochenta volúmenes, entre los cuales, los de carácter religioso con los Ejercicios de su gigante paisano al frente, se llevan la primacía; con ellos, algunos de los que su cargo le imponía, como la Recopilación de Indias y otros que debía de haber consultado muchas veces, como el de su compatriota Ustariz (Teórica y Práctica del Comercio). Eso es todo lo que sabemos que dejó en su biblioteca el Factor don Agustín Ignacio de Uranga, según se puede ver en los papeles de su testamentaría que constan en el tomo U del año 1770, sección Testamentarías del Registro Principal de Caracas.

6.   El Cabo a guerra Aguínagalde.

Según declaración que firma, en el valle de Santa Clara de Choroní "en doze días del mes henero de mil setecientos setenta y un año Dn. Juan Baupta. de Eguiño, Correxidor Tht. Justicia Mayor, Cavo principal a guerra de este dho. valle y su distrito", el día once de noviembre del año próximo pasado de mil setecientos y setenta, se había traído del valle de Chuao a la playa del Puerto de éste a D. Xavier de Agulnagalde, Cavo a Guerra de dicho valle del Chuao "gravemente herido de un lanzazo que le atravesaba el cuerpo".

No sabemos más detalles del suceso. Y apenas mas de la vida de Aguínagalde, "Cavo a guerra y Juez de Comisos del valle de Chuao y su jurisdicción natural", sino lo que nos dice el testamento de aquel dicho día, once de noviembre de mil setecientos setenta hubo de otorgar "con una herida mortal de que me siento gravemente enfermo, pero en todo mi acuerdo, juicio y entendimiento natural".

Sabemos, por dicho testamente, que don Xavier de Aguinagalde era natural de la villa de Azpeitia, en la provincia de Guipúzcoa, hijo legítimo de don Francisco Xavier de Aguí-nagalde y de doña María Ignacia de Oserein, ambos vecinos de la dicha villa guipuzcoana.

Por el mismo instrumento, nos informamos de que Aguinagalde dejaba diversos bienes a cargo de su amigo, don Francisco de Iburusteta; bienes que se detallan en el inventario adjunto al citado testamento (178).

Poco nos pueden interesar en el tal inventario, ni las dos casas, "la una de bahareque y de cogollo y bahareque sencillo", la otra, por las que se dieron como precio" al Thte. antecesor On. Pedro Balerri la cantidad de trescientos y cuarenta y dos pesos"; ni los muebles, ropas y efectos comunes que a continuación se detallan. Pero, hay algo que llama de inmediato nuestra atención: la relación de los libros que componían, al parecer, la pequeña biblioteca de Aguinagalde y que son los que siguen:

"Doce tomos de las obras de Feixoo".

"Una Curia Philipica".

"Uno de Kempis en octabo".

"Uno de Belarmino".

"Uno Ejercicios de San Ignacio".

"Uno Historia Antigua de ¿Lipsio?".

"Uno Ei Pecador sin causa".

"Uno vida del Principe Eugenio".

Esto es todo. Muy poca cosa, pero que no hemos de dejar sin constancia. Con la "Curia Philipica", libro de consulta en sus funciones, y las pocas obras de devoción, entre las que Aguinagalde vemos poseía los célebres "Ejercicios" de su ilustre paisano, lo más notable es la colección de Feijóo cuyas obras, una vez más, volvemos a encontrar haciéndonos ver la amplia difusión que el pensamiento progresista del sabio benedictino gallego, debió de tener entre los lectores venezolanos, por los años de la Compañía Guipuzcoana.

(178)   A. G. N. Archivo de Aragua, t IV, ff. 159-170.

7.   Una certificación.

Sabemos que con la primera expedición de la Compañía Guipuzcoana, integrada por las fragatas de cuarenta cañones "San Ignacio" y "San Joaquín" y la "Galera Guipuacoa-na", que zarparon del puerto de Pasajes el 15 de julio de 1730, llegaron a Venezuela, entre los 564 fardos, 237 cajones y barriles y cesticos del cargamento total que se enumeran, 26 cajones de libros, como contribución que, desde su primer viaje, hacía la empresa a la causa de la cultura venezolana (179).

(178)   A. G. N. Archivo de Aragua, t IV, ff. 159-170.

Hemos visto luego que, en los inventarios formados en los almacenes de la Compañía a raíz de la rebelión de Juan Francisco de León, el año 1749, el referente a los libros se hace en base a los cajones que, cargados de ellos, allí están depositados.

Pero después, en los treinta y tantos años siguientes en que la Compañía sigue desarrollando sus actividades en tierra venezolana, las referencias a la importación por la Guipuzcoana del primordial elemento de cultura que el libro constituye, han escapado por completo a todas nuestras afanosas investigaciones en el Archivo General de la Nación, a través de la sección de la citada Compañía, como de todas las demás en que, repetidamente, y en casi todas ellas a fondo, hemos indagado. Ni una factura, ni un recibo, ni el más mínimo papel, en fin, que nos hablara o diera alguna luz sobre punto de tanto interés para nosotros y para cualquiera que, siquiera de lejos, se haya interesado sobre los afanes de los "Navios de la Ilustración", como la intuición de Ramón de Basterra dio en llamar a los barcos de la Compañía.

(179)    A. G. N. "Diversos". T. XIV, H. 283-96.

Pero la casualidad que, del modo más inesperado, viene, a veces, a premiar los esfuerzos, al parecer, vanamente realizados, hizo que recientemente, examinando, para bien distintos propósitos, en el Registro Principal de esta ciudad, en la Sección "Escribanías" el tomo 1, correspondiente al año 1705, paráramos la atención en unos cuantos folios cosidos que, al principio y al fin de dicho tomo, estaban puestos como guardas del mismo. Nuestra curiosidad se aguzó al ver que se trataba de folios correspondientes a las actividades de la Guipuzcoana y nuestra satisfacción quedó colmada al descubrir el folio que textualmente copiamos a continuación:

 "Certificación.

Don José Manuel de los Reyes, vecino y escribano público de los de número de esta ciudad de caracas, en el mejor modo que por derecho puedo y debo, certifico, para donde convenga y a los señores que la presente viesen, como habiéndose abierto veinte y dos cajones de libros que condujo el navio "San Francisco Xabier" de la Real Compañía Guipuzcoana, en su primero viaje, se encontraron de menos en ellos los siguientes:

Primeramente, un juego de Dominicas, de Murcia,

Ocho tomos Vida Cristiana. Uno dicho Despertador del Alma. Uno dicho Luz de la Fe y de la Ley. Dos tomos Trabajos de María Santísima. Uno dicho Camino Real de la Cruz. Cinco tomos en pergamino Camino Real del Cielo.

Cinco dichos Ortografía de la Lengua Castellana.

Dos docenas Novenas de San José. Un Juego Murillo, Derecho Canónico. Dos dichos, Plorez, Reinas Católicas. Cuatro tomos idem, Clave Historial. Uno y medio juegos Castro, Errores del derecho, falta en él trunco el tomo primero.

Dos tomos Ejercidos Cotidianos, con laminas finas con manecillas. Un tomo en pergamino Tributo Sagrado. Catorce dichos Suma, de Pipiara. Un tomo Casos Raros. Tres dichos, Guia del Cielo y Llave de oro. Tres dichos, Sermones Panegíricos en las dichas obras completas de Sefieri. Un juego completo de las obras de San Francisco de Sales.

Dos tomos Fábulas de Esopo en castellano. Uno dicho Finezas de Jesús, Uno dicho Velasquez, In leges Taurl.

Y en la propia forma, certifico haberse hallado entre dichos libros de más de los contenidos en la factura, los siguientes :

Primeramente, un tomo de Sales, Vida Devota.

Dos de Bourdaloue, Retiro. Tres tomos Señeri, Confesor y Penitente. Diez y ocho intitulados Cuaresma y Semana Santa.

En castellano, del tamaño de las novenas de San José entre los cuales se hallaron, encuadernados en papel, los siguientes :

Dos tomos, primero y segundo, Vida de Sor Juana Francisca Fremot de Chanta!.

Y para que conste, de pedimento de Martín de Goico-echea, Factor General de dicha Compañía, doy la presente que firmo en Caracas y en once de julio de mil setecientos sesenta y nueve.

José Manuel de los Reyes,

Escribano público".

Por sí esto fuera poco, en otro folio, cosido como el anterior junto con otros, como guarda de los del tomo 4 del año 1707 de la misma Sección de Escribanías, hallamos, con fecha esta vez de 6 de Agosto de 1757, una '"Nota de los efectos que en el inventario se encontraron con avería y avalúo que de éstos han hecho don Bartolomé Méndez y don Andrés Peña", en cuya nota y con referencia al navio "San José" de la R.C.G. vemos se detallan, entre otros efectos de su carga, los siguientes:

"Un juego de breviarios y dos misales maltratados, a

16 pesos. "Un Ritual maltratado, a 4 pesos.

Y en el navio "Santa Ana" de la misma Compañía:

"13 libros 'Historia del pueblo de Dios, incluso tras del establecimiento de la Iglesia, 16 pesos."

Poca cosa todo ello, pero, sin duda, lo suficiente para asegurarnos de que los envíos de libros a través de los navios de la Guipuzcoana, eran mercadería corriente y sobre la cual hemos de hacer las siguientes puntualizaciones:

En primer lugar que, cualquiera que tenga noticia de los libros que de ordinario integraban las bibliotecas familiares del Caracas del siglo XVIII, puede comprobar que los que en esa certificación se citan son todos o casi todos ellos de los que en aquellas aparecen, es decir, que llegaban a los hogares caraqueños después de haber viajado en los panzudos navios de la Compañía.

En segundo término, y por lo que se refiere a las faltas y sobras que, según la correspondiente factura, dicese se advierten, ¿se trata, como muy bien puede ser, de descuidos o fallas naturales en el curso corriente de los negocios, o sería permitido pensar que nos hallamos ante uno de tantos casos de sustitución de los libros de títulos piadosos por aquellos otros que las corrientes de la Ilustración hacían entrar de contrabando en los envíos de la Guipuzcoana

8.    El Arancel de Maracaibo.

Cuando, el año 1779, estalló de nuevo la guerra con Inglaterra, ordenó el rey de España, atendiendo a que la Real Compañía Guipuzcoana "no debe suspender el giro de su comercio, por estar obligada a proveer de lo necesario a las Provincias e Islas de su concesión, y a sacar todos los frutos que respectivamente producen; a los indispensables mayores gastos que en estas circunstancias se le recrecen con motivo de tener que aumentar en sus navios mayor fuerza de gente y armas, para atender a su propia defensa; y a los riesgos que se le aumentan por el peligro de ser atacados, y aún apresados por corsarios o navios de guerra ingleses, teniendo que correrlos por sí, o pagar por los seguros que haga crecidos intereses", atendiendo a todo esto, prosigue la Real Orden, "ha venido S.M. en concederle su Real permiso para que pueda subir el precio del cacao de Caracas, desde quarenta pesos a que expendía al público la fanega en los almacenes principales que tiene en el Reyno, antes de que comenzasen las hostilidades entre España e Inglaterra, hasta quarenta y seis pesos la misma fanega mientras duren éstas; y que en los mismos términos pueda, desde luego, hacer en las ventas de los géneros y efectos que conduzca bajo de registro de España a las Provincias e Islas de su cargo, aquellos aumentos de precio que se estimen justos y proporcionados a los motivos que obligen a esta alteración, etc, etc". (180)

En cumplimiento de esta real disposición, una junta integrada por el Intendente, un representante de la Compañía y otro del Cabildo de Caracas, elaboró una tarifa que abarcaba todos los artículos de importación, concediéndoles un aumento de siete y medio por ciento para los tiempos normales y quince por ciento para los de guerra. Esto fue aplicado en Caracas sin que surgieran mayores inconvenientes, pero, en cambio, en Maracaibo, a donde desde el año 1752 había sido extendido el contrato de la Compañía, dio lugar a un empeñoso debate que duró hasta 1781.

(180)    A. G. N. Reales Ordenes. T. VII, ff. 109-10.

No es de nuestro propósito comentar aquí, el desarrollo y desenlace de ese debate. Lo que ahora nos interesa, es poner de relieve una inesperada consecuencia, que para nosotros surge, de la formación de la tarifa o arancel de precios hecha de acuerdo entre el Factor de la B.C.G. en Maracaibo don Bernardo Ángel de Lizaur y el Síndico procurador general de esa ciudad, don Ignacio Baralt.

En efecto, en esa extensa tarifa que abarca varios cientos de los más heterogéneos artículos, desde sables, pistolas y "fuciles con bayonetas", hasta cortes de encaje y cuerdas de violín, desde quesos de Flandes a vinos de Tudela y Men-digorria, etc., etc., nos encontramos con que aparecen, aquí y allá, diversos títulos de libros que eran, por lo visto, de tráfico corriente de la Guipuzcoana y nos dan así una idea de lo que era lectura corriente y general en el Maracaibo de aquella época. Haremos la observación de que la nueva tarifa no afecta a estos libros, cuyo precio permanece inalterable.

Dominan entre ellos, como era de esperar, los de carácter religioso. Asi el "Año Christiano", de 18 tomos, cuyo precio era de 25 pesos; la "Familia regulada", de Arbiol, que costaba a 12 reales; los "Brebiarios de 4 en juego", a 16 pesos; las "Cartillas", a 9 reales docena; el "Cathecismo de Ripalda", a 15 reales docena; los "Ejercicios cotidianos", a Sermones de La 4 reales; los "Misales", a 16 pesos, y los varre", a 8 pesos.

Hay libros para la enseñanza como los "Catones", que se vendían a 15 reales la docena; las "Artes de la gramática", a 10 reales; y podríamos añadir las "Fábulas de Isopo", que costaban a 5 reales el ejemplar.

No falta alguna representación de los clásicos latinos como el "Quinto Curcio", que se vendía a 10 reales; ni de los castellanos, casi contemporáneos, como "Feí Joo" (sic) del que no se especifican las obras que costaban a 20 reales. Juristas y leguleyos podían hallar pasto en la "Librería de Jueces", que valía 16 pesos y en la "Recopilación de Indias", que se vendía a 20. Olvidábamos la "Curia Filípica", cuyo precio era de 5 pesos.

Estos son todos los libros que aparecen en la citada tarifa. Muy pocos, como se ve, para una relación tan extensa que parece, además, comprender todos los efectos de importación corriente. Muy pocos, también, para poder hacer con ellos especulaciones sobre las corrientes culturales en la patria de los Baralt, uno de los cuales contribuyó a confeccionar este Arancel. Como quiera que sea, recogemos cuidadosamente estos datos en la esperanza de que, quizás, sirvan para complemento de otros más amplios y precisos.

Al terminar este capítulo dedicado a libros llegados a Venezuela a través de la Guipuzcoana, hemos de lamentar la falta de una documentación más regular y completa que nos diera la debida luz en tan interesante materia. Hay veces —poquísimos deben de ser— en que el dato genérico aparece, como cuando p. ej., vemos que, al arribar a Maracaibo el 31 de marzo de 1783 el navio "Nuestra Señora de la Concepción", perteneciente a su capitán José Antonio de Azpúrua, Pedro Navarro y Francisco de Larrumbide, en la nota de los efectos que conduce se consigna "el cajón con 7 tomos de libros en pasta y 68 en pergamino" (Intendencia del Ejército y Real Hacienda. T. XXIV, f. 187.), pero la falta de especificación de los títulos nos deja completamente a oscuras. Y esa especificación que tan iluminadora nos sería, falta por completo en los archivos caraqueños, donde los datos que al respecto hemos podido hallar, se deben casi todos a acontecimientos sólo indirectamente conectados con el fin perseguido en este capítulo: la rebelión de Juan Francisco de León a la que somos deudores del valioso "Inventario" de 1749; los fallecimientos del Director Iturriaga, los Factores Tellería, Amenabar y Uranga y el Administrador Torre, la muerte violenta del Cabo a guerra del valle de Chuao Xabier de Aguinagalde y la batalla de precios de Maracaibo a la que en este último apartado nos acabamos de referir. A todo lo cual hemos de añadir el azar del hallazgo de las hojas, cosidas como guarda, en tomos del Registro Principal que, por cierto, nos da pie para esperar, en nuevas búsquedas, resultados más esclarecedores y completos.

 

 

INDICE
 
  • Prólogo 
    Capitulo I. Pedro lote de Olavarria», el Precursor 
         1. Gobierno de Betancourt y Castro 
         2. Gobierno de don Diego Portales y Muñeses 
         3. La "Instrucción General y Particular.." 
         4. Fundación de la R. C. Guipuzcoana 
         5. Gobernación de don Sebastián García de la Torre 
         6. La rebelión de Andresote 
         7. Gobierno de don Martin de Lardizábal 
             Apéndice 1.* Reconocimiento Real de los servicios
             Apéndice 2.* Reedificación y arriendo de la casa de la Factoría de La Guaira 
    Capítulo II. José de Iturriaga, el Director Principal 
         1. Defensa de las costas venezolanas. Zuloaga 
             Aparece don José de Iturriaga 
             Las "funciones" de La Guaira y Puerto Cabello 
             Prevenciones de Iturriaga 
             Apéndice I. La función de 1739. Información de Zuloaga 
             Apéndice II. La función de 1743 
             Ataque a Puerto Cabello 
         2. El manifiesto de 1749 
             Juan Franciscgo de León 
             El "Manifiesto" de la R. C. G. 
         3. La Expedición de Límite
             La expedición al Orinoco 
             La estada en Cumaná. El Gobernador Gual 
             Antonio de Urnitia 
             Juan Ignacio de Madariaga 
             Iturriaga sale de Cumaná 
             Síntesis de las actividades de Iturriaga 
             Exploraciones 
             Fundaciones .
             Pacificación y población de Indios 
             Los holandeses 
             El problema de los negros 
             Los portugueses 
             Los jesuítas 
             Alvarado 
         4. Iturriaga, Comandante General del Orinoco 
             Apéndice 1." 
             Apéndice 2.' 
    Capítulo III. José de Amenabar, un Factor Principal 
             El hombre de la Compañía 
             El. Amigo del País 
    Capítulo IV. Los libros 
         1. Inventario d« 1749 
         2. El Factor Tellería 
         3. El Capital Urrutia 
         4. El Director Iturrlaga 
         5. El Administrador Torre 
             El Factor Uranga 
         6. El Cabo a guerra Aguinagalde 
         7. Una certificación 
         8. El Arancel de Maracaibo 
    Capítulo V. Fermín de Sanslntnea: Un manuscrito 
            "Razón suelta de la Provincia de Guayana" 
    Capítulo VI. Pedro de Beraategui 
         1. Noticia personal 
         2. El Tabaco 
         3. Apéndice 1. 
         4. Apéndice 2. 
         5. Minas y plantaciones 
         6. Los Comuneros de Mérida 
             Apéndice 
         7. Últimos años y muerte 
    Capítulo VII. El añil 
         1. Los valles de Aragua 
         2. El añil en Venezuela 
         3. Pablo de Orendain 
         4. Antonio de Arbide 
             Apéndice 
         5. Manuel de Arbide 
         6. Hacendados vascos de añil 
            
    Indice de Nombres de Personas

I) INIDICE OBRAS COMPLETAS PUBLICADAS INTERNET

 

I.1 Linea de Vida  y su Obra

I.2 Poesias en Euskera Recopilacion Total

I.3 Conferencias Recopilacion

I,4 Articulos Periodisticos Recopilacion Total

I.5 Lengua Vasca

I.6 Gernika

I.7 Uruguay

I.8 Venezuela

I.9 Reseñas Biograficas

I.10 Traducciones

I.11 Obras Publicadas

I.12 Semana Vasca en Montevideo

I.13 Ciclo de Clases

I.14 Nota Bio-Bibliografica

I,15 Biografia en Euskera

I.16 Sitio en Internet en Euskera

I.17 Nostalgia

I.18 Articulos Periodisticos Indice Cronologico

I.19 Articulos Periodisticos Indice Alfafabetico

II) OBRAS COMPLETAS - Libros Publicados en Internet

 

II.1  El Hombre Vasco

II.2 Hombres de la Compañia  Guipuzcoana

II.3  El Elemento Vasco en el siglo XVIII Venezolano

II.4 Vicente Antonio de Icuza

III) INDICE de TEMAS RELACIONADOS. Libros publicados por sus hijos;

 

III.1 Nere Aita - el exilio vasco - Mirentxu Amezaga 

III.2 Cronicas del Alsina -  Arantzazu Amezaga de Irujo

IV) Sus Hijos Escriben;

 

IV.1 Los tres Barcos que llevaron a Ama y Aita

IV.2 Travesia

V) Sus Hijos Escriben tras su muerte;

 

V.1 A mi Aita

V.2 La cancion de mi Padre

VI) Otros aspectos

 

VI.1 Reunion Familar en su Memoria

VI.2 Exodo

VI.3 Comision del Cuatricentenario de Caracas

VI.4 Inauguracion de la Plaza que lleva su nombre en Algorta

VI.5 Su Pequeño Poema en la Nota Necrologica 4 Febrero 1969

VII) Toda su Obra Publicada convertida en Formato PDF- puede ser leida en dispositivos  e-Book

 

 VII.1 Amézaga Vicente  Autor Irujo Ametzaga Xabier

 VII.2 Articulos de Prensa

 VII.3 Bio Biografica

 VII.4 Biografia en Euskera

 VII.5 Ciclo de Clases

 VII.6 Ciclo de Conferencias

 VII.7 Nostalgia

 VII.8 El Elemento vasco en el Siglo XVIII Venezolano

 VII.9 El Hombre Vasco

 VII.10 Los Hombres de la Compañia Guipuzcoana

 VII.11 Obras Publicadas

 VII.12 Vicente Antonio de Icuza

 VII.13 Poesias

 VII.14 Relacion de Escritos como Autor

 VII.15 Reseñas Biograficas

 VII.16 Semana Vasca Montevideo

 VII.17 Semana Vasca Montevideo Indice de Articulos

 VII.18 Traducciones

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Dedicatoria y mi homenaje a Mercedes Iribarren Gorostegui - Su esposa y mi ama

 
Sitio en Internet en homenaje a Vicente de Ametzaga Aresti.
http://vicenteamezagaaresti.blogspot.com
Unico sitio en Internet, que lleva su nombre, de referencia completa de su vida y su Obra totalmente publicada en Internet, 
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Creacion, Edicion y contacto: Xabier Iñaki Ametzaga Iribarren
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