OBRAS - COMPLETAS - LOS HOMBRES DE LA COMPAÑIA GUIPUZCOANA


CAPITULO VII

 

EL AÑIL

 1.   Los Valles de Aragua.

"Los valles de Aragua recibieron una nueva vida con los nuevos frutos que ofreció a sus propietarios la actividad de los vizcaínos, ayudada de la laboriosa industria de los canarios. Los primeros ensayos de don Antonio Arbide y don Pablo Orendain sobre el añil, dieron a esta preciosa producción de la agricultura de Venezuela un distinguido lugar en los mercados de Europa. El gobierno honró y recompensó sus filantrópicas tareas, y la posteridad, desnuda de prestigios, ha decretado eterna gratitud a unos labradores que ofrecieron tan hermoso manantial de riqueza, desde los valles de Aragua, teatro de sus primeros ensayos, hasta Harinas, que ha participado ya de tan importante producción".

"Apenas se conoció bien el cultivo y la elaboración del añil, se vieron llegar a los deliciosos valles de Aragua a un grado de riqueza y población de que apenas habrá ejemplo entre los pueblos mas activos e industriosos. Desde la Victoria hasta Valencia no se descubría otra perspectiva que la de la felicidad y la abundancia, y el viajero, fatigado de la aspereza de las montañas que separan a este risueño país de la capital, se veía encantado con los placeres de la vida campestre, y acogido en todas partes con la más generosa hospitalidad. Nada hallaba en los valles de Aragua que no le inclinase a hacer más lenta su marcha por ellos: por todas partes veía alternar la elaboración del añil con la del azúcar; y a cada paso encontraba un propietario americano o un arrendatario vizcaíno que se disputaban el honor de ofrecerle todas las comodidades que proporciona la economía rural. A impulsos de tan favorables circunstancias, se vieron salir de la nada todas las poblaciones que adornan hoy esta privilegiada mansión de la agricultura de Venezuela. La Victoria pasó rápidamente de un mezquino pueblo formado por los indios, los misioneros y los españoles que se dispersaron en las minas de Los Teques, a la amena consistencia que tiene actualmente; Maracay, que apenas podía aspirar ahora cuarenta años a la calificación de aldea, goza hoy todas las apariencias y todas las ventajas de un pueblo agricultor, y sus inmediaciones anuncian desde muy lejos al viajero el genio activo de sus habitantes; Turmero ha debido también al cultivo del añil y a las plantaciones de tabaco del rey los aumentos que le hacen figurar entre las principales poblaciones de la gobernación de Caracas; Guacara, San Mateo, Ca-gua, Güigüe y otros muchos pueblos aún en la infancia, deben su existencia al influjo del genio agrícola, protector de los valles de Aragua; y las orillas del majestuoso lago de Valencia que señorea esta porción del país de Venezuela, se ven animadas por una agricultura que, renovándose todos los años, provee en gran parte a la subsistencia de la capital"< 221)

Lo que, en los anteriores párrafos, hermosamente dice el autor de la inmortal "Silva a la agricultura de la zona tórrida", lo vemos pocos años después confirmado por uno de los testimonios mas valiosos que de las tierras venezolanas han podido darse: "Se cuentan —dice Humboldt— más de 52.000 habitantes en los valles de Aragua, sobre una extensión

(221)    Andrés Bello: Resumen ¿e U Historia de Venezuela. T. XIX, pág. 48-50. Caracas, 1957

de terreno de 13 leguas de largo y 2 de ancho. Es una población relativa de 2.000 almas por legua cuadrada que casi es igual a la de las partes mejor pobladas de Francia. El pueblo o más bien el burgo de Maracay era antes el centro de las plantaciones de añil, cuando este ramo de la industria colonial era el más próspero. En 1795 contábanse allí 70 mercaderes con tiendas, en una población de 6.000 habitantes. Las casas todas son de tapias; en cada patio hay cocoteros cuyas cimas se elevan por encima de los edificios. El aspecto del bienestar general es todavía más ostensible en Maracay que en Turmero" (222).

Años mas tarde, el coro se enriquece con una voz de tonos mas emocionales y rotundos: "A los vascos se debe el poderío de los valles de Aragua. Han corrido largos años de la fundación de los primeros establecimientos agrícolas, y todavía se conservan muchos de ellos; el tiempo no ha destruido los primeros campanarios de la aldea, y aún quedan restos del antiguo torreón que anunciaba con sus espirales de humo el movimiento de los campos; todavía el árbol secular levanta al cielo su ramaje, mientras que las generaciones del pasado descansan en perpetua paz. Fueron los vascos los que, al desaparecer como centro comercial, introdujeron en Venezuela el añil de tinte, que cultivaron con buen éxito; fueron los primeros plantadores del algodón y de la caña de azúcar y los que, continuando en su labor civilizadora, hasta el fin de sus días, dejaron a sus hijos, por herencia provechosa, las virtudes del hogar y el amor al trabajo y a la patria" (223).

Oídas estas autorizadas voces, veamos lo que nos dicen algunos viejos documentos.

2.   El Añil en Venezuela.

Según escribe don Andrés Bello, "en Venezuela sólo se conocía la indigófera añil con que se teñía el hilo de algodón

(223)    Humboldt: Viaje a las reglones equinocciales...   Edición Biblioteca Venezolana de Cultura. Buenos Aires, 1956. T. III, pág. 88. (223)    Arístides Rojas: El elemento vasco en la historia de Venezuela.

para tejido de manteles, hamacas y otras cosas". Y explica que, cuando, gracias al espíritu emprendedor de los guipuz-coanos Orendain y Arbide, se comenzó a trabajar en esta clase de agricultura, "se realizó el primer establecimiento en la jurisdicción de la Victoria; pero no habiendo tenido la empresa el éxito que se esperaba, trasladaron la plantación fe los sitios de Guey y Tapatapa, en la jurisdicción de Ma-racay, en donde fueron colmados sus deseos, y de donde se propagó la semilla a las demás provincias, de modo que, desde el año de 1792 hasta 1798, no bajó anualmente la exportación de este género, de ochocientos mil a un millón de libras, que producían un total de 1.200.000 pesos fuertes"(224)

Hizo falta, indudablemente, una gran fe en el buen resultado de la empresa y una buena dosis de constancia para proseguirla, no sólo porque, como arriba se dice, los principios no fueron felices, sino además porque el ambiente no era nada propicio al nuevo cultivo. Como dice Depons, los primeros ensayos fueron cruelmente censurados. Pero "luego la crítica se hizo menos intensa, y pronto, la pretendida locura obtuvo muchos apologistas, porque fue necesario rendirse a la evidencia, la cual demostró que el añil de Tierra Firme nada tenía que envidiar al de Guatemala, cuyo valor comercial es siempre de un ochenta por ciento más que el de los otros añiles".

Las razones por las que inicialmente hubo un ambiente tan contrario al cultivo del añil, nacían del temor a la posible competencia que al cacao pudiera hacer y las resume así el Factor Principal de la Guipuzcoana, don José de Amena-bar: "En el dia se está entablando el cultivo y perfección del añil con feliz principio. Esta es un labor que mantendría mucha gente, quizás mas útil a la República que la que se ocupa en el cacao, y por consiguiente, sería una industria ventajosísima de esta provincia. Pero, sin embargo, no tengo duda, ni me parece que nadie la debe tener, en que el des-

(224)   Resumen de la Historia de Venezuela.

proporcionado precio del cacao ha de impedir este ramo de agricultura e industria.. .Con el añil que aquí se trabaja entraría en el comercio una nueva cantidad que ha de hacer bajar el precio actual de este ingrediente en Europa; por consiguiente, debería tener aquí un precio muy cómodo al comerciante, y de lo contrario, no siendo tan útil a los empresarios éste como el que tiene el cacao, no se puede dudar de que quien tenga caudal que emplear preferirá la hacienda de cacao a la siembra y labor del añil; y he aquí como la desproporcionada subida de aquél impedirá el establecimiento y progresos de éste" (225).

Pese a todo, el cultivo del añil conoció su edad de oro en Venezuela. Como dice Humboldt: "Este ramo de cultivo siguió desde 1772 al del cacao, y precedió a los cultivos de algodón y el café. La predilección de los colonos se ha detenido sucesivamente en cada una de estas cuatro producciones ; pero el cacao y el café han quedado como único objeto importante del comercio con Europa. En los tiempos más prósperos la preparación del añil casi ha igualado a la de México; se ha elevado en Venezuela a 40.000 arrobas, o a un peso de un millón de libras, cuyo valor, a 10 reales de plata la libra, excedía de 1.250.000 pesos. Guatemala lanza al comercio de 1.200.000 libras a 1.500.000 libras. Daré aquí, según datos oficiales que quedaron sin publicar (2"6), el incremento progresivo de este ramo de la agricultura de Aragua:

(225) (226) A. G. N. Diversos. T. XLV, ff. 242-43, año 1774. "Expediente relativo al comercio y crecido contrabando de la Provincia de Caracas, dirigido al Exc. Señor Don Pedro Várela, por el conde de Casa Valencia. 13 de junio 1797. Informe de Don Esteban Fernández de León, Intendente de Caracas, del 28 de septiembre 1795. (Manuscritos)

Exportación de Añil por La Guaira

Libras

Promedio del año de 1774            a 1779 ..          20.300

1784 .. ....  ....            ....            ....            ....            ....            126.233

1785 .. ....  ....            ....            ....            ...            ....            213.233

1786 .. .... ....            ....            ....            ....            ....            271.005

1787 .. ....   ....            ....            ....            ....            ....            432.570

1788 .. ....  ....            ....            ....            ....            ....            505.956

1789 .. ....   ....            ...            ....            ....            ....            718.393

1792 .. .... ....            ....            ....            ....            ....            680.229

1794 .. ....  ....            ....            ....            ....            ....            898.353

1796 .. ....  ....            ....            ....            ....            ....            737.966

En este cuadro no se ha tenido en cuenta el contrabando, que en lo que hace al añil puede evaluarse en menos de 1/4 o 1/5 de la exportación anual. Para formarse una idea de la enorme riqueza de la agricultura en las colonias españolas, ha de recordarse aquí que el añil de Caracas, cuyo valor subió en 1794 a más de seis millones de francos, fue producto de cuatro o cinco leguas cuadradas. En los años de 1789 a 1795, como cuatro o cinco mil hombres venían anualmente de los Llanos a los valles de Aragua para ayudar en el cultivo y la fabricación del añil. Trabajaban durante dos meses a jornal.

"El añil empobrece más que ninguna otra planta el suelo en donde se le cultiva durante una larga serie de años. Se tiene como cansados los terrenos de Maracay, Tapatapa y Turmero, y así el producto del añil ha venido disminuyendo de continuo. Las guerras marítimas han hecho desmayar el comercio, y los precios han bajado a causa de la frecuente importación del añil de Asia. La Compañía de las Indias vende ahora (por ejemplo, en 1810), en Londres más de 5.500.000 libras de añil, mientras que en 1786 no sacaba 250.000 libras de sus vastas posesiones. Mientras ha venido disminuyendo el cultivo del añil en los valles de Aragua, ha ido aumentando en la provincia de Barinas y en las ardientes planicies de Cúcuta, a orillas del rio Táchira, donde se cría abundante en tierras vírgenes, y de un color de lo más rico" (227).

Del interés que en la metrópoli había despertado el nuevo cultivo, da idea la siguiente comunicación que el rey dirige al gobernador en 19 de abril de 1777:

"Dn. Joseph Carlos de Agüero antecesor de V.S. en ese Gobierno, reproduciendo sus anteriores representaciones de 4 de Febrero de 774 y 25 de igual mes de el de 75 relativas al cultivo del añil que se había principiado en esa Provincia, y muestra que remitió de él, con la primera, para que se reconociese su calidad, y se providenciase, en su vista lo más conveniente al fomento de este nuevo ramo de comercio, ha hecho presente en carta de 16 de Octubre último, lo que se ha adelantado la siembra de este fruto, especialmente en los valles de Aragua; las continuas instancias de los labradores que lo cultivan a los Factores de la Compañía para la compra, negativa de estos a recibirlo por defecto de orden de la Dirección, y que ésto había motivado que no sea ya en el día dicho fruto útil objeto de ese comercio. Enterado el Rey de todo, y con presencia del informe que hizo Christoval Sedeño, Tintorero principal de S.M. en Madrid, precedido el reconocimiento y prueba que practicó del añil remitido de muestra, expresando que es tan bueno como el mejor de Guatemala, se ha prevenido a los Directores de la Compañía den la conveniente orden a sus Factores en esa Provincia para que compren el de buena calidad que les presenten los labradores y cosecheros de este fruto; y deseando S.M. promover su cultivo y comercio, se ha dignado reducir los derechos de extracción en esas Provincias a la mitad de lo que corresponden y deberían exigirse. A lo cual prevengo a V.S.

(227)    Viaje a las regiones equinocciales... T. III, págs. 88, 89 y 90.

de su Real Orden para que lo haga público por bando a fin de que llegue a noticia de todos, y me manda igualmente V.S. disponga que cada año se Justiprecie dicho fruto con acuerdo de labradores y mercaderes, nombrándose veedores, con dictamen de los segundos para que reconozcan y declaren su calidad, lo que advierto a V.S. para que disponga su puntual cumplimiento. Dios guarde, etc... Joseph de Qálvez". (228).

Dos meses después, otra Real Orden venia a insistir sobre los extremos tocados en la anterior, encargando la siembra y cultivo del añil; pidiendo noticia de la cantidad que se coge, sobre su coste y costos en la conducción a España, y estableciendo que cada año se celebre Junta para justipreciarlo. Dice así:

"En Real Orden de 19 de Abril último previne a V.S. de la buena calidad del añil que se cultiva en esa Provincia según los reconocimientos que se habían hecho con el que remitió de muestra el Gobernador don Joseph Carlos de Agüero, y también que se había tomado la correspondiente providencia para que se comprase por la Compañía Guipuz-coana todo el que presentasen de buena calidad los cosecheros de este fruto a sus respectivos Factores: que deseando S.M. promover su cultivo y comercio se había dignado reducir los derechos de extracción en esas Provincias a la mitad; y que dispusiese V.S. que cada año que se justipreciase dho. fruto con acuerdo de labradores y mercaderes, nombrándose veedores, con dictamen de los segundos para que reconozcan y declaren su calidad. Y propendiendo el Rey al fomento de esta útil producción, me manda encargue de nuevo a V.S. que procure se adelante en esa Provincia cuanto sea posible su siembra y beneficio, haciendo entender a los que se dediquen a su cultivo las utilidades que promete a sus cosecheros poi el alto precio a que se vende el buen añil en estos reinos, y salida que SJM. permitirá del sobrante a los Países extranjeros, sobre que queda en tomar las providencias convenientes con presencia de las noticias pedidas para arreglar este punto con el conocimiento y acierto que exige su importancia. Al mismo tiempo, quiere SM. que V.S. procure saber y avise la cantidad de añil que anualmente podra venir de esa Provincia a España, el costo y costas que tenga, y los derechos que ahí se cobran de su extracción. Y de su Real Orden prevengo a V.S. para su inteligencia y cumplimiento. Dios guarde a V.S. muchos años. Madrid 28 de junio de 1777. Jo-seph de Gálvez"(229).

(228)    A. G. N. Reales Ordenes. T. V, f. 339.

La reducción a la mitad de los derechos de extracción y más aún la autorización de la venta en los países extranjeros son disposiciones cuya importancia salta a la vista y denotan un profundó cambio en las orientaciones de la economía colonial de España, debidas, sin duda, al influjo de las ideas imperantes en los más destacados economistas europeos de la época. En cuanto a la junta reguladora de precios, su actuación fue objetada por la Compañía Guipuzcoana y una Real Orden del siguiente año de 1778 contempló este punto de vista de la Compañía, disponiendo además que el añil fuese liberado de toda contribución tanto a su salida para España como a su entrada en ella. Dice así esa B.O.:

"Sin embargo de lo prevenido en Real Orden de 19 de abril del año próximo pasado sobre que con acuerdo de los labradores del añil que se beneficia en esa Provincia y de los mercaderes de ella, se justipreciase anualmente dicho fruto, nombrándose Veedores, con dictamen de los segundos, para que reconociesen y declarasen su calidad, ha resuelto S,M. en vista de lo representado por los Directores de la Compañía Guipuzcoana sobre el particular, se deje el indicado fruto en libertad entre vendedores y compradores, Y a fin de promover su cultivo, y que los sujetos que se dediquen a su siembra y labor reporten toda la utilidad a que les hace acreedores su aplicación al trabajo e industria, se ha servido tam-

(229)    A.  G.  N. Reales Ordenes, T.  VI, f.  15.

bien S.M. de libertarlo de toda contribución a su salida para España y también a su entrada en ella, lo que prevengo a V.S, de su real orden para que disponga su cumplimiento y haga se publique esta gracia por bando en esa Provincia. En inteligencia de que si los Factores de la Compañía no comprasen, como se previno en la anterior citada real orden, el añil que les presentasen de buena calidad los cosecheros, proveerá el Rey que estos y los Mercaderes de la Provincia puedan darle salida. Dios guarde, etc., San Lorenzo, 20 de Octubre de 1778" (230).

A pesar de estas favorables disposiciones del monarca y de que el cultivo y la exportación del añil continuó por unos años su curva ascendente, no faltaba el descontento entre los hacendados de dicho fruto, como se ve por el documento que, por las razones que en él se exponen y por estar firmado en cabeza por nuestro Antonio de Arbide, juzgamos de interés copiar en toda su extensión.

"Representación que hacen ante el Tribunal, los hacendados cultivadores de añil, por la cual se quejan de la alarmante reducción del precio de dicho fruto por parte del comercio. Maracay, 21 de Noviembre de 1787.

"D. Antonio de ARBIDE, D. Pedro Antonio de Estebar not y D. José Xavier de Zuloaga, vecinos y hacendados de añil de este pueblo de Maracay por nro. propio dro. y a nombre de los demás hacendados de este fruto del referido pueblo por quienes prestamos voz y caución de rato o grato, en la forma que mas haya lugar de dro. parecemos ante Vmd. y decimos que habiendo experimentado una total decadencia y atraso en las cosechas de este fruto dimanada precisamente del poco valor a que han reducido en esta Provincia los comerciantes, que unidos a una mano precisan y sujetan al labrador a expander su fruto a unos precios ínfimos que no alcanzan a reintegrar el costo principal que ha tenido su

(230)    A. G. N. Reales Ordenes. T. VI, f. 286.

prolija recolección, siendo el origen y primera causa de esta perjudicial reducción los apoderados del comercio español que exercen sus funciones en la capital de Caracas que está en tres o cuatro manos combienen en fijar el precio a este fruto del añil a su arbitrio, fundado con toda seguridad en que el cosechero ha de ocurrií precisamente a la venta de sus frutos a ellos respecto a estar reunido todo el comercio a sus comisiones y no haber otros particulares que perjudiquen en las compras. Este es el verdadero mal que ha hecho dimanar las calamidades más sensibles en este ramo de Agricultura, dejando en el mas deplorable estado y caso en términos mo-ralmente ciertos y seguros de arruinar un ramo el mas precioso que produce el suelo de esta Provincia, deseosos los hacendados de añil de solicitar todos aquellos medios de reponer a su primer estado de fomento esta agricultura cortando de raíz los perjudiciales efectos que han dimanado de parte del comerciante, dirigiendo nuestros clamores y recursos a los Tribunales que nos convenga ocurrimos a la justificación de este Juzgado suplicándole a Vmd. se sirva en méritos de Justicia admitirnos informaciones que incontinenti ofrecemos y que los testigos que para ella fueren presentados declaren con juramento conforme a derecho. Lo primero si saben que desde el año pasado de ochenta y cuatro se está experimentando una rebaja de consideración en esta Provincia en el precio del añil respecto del valor que tenía en los anteriores años.

Lo segundo declaren si saben de positivo que sucesivamente ha ido en disminución el precio de este fruto de modo que en el presente año de ochenta y siete su venta común era a diez y medio reales en la capital de Caracas.

Lo tercero digan si es cierto que aquellos cosecheros cuyas facultades no permitían conducir su fruto a Caracas se veían precisados a expenderlo en los lugares de su cosecha hasta siete y ocho reales la libra,

Lo cuarto expresen si han concebido que dimana precisamente el poco valor de este fruto en «1 día lo uno por la extensión de haciendas de añil en toda la Provincia y lo otro por estar reducidas las comisiones del comercio español en tres o cuatro manos, y si estos unidos y convenidos sujetan y precisan al cosechero a expander su fruto al precio que ellos quieran por no haber otro particular que haga oposición en las compras.

Lo quinto digan si frecuentemente han visto y experimentado en dichos comisionados que bajan de precio de un día para otro, y si esto lo verifican porque saben que no hay otro comprador que perjudique y tiene la seguridad de que han de ocurrir los cosecheros con sus frutos a ellos.

Lo sexto declaren si han experimentado o por si saben de otros que el costo principal del añil no baja al cosechero en diez reales libra por los gastos grandes que causan los arrendamientos de tierra y peones jornaleros a que está reducido este ramo.

Lo séptimo si expendiendo este fruto de añil a los precios corriente del dia puede el labrador subsistir en este ramo sin un total ruina de sus intereses.

Lo octavo digan si en el dia son patentes los considerables atrasos que han experimentado las haciendas de añil de modo que muhasc de ellas se hallan enteramente abandonadas y sin esperanza de su reedificación por las considerables deudas que han contraído sus dueños en su cultivo y beneficio con la esperanza de expender sus frutos con aquel valor que habían tenido hasta ahora pocos años.

Lo noveno declaren si saben de positivo que en el presente año ha sido muy limitada la cosecha del añil en esta Provincia y la causa ha dimanado de la falta de socorros para el cultivo de las haciendas proviniendo esta del poco valor de los frutos y por consiguiente falta de intereses para atender a los trabajos del campo.

Lo décimo declaren si en tiempo en que subsistían en esta Provincia la Real Compañía se estableció por disposición Real al hacer anualmente Junta de Feria con asistencia de los diputados así del comercio como del labrador para asegurar precio fijo a este fruto y sí se verificó durante dicha Compañía en que dimanó el fomento que se ha experimentado en este ramo de agricultura por que el cosechero utilizaba regularmente su trabajo.

Lo undécimo expresen si estando como está, en el dia el precio del añil en manos de las tres o cuatro comisiones del comercio español, puede subsistir ningún hacendado en este ramo de agricultura por el valor tan abatido a que ha sido reducido y si por consecuencia sacan que precisamente dentro de dos o tres años ha de venir a extinguirse enteramente si el tiempo no presta otro remedio favorable.

Lo duodécimo digan si saben que las deudas contraidas en el presente año y atrasos experimentados en las haciendas de añil comprensivas a la jurisdicción de este pueblo de Maracay alcanzan a setenta u ochenta mil pesos. Y últimamente declaren si valiéndose de la necesidad del labrador los comerciantes hacen sus compras ordinariamente con general sentimiento del público y fha. que sea dha. información se nos entregue original para los efectos que haya lugar. Por tanto e Vm. pedimos y suplicamos se sirva dar por admitida la información ofrecida y en consecuencia mandar evacuar a cuyo fin imploramos el noble oficio que Vm. ejerce y en lo necesario juramos..."

Antonio de Arbide Josef Xavier de Zuloaga

Pedro Antonio de Estabanot" (231).

(231)   Archivo de Aragua. T, XX, lí. 132-34.

3.    Pablo de  Orendain.

Leemos en el maestro Bello que ".. .en el año de 1777, don Antonio de Arbide, a instancias de don Manuel de Clemente, hizo venir de Guatemala la semilla de indigófera añil tinetoria, y a don Pablo Orrendain (sic), sujeto de grandes conocimientos en esta clase de agricultura...", en lo que indudablemente hay un error, puesto que poseemos varios documentos que prueban la residencia de Orendain en Venezuela antes de esa fecha, y para no citar más que uno, el testimonio de escritura del contrato de compañía que Orendain celebra con su compatriota don Felipe de Llaguno y Larrea "para la siembra y planta de añil o de otras sementeras y labores" y en la que, entre otras cosas, puede leerse: "Asi en una posesión de veinte fanegas de tierra que yo al referido don Pablo arrendé por el tiempo de seis años desde veinticinco de octubre del año pasado de mil setecientos setenta y cuatro en el... sitio de Santa Bárbara a don José Nicolás Brito, vecino de aquél pueblo en la cantidad de doscientos ochenta pesos anuales..." (232). Sabemos, pues, que por lo menos en 1774 ya estaba Orendain en Venezuela dedicado al cultivo del añil, aunque no podamos precisar, por defecto de documentación al respecto, la fecha de su llegada a estas tierras. Por la misma razón, no hemos podido verificar la fecha que da Gil Fortoul (233), al decir que: "Al año siguiente (1768) los vascongados Pablo Orrendain (sic) y Antonio Arvide empezaron a cultivar añil en los valles de Ara-gua".

Entre esas dos fechas, de 1768 y 1777 fija, con más exactitud Depons (234), el comienzo del laboreo del añil en forma eficaz por los guipuzcoanos al decir que: "En 1774, el sacerdote don Pablo de Orendain y don Antonio Arvide, con gran asombro de sus conciudadanos, comenzaron a ocuparse del cultivo del añil, el cual ya había sido emprendido y abandonado. Sólo a fuerza de constancia, pudieron arrostrar los sarcasmos del prejuicio, que hacía ver como locura el exigirle añil a una tierra acostumbrada a producir cacao únicamente".

(232)    Esta   escritura   de   arrendamiento   puede   verse   en   Archivo   de Aragua.  T.  V bis,  íf.  307-12.

(233)    Historia...   T.  I,  pég.   106.

(234)    Viaje a la parte oriental...  Págs. 235-36

De que esa fecha de 1774 es la verdadera, tenemos un testimonio fehaciente en un documento contemporáneo, a su vez, de un testigo de excepción: el Factor Principal de la Compañía Ouipuzcoana, don José de Amenabar del que sabemos que, tanto por su cargo como personalmente, estuvo relacionado con Orendain y con otros hacendados de añil como, por ejemplo, su^primo hermano don José Xavier de Zu-loaga, y que, en documento fechado en marzo de 1774 (235), escribe; "En el día se está entablando el cultivo y perfección del añil con feliz principio. Esta es una labor que mantendría mucha gente, quizás más útil a la República que la que se ocupa en el cacao, y por consiguiente, sería una industria ventajosísima de esta provincia".

Queda, pues, establecido que fue el año 1774 cuando don Pablo de Orendain comenzó sus trabajos de cultivo de añil en Venezuela y nos consta, por la escritura al comienzo de este capítulo citada, que en ese año había arrendado las veinte fanegas de tierra mencionadas y que también por aquel tiempo estaba en posesión, "según escritura otorgada en veinticinco de octubre por ante don Juan Toribio Paoli y Tanco, escribano real", de "otras tres suertes de tierra que también compré yo al dicho don Pablo, una de veinte fanegas en el sitio de Montalbán...; otra de ochenta fanegas en el valle de Maracay.. y la otra que es una restinga o rinconada aneja a la antecedente con un callejón o salida a la laguna..." (236). En dicho momento, vemos cómo se establece la compañía, a la que Orendain aporta las citadas tierras y, "para dar principio a la fábrica de oficina, siembras y otras preparatorias" suple Llaguno y Larrea la cantidad de cuatro mil quinientos pesos en plata. Orendain se encarga "de la administración, expendio, giro y venta de los añiles y demás frutos o producciones de dichas tierras en esta Provincia o fuera de ella'; pero, "si aconteciere que si por enfermedad u otro legitimo impedimento, no pudiere yo el dho. don Pablo de Orendain continuar en la asistencia, labranzas de dichas tierras, sus fábricas, sementeras, administración y demás encargos, se ha de trasladar todo esto al comparte...". Y con otras varias cláusulas referentes al caso de muerte de alguno de los contratantes, continuación de la compañía por sus herederos, etc., etc., se otorga esta escritura en el pueblo de Nuestra Señora de Chiquinquirá de Maracay, donde se firma el seis de diciembre de mil setecientos ochenta.

(235)    Real Compañía Guipuzcoana. T. XLII, í. 81.

(236)    A.   G.   N.   Diversos.  T.   XLV,   H.   242-43.

Pero que la presencia de Llaguno y Larrea, como socio capitalista, es ahí puramente nominal, es punto en que no nos cuesta mucho darle la razón al Procurador del número. Escribano de Sepúlveda, curador ad litem de don Juan José y don Santiago Michelena, herederos, entre otros, de Don Pablo de Orendain, cuando afirma que "las haciendas de añil las había fundado (Orendain) en compañía de don Juan José de Mintegui, quien había suplido 4.500 pesos para gastos y cultivo de ellas. Sólo que "conociendo que esto repugnaría al destino con que (Mintegui) se halla en la Real Compañía Guipuzcoana, cuyo reglamento interdice toda negociación a sus dependientes, se valió del auxilio de su íntimo amigo don Felipe Llaguno para que... pasase a Maracay y le hiciese celebrar un instrumento a dicho Presbítero en que sonase la Compañía con dicho Llaguno".

Así parece deducirse de aquella cláusula del testamento de Orendain (Maracay, 31 agosto 1780), en que se dice; "Declaro que el expresado Sr. Dn. Juan José Mintegui tiene puestos para todos los gastos de las compras de las dichas dos haciendas y la paga del arrendatario de la tercera, la compra de las bestias... y otra infinidad de menudencias precisas en estas haciendas 4.500 pesos en plata corriente, moneda de este país...". Y aún más; cuando vemos que, pese a los conocimientos y genio emprendedor de Orendain, sus negocios no resultaron tan prósperos como podía esperarse y que, a su muerte, la hacienda de añil nombrada "San Ignacio" quedó debiendo a la Real Compañía Guipuzcoana tres mil cuatrocientos sesenta y siete pesos, cantidad que reclama don José de Amenabar, Factor Principal de la Compañía, a Llaguno y Larrea "como compañero del citado don Pablo en las. siembras de añil de que se encargó en los valles de Aragua (237), no podemos dejar de sospechar que Llaguno, más que los intereses de Mintegui, estaba representando los de la propia Compañía.

Del avalúo que en el expediente citado se inserta, pueden deducirse algunas características de la hacienda "San Ignacio" y del impulso que en la misma había dado Orendain al cultivo del añil. Así vemos, por ejemplo, que había en esa hacienda "ochenta fanegas de tierra toda útil para dha. siembra (de añil); más adelante avalúan "diez y ocho fanegadas de tierra sembradas de dicho fruto"; "ítem el año siguiente de ochenta se sembraron diez y seis fanegadas del presente año...". Pregonada la subasta de la finca para, con su producto, pagar la deuda a la Compañía Guipuzcoana, se quedó con ella Llaguno y Larrea, único postor, por la cantidad avaluada para el remate, o sea, diez mil doscientos sesenta pesos.

Sabemos (238) que tampoco le fue bien a Orendain con el arrendamiento-de las tierras de Santa Bárbara, puesto que, en 1776, entablaba demanda contra doña Juana Josefa Na-tera, viuda de don José Nicolás Brito, reclamándole por las veinte fanegas arrendadas que, según dice, le han resultado

(237)    Real Compañía Gulpuzcoana. T. XLII.

(238)    Archivo de Aragua. T. V bis, ff. 306-367.

inútiles por anegarlas el río, que, por otra parte, el verano no las riega, con lo que ha perdido, dice, las siembras de añil hechas en las partes de dichas tierras. En los autos que siguen, nombra por perito suyo, para verificar la verdad de lo que expone, a don Antonio de Arbide, quien, según mas adelante vemos, es recusado por la parte contraria por ser "compañero, comensal y paniaguado" de Orendain. Desgraciadamente, el expediente, ademas de muy deteriorado en gran parte de sus folios, queda inconcluso, sin que sepamos, por tanto, cuál fue el resultado del pleito y otros datos que nos podrían interesar mucho.

No será éste el único pleito en que veremos intervenir a don Pablo de Orendain. En marzo del siguiente año de 1777, lo tenemos entablando "autos judiciales contra don José Natera, por impedir con provocaciones el suministro de agua a unas tierras que tiene arrendadas a su hermana doña Josefa Natera", y, en 1780, lo vemos empeñado en unos autos judiciales contra Nicolás de Urdtnola e Ignacio de Oronoz, porque, según declara Orendain, "...Nicolás de Urdinola e Ignacio de Oronoz, ambos compañeros y mancomunados, me están debiendo ciento y sesenta y cuatro pesos que resultan de cuenta ajustada a mi favor, por haberles suministrado en dinero efectivo para la fundación de una posesión que en mis propias tierras han fundado" (239). Por cierto que los pleitos que con Urdinola y Oronoz sostuviera en lebrero, no impidieron que pocos meses después, los citados señores, buenos compatriotas, al fin y al cabo, sirvieran de testigos en su testamento.

Que, además de entendido en asuntos mundanos y emprendedor en los negocios, nuestro clérigo era hombre de una pieza, claramente nos lo demuestra una carta suya inserta en los folios anteriormente citados, y que reza así:

(239)    Archivo de Aragua. T. VIII, í. 4

"Sra. Juan Josefa Natera:

Muí Señora mía: No sabía, hasta ahora que veo en su estimada, que Vmd. tuviese autoridad para mandarme lo que debo hacer; porque en la escritura que otorgué con su difunto marido no sujeté mi libertad a su dominio ni a la voluntad de Vmd. En esta inteligencia, estimaré a Vmd. que no me trate en sus cartas ni recaudos verbales con la despotiquez que acostumbra, porque ya no sufro ancas, y que siempre que le convenga ponga el remedio a los daños que puedan acontecer en su toma y acequia, que yo haré lo que conceptuare ser de mi obligación y justicia. Nuestro Señor guarde a Vmd. Maracay y Septiembre 2 de 1776.

B.LJM. de Vdrn. su seguro servidor y capellán. Pablo de Orendain" (240).

No es mucho eso, pero, afortunadamente, su testamento nos brinda más que lo de ordinario tales documentos suelen ofrecer para dibujar, con algunos rasgos fundamentales, la personalidad de nuestro sacerdote.

En primer lugar, tenemos los datos precisos sobre su naturaleza y filiación: "..yo don Pablo de Orendain, Presbítero Beneficiado de la Parroquia del Sr. San Esteban Proto-mártir del valle de Oyarzun, Provincia de Guipúzcoa, en el Obispado de Pamplona, y actualmente vecino del pueblo de Maracay, hijo legítimo de don Antonio de Orendain y de Micaela de Fagoaga, vecinos del expresado valle de Oyarzun. ..". Aunque no se expresa fecha de nacimiento, el hecho de que aún vivía su madre y heredera doña Micaela, nos hace presumir que al fallecer Orendain, el 1° de noviembre de 1780, no era aún de edad avanzada. Y "revestido de los

(240)    Archivo de Aragua. T. V bis, f. 330.

ornamentos sacerdotales, alba, casulla y cáliz en las manos, ligado y amortajado como se estila con semejantes difuntos", íué enterrado en la iglesia de Maracay "en el lugar o sepultura de menos precio y valor, y el entierro con misa de cuerpo presente, pero del precio mas ínfimo que señale el arancel o sinodal de este Obispado", según rezan las disposiciones testamentarias.

Por el dicho testamento, sabemos también que de los muchos hijos que tuvieron sus padres, "han quedado vivos cinco : dos sacerdotes, uno casado y las demás dos también casadas, dejando a la madre por Albacea, tutora y curadora de todos los bienes libres para mejorar a quien quisiere, y toda la alhaja del bien libre se reduce a una casilla llamada Mar-tiacone con cinco fanegadas y un pedacito de tierra que todo ello apenas valdrá 500 pesos". Tan corta era esta cantidad que, según nos dice don Pablo, él hubo de suplir para mantener a dos hermanos: "al uno en un colegio y al otro en dos, y viendo que el mayor que estuvo en un colegio repugnaba el estudiar latinidad, a mis expensas le tuve estudiando el Pilotaje y lo habilité para Cádiz, y al otro lo puse en el colegio de Santiago de México. No anduvo menos paternalmente solicito don Pablo con respecto a sus hermanas, a una de las cuales, Josefa Teresa de Orendain, también "la habilité para su boda con 400 pesos y a la otra, como mayor, siempre la mantuve en mi casa y mesa y, en falta mía, mi señora madre, hasta que casó con hombre de posibles". Boda, en la que nos figuramos, que si don Pablo no fue el planeador, poco debió faltarle a él que, como también nos dice: ".. .así como a Sra. Madre y como a todos los hermanos y hermanas los mantuve a mis expensas, ya en la comida como en el gasto del vestuario y otros regulares y extraordinarios que ocurren en casas decentes".

Su calidad de hijo mayor y la prematura muerte de su padre, cosas dos a que don Pablo no se refiere, pero que claramente se deducen de los datos que a través del testamento van apareciendo, son, sin duda, las causas de que actuara del modo que dice respecto a su familia. Por cierto que con relación a mayorazgo, declara que posee una ".. .en la ciudad de San Sebastián y, en mi falta, le pertenece a mi hermano mayor (quiere decir, sin duda, el mayor de sus cuatro hermanos) con quien he hecho mayores gastos, teniéndolo estudiando en el colegio de Barbastro, en el reino de Aragón, vestido de sotana, beca, bonete, etc., y surtido de cubiertos de plata, servilletas, paños de manos y todo lo demás que necesitan los colegiales para entrar en semejantes colegios...". Pero no iban las inclinaciones del hermano por semejante camino, y "... habiéndose ausentado de él sin más del enca-pellado", hubo de pensar don Pablo en otra profesión que se aviniese con las inquietudes atávicas del vasco y lo puso a estudiar Pilotaje en la escuela de esta especialidad que funcionaba en Guetaria, pueblo natal del primer circunnavegante, desde donde después lo remitió a Cádiz " . .con un baúl bien surtido de ropas, peluca, espadín, sombrero, etc., dándole en más de un año doce pesos de mesada". Todo lo cual no parece agradeció mucho el hermanito, pues "habiéndose ausentado (de Cádiz) y venido a esta Provincia, me quitó en ella una partida de sombreros blancos, finos y otra de estopilla fina, otra de calzones de punta de aguja y algunas otras menudencias de todas las cuales nunca me ha dado medio real".

Con respecto a su parroquia de Oyarzun de la que, como sabemos, era beneficiado, nos declara, en otro lugar de dicho testamento, que: "... los frutos de mi beneficio tengo arrendados al administrador Sebastián de Bengoechea, en 150 pesos al año y, aunque tiene algunos gravámenes, tiene también muchas utilidades de censos, fundaciones, etc. Y es mi voluntad que supuesto que no me ha dado cuenta de nada en 16 años, poco más o menos, las dé con toda claridad". Declaración que nos es muy útil, pues nos permite conjeturar que esos 16 años serían, más o menos, el tiempo que don Pablo había partido del País Vasco, es decir, en el año mil setecientos sesenta y seis, aunque, conforme a una cláusula que sigue, sabemos que "el año de sesenta y seis, poco más o menos", pasó a la ciudad de San Sebastián. - - a hablar con un amigo sobre la habilitación de mil pesos que necesitaba. .", no nos parece descabellada la conjetura de que de la capital de Guipúzcoa prepararía su viaje para América, que podemos íijar, sin gran error, por hacia el año 1767. Sabemos que estuvo en México, que parece fue su primer destino, desde donde pasó a Guatemala, aunque de esto no hemos hallado confirmación, para, finalmente, venir a Venezuela, en fecha que exactamente no estamos en condiciones de poder establecer, y comenzar hacia 1774 el laboreo del añil, en cuya ocupación continuó hasta el 1780, año de su muerte.

Del humor de Orendain nos dan buenas muestras otras cláusulas de su testamento. No es, en efecto, obstáculo el solemne carácter de última disposición de voluntad de dicho instrumento, para que nos encontremos con una cláusula como ésta:

"Declaro que también tengo una cuentecita con don Marcos de Arana, que no son capaces todos los contadores de S.M. de ajustaría; pero, no obstante, es mi voluntad que mi albacea tome el trabajo de ajustaría y satisfacer lo que se le debiere".

Otra de parecido tenor es la que reza:

"Declaro que con el señor Antonio de Arbide he tenido piéstamos de parte a parte, pero sin formalidad de cuenta corriente por lo que me es imposible con certeza formar alguna, y si su mrd. se atreve a formularla con la debida exactitud, es mi voluntad que mi albacea, a menos que no halle algún notabilísimo defecto, por algunos apuntes que tengo hechos, la dé por buena".

Manda a su apoderado que cobre los 900 pesos plata que le debe el Presbítero don José Calderón, de la capital de México, "aunque sea fulminando excomuniones, respecto a que es poderosísimo el expresado presbítero Calderón ..".

Manda a su albacea que respecto al pleito que tiene en el tribunal de Caracas sobre el curso de las aguas del Zanjón de Guayamu, por haber cerrado su curso voluntariamente don Domingo Bautista Saavedra y Lugo, "lo siga, fenezca y concluya en todos grados e instancias, hasta lograr sentencia favorable del curso y antigüedad de dicho Zanjón. .".

Su interés por la hacienda de San Ignacio, en cuya fundación había puesto tantas esperanzas, se manifiesta en aquella otra disposición testamentaria en la que leemos así: "Es mi voluntad que esta posesión de San Ignacio, aunque yo fallezca, de ningún modo se venda, ni enajene a persona alguna, sólo si de los frutos que se fuesen cogiendo se haga prorrateo de dividir su monto en tres partes: una para la ratificación o fomento de ella y las otras dos terceras partes para pagar diferentes créditos en beneficio de ésta y la de Montalbán hasta que del todo quede libre dicha posesión: así quiero se ejecute".

Hay en este testamento dos promesas: una de cien pesos a Ntra. Sra. del Socorro de Valencia y otra de 80 para principiar el culto de Ntra. Sra. de la Concepción de Montalbán. No olvidaba, como se ve, Don Pablo a su tierra de adopción; pero, tampoco la de origen es olvidada, como lo demuestra el pago que ordena se haga, en plata fuerte, a la Misericordia de la ciudad de San Sebastián y los legados a Juan José y Santiago de Michelena, Sebastián de Oyarzábal (de Oyar-zun) y otros compatriotas como Luis Ignacio de Lecuona, J. de Galarraga y Domingo de Zapiain.

Aparte algunos documentos aislados que nos certifican del trabajo propio y del impulso que a los ajenos dio en el cultivo del añil, hallamos muy pocas noticias en los papeles del Archivo General de la Nación que nos concreten las actividades de Orendain, con la precisión que deseáramos. Lamentamos mucho no haber podido hallar algo que, como los informes dejados por don Pedro de Berástegui sobre el cultivo del tabaco, por ejemplo, nos hable de los conocimientos teóricos y prácticos que Orendain poseía sobre el añil y que, sin duda, debieron de ser muy amplios.

En su defecto, sólo nos resta evocar su figura, que se nos antoja la de un clérigo de recia estampa, poco dispuesto a sufrir ancas de nadie, amigo de correr tierras y conocer países y a quien la preocupación por los negocios del siglo arrastraba seguramente un poco más de lo que la rigidez de los preceptos canónicos consiente.

4.    Antonio de Arbide

Según puede leerse en Gil Fortoul (241), a don Antonio de Arbide lo hizo venir a su costa la Compañía Guipuzcoana desde Veracruz y, junto con Orendain, comenzó a cultivar el añil en los valles de Aragua. Más tarde, Arbide envió un hermano suyo a Guatemala para traer semilla con la cual, y 250 pesos que le suplió la Compañía, se dio impulso a las primeras haciendas.

Desgraciadamente, de los primeros años de Arbide en Venezuela y de lo que se refiera a datos personales del mismo, es muy poco lo que podemos saber a través de los papeles del Archivo General de la Nación.

Encontramos, en cambio, su nombre en bastantes documentos que suficientemente demuestran lo mismo: la alta estima en que se tenían sus conocimientos relativos al añil, como la fuerte posición que ocupaba como hacendado de dicho fruto.

Así vimos ya cómo, en 1776, en el pleito entablado por Orendain a la viuda de don José Nicolás Brito, aquél lo nombró su perito para el avalúo de sus siembras de añil, aunque

(241)    Historia  Constitucional...   T.  1,  pág.   100.

no pudo actuar como tal por haberlo recusado la parte contraria por "compañero, comensal y paniaguado de Orendain", nombramiento y recusación que, en todo caso, sirven para probar la buena amistad y entendimiento que siempre existió entre ambos guipuzcoanos.

Muerto Orendain y cuando llega el momento de hacer el justiprecio de la hacienda de añil "San Ignacio", propiedad de aquél y su consocio don Felipe de Llaguno y Larea, vemos también aparecer a Antonio de Arbide como uno de los peritos encargados de justipreciar la finca.

De la estimación en que se le tenía en las más altas esferas de la administración venezolana como a calificado conocedor del ramo, ríos da clara idea esta carta que Arbide dirige al Intendente General de Ejército y Hacienda don José Saavedra, que la firma en Maracay, el 25 de abril de 1784: "Muy señor mió: Recibí la carta escrita a V.S. por Don Joseph del Pumar, de fecha 10 de marzo próximo pasado, y enterado de cuanto expone dho. señor como también del decreto de V.S. digo que Dn. Joseph Hoñativia, aunque el más inteligente en el conocimiento de las cuatro calidades de añil en aquella jurisdicción, no es sujeto del tesón y respeto que se requiere para entender en la graduación de las calidades, a causa de su mocedad, y por no concurrir en él hasta ahora la firmeza de ánimo para rechazar pretensiones indebidas que puede haber por parte de los cosecheros. Por esta razón, soy del parecer que el mismo D. Joseph Ignacio del Pumar sea el perito que entienda en esta incumbencia, interviniendo para otra graduación el citado Hoñativia por el conocimiento práctico que le asiste, aunque las certificaciones deba darlas el expresado Pumar por el distinto respeto que tiene" (242).

Por unos autos que sigue contra José López Calzadilla, por cobro de pesos, vemos que franqueó a éste "la cantidad de doscientos sesenta y cuatro pesos, siete y medio reales, en efectos que tenía en mi almacén" (243).

Y así en algunos documentos, como aquél que, fechado siempre en Maracay el 4 de julio de 1789, nos instruye de una "Petición de don Antonio de Arbide, para que le den testimonio de una escritura por donde consta haber tomado en arrendamiento a don Santiago Vargas, 25 fanegas de tierras de labor en el sitio de Hato Viejo".

En el Registro Principal (244), hallamos diversos documentos; así (Año 1787, T. 3.), aquella escritura de fianza que a su favor constituye Felipe Llaguno y Larrea por la compra, que Arbide ha hecho a "SAI. por medio del Oficial Mayor de la Contaduría General, don José Bujanda y del Regidor, Fiel Ejecutor don José Escorihuela... de cinco negros bozales por la cantidad de 757 pesos a pagar en el término de un año", o aquella otra, también de fianza que le presta otro compatriota, don Juan Bautista de Iturriza, para el pago de una compra que ha hecho de 16 negros bozales "a S.M. por medio de los señores don Antonio Mallo, Tesorero general y don José Bujanda, Oficial mayor de la Contaduría de Ejército y Hacienda de la cargazón hecha por Baker y Daw-son, del comercio de Liverpool" (245). Sin duda, se trata de braceros destinados a sus plantaciones de añil y algo nos dicen de la gran dedicación de Arbide a esta empresa. Desgraciadamente, todo ello, así como lo anterior es muy poco para hacernos conocer al hombre en su vida y en los aspectos más íntimos de su carácter.

APÉNDICE

"Expediente formado sobre la providencia acordada para el reconocimiento del añil de esta Provincia, su empaque y marcas, y publicación que se hizo de ella por bando".

(243)   Archivo de Aragua. T. XX, í.  125.

(244)            Escribanías. Año 1787, T. 3.

(245)            Escribanías. Año 1788. T. 6.

En la ciudad de Caracas, en nuevo de Enero de mil setecientos ochenta y cuatro, el señor Dn. Francisco de Saavedra Caballero pensionado de la Real y distinguida Orden de Carlos Tercero, Intendente de Ejército y Real Hacienda en esta Provincia de Venezuela, las de Cumaná, Guayana y Mara-caibo e islas de Margarita y Trinidad, Super Intendente de la Santa Cruzada, Presidente del Tribunal de Cuentas, Juez general para la venta, composición y confirmación de tierras realengas en todas las referidas Provincias e Islas dijo: Que para establecer la buena fe acerca de la calidad de los añiles de esta Provincia y precaver al tiempo de su venta obstáculos de reconocimiento siempre embarazosos y perjudiciales al comercio, se hace necesario el que antes de salir de la mano del cosechero se practique uno, el más exacto y circunstanciado por persona inteligente que gradúe de buena fe, su mérito y calidad, marcando con la distinción correspondiente los zurrones en que comunmente se empaca de modo que por la marca exterior puedan cerciorarse de ellas los comerciantes y verificar sin desconfianza ni riesgo su negociación. A el efecto, siendo el departamento de Maracay el más abundante en siembras de la especie, destinará S.S. allí un sujeto de reconocida inteligencia que haya de entender en esta operación practicando igual nombramiento en esta ciudad para el reconocimiento y graduación de añiles que sin pasar por aquel pueblo se cosechan y conducen de otros territorios de la Provincia. Asignándose a ambos la correspondiente gratificación que habrá de exigirse de los mismos cosecheros por medio de una contribución que asignará S.S. sobre el dho. añil. Que asi mismo deberán fabricarse marcas que denoten las cuatro clases de añil, a saber: una T para el tisate; F para el flor; S para el sobresaliente, y C para el corte. Que igualmente cada veedor tenga su sello o marca personal; asimismo cada labrador la suya, las cuales deberán presentarse a la Intendencia para que de todas se forme el correspondientes padrórt 

Esto presupuesto, será obligación de los cosecheros manifestar sus añiles a los veedores. Los del partido de Maracay y Valencia al del pueblo de Maracay, y los de otros partidos o bien al mismo o al de esta capital. Así manifestados, deberá el veedor examinar atenta y escrupulosamente su calidad, y sellar cada zurrón con la marca que la denote, y también con la suya personal en términos que no puedan variarse o contrahacerse. Igualmente los sellarán los labradores con sus peculiares marcas quedando así cerrados y marcados a presencia del veedor por quien se dará a los interesados el correspondiente documento con especificación del número de zurrones, quintales netos que contienen y su calidad. Para que el reconocimiento se ejecute con la precisa comodidad, se hace indispensable el que en los puestos prefijados se destine pieza capaz donde se examinen, empaquen o enzurronen los añiles que por el pronto podrá alquilarse, dándose desde luego las oportunas disposiciones para fabricar dos aparentes: una en esta ciudad, y otra en el pueblo de Maracay de las que tendrán las llaves los veedores, cuidando de su conservación y reparos los mismos cosecheros, alternando en esta obligación. Con respecto a que Dn. Antonio ARBIDE se ofrece a servir sin recompensa alguna el cargo de veedor durante su residencia en Maracay, y lo mismo don Pedro Gallego por lo tocante a esta ciudad, resta solo arreglar la contribución que haya de exigirse para la satisfacción de alquileres, fábrica de marcas y piezas de reconocimiento con los costos de su conservación, cuyos objetos podran muy bien llenarse imponiéndose por ahora sobre cada quintal de añil cuatro reales para el veedor de esta ciudad y dos para el de Maracay los que deberán exhibirse a los dichos al acto del reconocimiento, entregándolos éstos a los sujetos que se destinaren para efectuar aquellas obras, debiendo unos y otros llevar cuenta formal de todo para darla según se les prevenga. Por consecuencia de este proyecto, será absolutamente prohibido a todo labrador de vender o comerciar sus añiles sin precedente examen y calificación de los veedores en los términos que van especificados, bajo la pena de comiso los que se encontraren mezclados con especies extrañas al tiempo del reconocimiento quedando comprendidos en la misma prohibición y pena los comerciantes a quienes sin aquel requisito no se permitirá su embarque en los puertos de registro, a cuyos ministros se les comunicarán las correspondientes órdenes con nota de las marcas que se fabricaren para su inteligencia y confrontación, las cuales presentaran al tribunal los dueños de fábricas de añil por lo respectivo a los de esta ciudad dentro del término de un mes contado desde la publicación, y los de los demás partidos a los respectivos administradores donde haya siembra de dicho fruto dentro del término que se les asignen, remitiéndolas a esta Intendencia para dicho empadronamiento y para que llegue a noticia de todos y no se alegue ignorancia, mandó S.S. se haga saber esta providencia por bando a usanza militar en los parajes acostumbrados de esta capital a cuyo fin el presente escribano pasará a la habitación del Sr. Gobernador y Capitán General de esta Provincia y, precedido el recado político y venia del estilo, impetrará de S.S. el auxilio competente de tropa y tambores, ejecutándose lo mismo por los Administradores de los pueblos de la Victoria, Turmero, Maracay, Guanare, Barinas y Santa Lucia, librándose para ello los competentes despachos. Y por ante mí, etc. etc. Francisco de Saavedra". ("Diversos", T. LIX, ff. 31-35).

5.   Manuel de Arbide

Hemos visto en el anterior capítulo que don Antonio de Arbide envió a un hermano suyo a Guatemala para que trajera de allí semilla, con lo que se incrementó el reciente cultivo del país.

Ese hermano es, sin duda, Manuel de Arbide, del que pocas noticias personales podemos encontrar en los viejos documentos en donde, sin embargo, su nombre aparece con cierta frecuencia casi siempre bajo el signo del añil.

Así en los "Autos judiciales seguidos por don Manuel del Puerto contra la esposa y el hijo menor de don Juan José de Unzain (difunto) por cobro de pesos que quedó comprometido a devolver en añil flor" (246). En estos autos declara

  (246)    Archivo de Aragua. T. XXII, ff. 80-1€2. Año 1788.

como testigo Manuel de Arbide quien, entre otras cosas, dice que no tiene parentesco de afinidad ni consanguinidad con don Manuel del Puerto ni con su apoderado don Pedro Ignacio Sistiaga; que sólo tiene con estos dos sujetos una regular amistad de conocimiento y trato "como paisanos". Y como sabemos que Puerto, a pesar de ese apellido, era vasco como igualmente nos consta lo era Sistiaga. nos nos queda ninguna duda de la vasquía de Arbide, del que desgraciadamente, como dijimos, no tenemos datos personales.

Por el año de 1789 podemos ver a Manuel de Arbide en otros autos que sigue contra don Javier de Altuna por cobro de pesos que éste último le debe por arrendamientos devengados. Altuna, careciendo de dinero, señala como garantía del pago de su deuda "una fanegada de tierra cellada de planta de añil nuevo..." (247).

En otro autos, volvemos a encontrar muy pronto a Arbide, en los que entabla contra Francisco Antonio de Ezpe-leta, por cobro de pesos precio de "cuatro arrobas de añil flor" que Arbide le había entregado con la condición de devolvérselas "en el primer corte del año venidero" (248).

En los autos judiciales contra Juan José Isasa, por cobro de pesos, volvemos a encontrar a Arbide en ese mismo año de 1789 (249); y, para no alargar más la lista, terminaremos con otros autos que ya en agosto de 1795 sigue contra Agustín Pérez Barrios, también por cobro de pesos. Lo encontramos también en similares documentos del Registro Principal, sección Escribanías.

En todos los pleitos hemos hallado a Arbide como demandante; en todos aparece como vecino de Maracay, y todos,

(247)   Archivo de Aragua.            T.            XXV, íf. 9196.

(248)   Archivo de Aragua.            T.            XXV, f. 97.

(219)   Archivo de Aragua.            T.            XXV, f. 97.

o casi todos, se relacionan con el afiil. Es con esos datos que podemos forjamos la figura de Manuel de Arbide como la de uno de los mas fuertes hacendados de afiil de la región de Maracay, dedicado intensamente a ese negocio, y con un corazón que no parece haberse caracterizado por la blandura hacia aquellos que en sus tratos le resultaban deudores

6.   Hacendados Vascos de Añil,

En su "Viaje a la parte oriental de Tierra Firme", escribe Depons, al referirse al pueblo de Maracay, que: ".. .al igual del pueblo, sus habitantes son dignos de la admiración del observador. Nadie presume de alcurnia ni se envanece con las distinciones. La industria, la actividad, el trabajo, son base de sus sentimientos. Muchas haciendas de algodón, añil, café, trigo, etc., mantenidas con inteligencia y cuidado, son testimonio inequívoco de la laboriosidad de aquellos hombres y fuente de su bienestar. No cabe duda de que la mayoría de ellos han de ser vizcaínos, pues éstos, entre todos los españoles europeos residentes en Tierra Firme, se dedican con preferencia a la agricultura".

El curioso investigador que se dedique a hojear la colección del Archivo de Aragua, comprobará enseguida la verdad de la observación del ilustre viajero francés.

Así como, junto a don Antonio de Arbide, hemos visto a su hermano Manuel, de la misma forma, al lado de don Pablo de Orendain, hemos tenido ocasión de conocer a su asociado en el cultivo del afiil, don Felipe de Llaguno y Larrea, quien, a la muerte de Orendain, se hace cargo de la hacienda "San Ignacio" hasta que fallece, a fines de 1788 (250). A su muerte, otro vasco, don Francisco de Ochoteco,

(250)   En el Registro Principal, Escribanías, Año 1789, puede verse el testamento de D. Felipe Llaguno y Larrea, "natural del valle de Inicios, en el Señorío de Vizcaya

administará la dicha hacienda de añil propiedad de los hijos de Llaguno.

Otro guipuzcoano notable en este ramo es don Félix de Zuaznabar, refiriéndose al cual, dice el docto historiador García Chuecos: "Salvaremos su nombre del olvido insertan-do la siguiente Real Orden dirigida por el Ministro Valdés al Intendente Interino don Juan Guillelmi, con fecha 22 de octubre de 1788: "En atención al particular mérito que ha contraído en Caracas el Teniente Coronel graduado de Milicias de Infantería don Félix de Zuaznabar, promoviendo a su costa la cosecha de algodón, se ha servido el Bey concederle la particular gracia de que pueda extraer del puerto de La Guaira a la isla de Curazao, seis mil libras (Ltas. 6.000) de añil, y seis mil cueros (6.000) al pelo, retornando su importe al mismo puerto en géneros de común consumo, cuyo uso no esté prohibido por Reales disposiciones, todo con libertad de derecho de extracción e introducción, y sin que sirva de ejemplar para lo sucesivo" (251).

A este Zuaznabar se le puede hallar con cierta frecuencia en los documentos de las diversas colecciones del Archivo Nacional. Así lo vemos en 1777, Teniente Justicia, Cabo principal a Guerra y Juez de Comisos de Maracay (252), y dos años más tarde, en 1779, Teniente de Gobernador que, "solicitando su incorporación al Batallón de Voluntarios Reglados", hace relación de sus méritos alegando, entre otras cosas, que "el mejor comprobante de su conducta" es "la notoria aprobación y confianza de cuatro señores Capitanes Generales sucesivos a cuyas órdenes ha estado y está empleado" (253) Lo vemos pocos meses después, en ese mismo año de 1779, como, entre otras cosas, dice que "mi primera hacienda de añil está establecida en tierras y -agua arrendadas al Capitán

(251)   1.            Siglo dieciocho venezolano. Fágs.  269-270.

(252)   2.            Archivo de Aragua. V bis, f. 335.

(253)   3.            Gobernación y Capitanía General. T. XXII, í. 72.

don Gabriel Bolívar, y la segunda en las arrendadas a don José Madriz, y así en otros varios documentos.

Otro fuerte hacendado de añil residente en Maracay sabemos era don José Xavier de Zuloaga, "hijo legítimo de don José Ignacio de Zuloaga y de doña Polonia de Ugarte, naturales el primero de la villa de Azpeitia y la segunda de la de Ezquioga en la Provincia de Guipúzcoa" (254). Este Zuloaga era primo hermano del que fue Factor Principal de la Compañía Guipuzcoana, don José de Amenabar y Zuloaga y, entre los albaceas testamentarios que nombró, vemos aparecer al "Capitán graduado Dn. Antonio de Arbide".

Entre los documentos insertos a continuación, de su testamento, es de interés la "Razón del reconocimiento de las tintas que dejó don José Xabier de Zuloaga en su testamento y el justiprecio, según las calidades que he hallado con arreglo a la práctica común del país, a saber:

Viene aquí la relación con especificación de calidades, pesos y precios de flor buena, superior, sobresaliente, etc., etc., con un total de libras netas 2,167 y un precio de pesos 2.251.

El perito evaluador que firma esto en Maracay, a 7 de mayo de 1800, es otro guipuzcoano, Agustín Ignacio de Ece-narro, uno de tantos, como antes vimos a José de Hoñatibia, entendidos en la teoría y la práctica del cultivo del añil.

Y, sin detenernos más en casos individuales, vamos a cerrar este capítulo con una enumeración de hacendados vascos añileros que, al correr de los tomos del Archivo de Ara-gua, hemos ido anotando sin pretender, de ningún modo, haber agotado la serie.

(254)    Archivo de Aragua. T. XLIV, í. I.

ALGUNOS HACENDADOS Y CULTIVADORES DE AÑIL DEL VALLE DE ARAGXJA

AGUIRRE, Manuel ..   ..   ..   ..   (Archivo de Aragua, T. XXXVIII, f. III)

AGUIRRE,   Simón   ........            "            "            T. XIV, f. 161)

ABALIA, José Manuel   ......            "            "            T. XXIV, í. 164)

ABIA, Martínez  de   ........    "            "            T. XX, í. 92)

ALTUNA, Xavier  ..........            "            "            T. XXX-C., í. 251)

ANZO, Cristóbal   ..........  "            "            T. XXV, f. 4)

BELAUNZARAN, José Martín  .            "            T.  XXXII. í.  382)

ECHEGARAY,   Bernardo   ....        "            "            T. XXXVIII. t. 111)

EZPELETA,  Francisco   ......            "            *            T. IX, í. 90)

EGURROLA, Agustín ........            "            "            T. XVIII,  f.  1)

BCENARRO, Agustín ........            "            "            T. XXI, 1. 355)

ELIZONDO, Matías  ........            "            "            T. XIII, f.  150)

ELIZALDE, Miguel Ignacio  ...         "            T. XXIV, f. 150)

GARAY, Matías   ..........            "            "            T. X,  í.  1)

GUEVARA,  Juan José   ......            "            "            T. XXXVIII, f. 14)

GARCIANDIA, Juan Francisco.            "            "            T. VIII, í. 55)

IRISARRI, Domingo  ........            "            "            T. XXIV, f. 86)

1SASA, Juan José ..........            "            "            XXIV, í.  164)

LECUNA, Sebastián  ........    "            "            T. XXX VHI, 1. 111)

LASA, José Ignacio  ..   ......            "            "            T. XIX, í. 74)

LAYA, Luis ..............            "            "            T.  XIV,  f.  1)

ORONOZ, Ignacio ..........            "            "            T. XXII, f. I)

OCHOTECO, Juan Francisco  ..          "            "            T.  XXII, f. 80)

OLAIZ, Manuel Ignacio ......      "            "            T. XXX, í. 331)

PAGÓLA, Antonio ..........            "            "            T. XXV, f.  321)

SAGARZAZU,  Ignacio   ......            "            "            T.  V,  í.  26)

UNZAIN, Manuel  ..........            "            "            T. XLIII, 1. 255)

UNZAIN, Juan José ........            "            "            T. XXI, I. 8)

URDINOLA, Nicolás ........            "            "            T.  XXVIII,  í. 12)

ZAMANIEGO, José   ........            "            "            T. XXIV, f. 265)

ZULOAGA,,  José  Ignacio   ....        "            "            T. XXXIX, í. 444)

ZULOAGA, Juan Lorenzo   ....        "            "            T. XXV, f. 91

La mayor parte de ellos aparecen muchas veces en los folios del Archivo. Nos hemos limitado a una cita, generalmente la de la primera vez que los hemos encontrado, aunque algunas veces ella no sea la más adecuada y completa para la citación.

En otras fuentes, como el Registro Principal, es fácil dar con otros nombres, como los de José de Esquibel y Miguel de Gárate, quienes, por el año 1788, tenían en Valencia hacienda de añil, etc., etc.(255).

Entre esta lista y los anteriormente citados, tenemos una cuarentena de cultivadores guipuzcoanos del añil. Creemos que basta para dar idea de la densidad de un esfuerzo que se realizaba sobre un territorio de cuatro o cinco leguas cuadradas, como escribía Humboldt. Podrían añadirse a ellos otros hombres que desfilan por el Archivo como dueños de almacenes, pulperías, etc., etc. Muchos otros ejercían en esas haciendas de añil cargos de confianza como mayordomos y otros subalternos, entre los que no faltaban los de tan pura cepa que ni siquiera conocían el idioma español. Así, en los autos judiciales seguidos por don Manuel del Puerto, contra la esposa y el hijo menor de don Juan José Unzainí difunto) por cobro de pesos que quedó comprometido a devolver en añil flor, se ve que cuando el apoderado de Puerto, don Ignacio de Sistiaga, prepara la prueba testifical, los testigos que presenta, no siendo "nada instruidos en el idioma castellano", es preciso hagan sus declaraciones a través de intérprete. Y, en efecto, por medio del nombrado como tal don Santiago Michelena, deponen Luis de Martiarena, Juan de AHurralde, Ignacio Gamón y Sebastián de Arrieta, de todos los cuales se dice ser "de Nación Vizcaína". En el mismo acto, intervienen también como testigos don Xavier de Zuloaga, "sin asistencia de intérprete respecto a estar instruido en la lengua castellana", y don Antonio de Aizpuru, "de Nación Vizcayna e instruido en la lengua castellana" (256).

(255)    Registro Principe!. Escribanías. Año 1788. Tomo 1.

(256)    Archivo de Aragua.  T. XXII, ff. 80-102. Año de  1788.

 

INDICE
 
  • Prólogo 
    Capitulo I. Pedro lote de Olavarria», el Precursor 
         1. Gobierno de Betancourt y Castro 
         2. Gobierno de don Diego Portales y Muñeses 
         3. La "Instrucción General y Particular.." 
         4. Fundación de la R. C. Guipuzcoana 
         5. Gobernación de don Sebastián García de la Torre 
         6. La rebelión de Andresote 
         7. Gobierno de don Martin de Lardizábal 
             Apéndice 1.* Reconocimiento Real de los servicios
             Apéndice 2.* Reedificación y arriendo de la casa de la Factoría de La Guaira 
    Capítulo II. José de Iturriaga, el Director Principal 
         1. Defensa de las costas venezolanas. Zuloaga 
             Aparece don José de Iturriaga 
             Las "funciones" de La Guaira y Puerto Cabello 
             Prevenciones de Iturriaga 
             Apéndice I. La función de 1739. Información de Zuloaga 
             Apéndice II. La función de 1743 
             Ataque a Puerto Cabello 
         2. El manifiesto de 1749 
             Juan Franciscgo de León 
             El "Manifiesto" de la R. C. G. 
         3. La Expedición de Límite
             La expedición al Orinoco 
             La estada en Cumaná. El Gobernador Gual 
             Antonio de Urnitia 
             Juan Ignacio de Madariaga 
             Iturriaga sale de Cumaná 
             Síntesis de las actividades de Iturriaga 
             Exploraciones 
             Fundaciones .
             Pacificación y población de Indios 
             Los holandeses 
             El problema de los negros 
             Los portugueses 
             Los jesuítas 
             Alvarado 
         4. Iturriaga, Comandante General del Orinoco 
             Apéndice 1." 
             Apéndice 2.' 
    Capítulo III. José de Amenabar, un Factor Principal 
             El hombre de la Compañía 
             El. Amigo del País 
    Capítulo IV. Los libros 
         1. Inventario d« 1749 
         2. El Factor Tellería 
         3. El Capital Urrutia 
         4. El Director Iturrlaga 
         5. El Administrador Torre 
             El Factor Uranga 
         6. El Cabo a guerra Aguinagalde 
         7. Una certificación 
         8. El Arancel de Maracaibo 
    Capítulo V. Fermín de Sanslntnea: Un manuscrito 
            "Razón suelta de la Provincia de Guayana" 
    Capítulo VI. Pedro de Beraategui 
         1. Noticia personal 
         2. El Tabaco 
         3. Apéndice 1. 
         4. Apéndice 2. 
         5. Minas y plantaciones 
         6. Los Comuneros de Mérida 
             Apéndice 
         7. Últimos años y muerte 
    Capítulo VII. El añil 
         1. Los valles de Aragua 
         2. El añil en Venezuela 
         3. Pablo de Orendain 
         4. Antonio de Arbide 
             Apéndice 
         5. Manuel de Arbide 
         6. Hacendados vascos de añil 
            
    Indice de Nombres de Personas

I) INIDICE OBRAS COMPLETAS PUBLICADAS INTERNET

 

I.1 Linea de Vida  y su Obra

I.2 Poesias en Euskera Recopilacion Total

I.3 Conferencias Recopilacion

I,4 Articulos Periodisticos Recopilacion Total

I.5 Lengua Vasca

I.6 Gernika

I.7 Uruguay

I.8 Venezuela

I.9 Reseñas Biograficas

I.10 Traducciones

I.11 Obras Publicadas

I.12 Semana Vasca en Montevideo

I.13 Ciclo de Clases

I.14 Nota Bio-Bibliografica

I,15 Biografia en Euskera

I.16 Sitio en Internet en Euskera

I.17 Nostalgia

I.18 Articulos Periodisticos Indice Cronologico

I.19 Articulos Periodisticos Indice Alfafabetico

II) OBRAS COMPLETAS - Libros Publicados en Internet

 

II.1  El Hombre Vasco

II.2 Hombres de la Compañia  Guipuzcoana

II.3  El Elemento Vasco en el siglo XVIII Venezolano

II.4 Vicente Antonio de Icuza

III) INDICE de TEMAS RELACIONADOS. Libros publicados por sus hijos;

 

III.1 Nere Aita - el exilio vasco - Mirentxu Amezaga 

III.2 Cronicas del Alsina -  Arantzazu Amezaga de Irujo

IV) Sus Hijos Escriben;

 

IV.1 Los tres Barcos que llevaron a Ama y Aita

IV.2 Travesia

V) Sus Hijos Escriben tras su muerte;

 

V.1 A mi Aita

V.2 La cancion de mi Padre

VI) Otros aspectos

 

VI.1 Reunion Familar en su Memoria

VI.2 Exodo

VI.3 Comision del Cuatricentenario de Caracas

VI.4 Inauguracion de la Plaza que lleva su nombre en Algorta

VI.5 Su Pequeño Poema en la Nota Necrologica 4 Febrero 1969

VII) Toda su Obra Publicada convertida en Formato PDF- puede ser leida en dispositivos  e-Book

 

 VII.1 Amézaga Vicente  Autor Irujo Ametzaga Xabier

 VII.2 Articulos de Prensa

 VII.3 Bio Biografica

 VII.4 Biografia en Euskera

 VII.5 Ciclo de Clases

 VII.6 Ciclo de Conferencias

 VII.7 Nostalgia

 VII.8 El Elemento vasco en el Siglo XVIII Venezolano

 VII.9 El Hombre Vasco

 VII.10 Los Hombres de la Compañia Guipuzcoana

 VII.11 Obras Publicadas

 VII.12 Vicente Antonio de Icuza

 VII.13 Poesias

 VII.14 Relacion de Escritos como Autor

 VII.15 Reseñas Biograficas

 VII.16 Semana Vasca Montevideo

 VII.17 Semana Vasca Montevideo Indice de Articulos

 VII.18 Traducciones

.

Dedicatoria y mi homenaje a Mercedes Iribarren Gorostegui - Su esposa y mi ama

 
Sitio en Internet en homenaje a Vicente de Ametzaga Aresti.
http://vicenteamezagaaresti.blogspot.com
Unico sitio en Internet, que lleva su nombre, de referencia completa de su vida y su Obra totalmente publicada en Internet, 
Poesias, Articulos de Prensa, sus Libros, completando asi, y cerrando todo lo que se habia escrito en libros sobre el y su vida
Creacion, Edicion y contacto: Xabier Iñaki Ametzaga Iribarren
e-mail: xabieramezaga@gmail.com
Blog Xabier Amezaga Iribarren: http://xabieramezaga.blogspot.com
Editoriales relacionadas con sus Publicaciones