OBRAS - COMPLETAS - LOS HOMBRES DE LA COMPAÑIA GUIPUZCOANA


CAPITULO III

 

JOSÉ  DE  AMENABAR

UN  FACTOR PRINCIPAL

El hombre de la Compañía. Nos es familiar la clara letra del Factor Principal de la Real Compañía Guipuzcoana, don José de Amenabar. Letra clara como, sin duda, lo era su espíritu, rápido en captar y presentar la verdad o, en el peor caso, la mayor apariencia posible de verdad, en defensa de los intereses que le estaban encomendados. Cierto que, la mayoría de las veces, los expedientes del Archivo General de la Nación no nos dan otra cosa sino una machacona repetición de las causas de contrabando en las que la variedad y el interés poco pueden resplandecer. Pero, no faltan ocasiones en que el espíritu de nuestro Factor tenía que ponerse en tensión, y no faltan tampoco entonces a su pluma ni fluidez en la expresión, ni hondura en el concepto, ni fuerza en el argumento presentado.

Un ejemplo de estas intervenciones de Amenabar lo encontramos en el debate sostenido en la junta de 1774, en la que, el representante del Cabildo, pedía un nuevo aumento en los precios del cacao apoyándose, principalmente, en razones de escasez (150).

(150)   A.  G. N. Diversos. Año  1774.  Tomo XLV.

En el escrito presentado al Gobernador por Amenabar, entra éste directamente al argumento del adversario diciendo: "Si el Diputado logra probar su aserto, será la primera vez que se haya visto probado un imposible, que no es otra cosa que el empeño de probar pérdidas y escaseces de cacao en un año, en que se ha extraído más cacao que en ninguno de los ocho anteriores, sin que hayan aparecido nuevas haciendas desde el año pasado, ni haya dejado de gastar esta Provincia, lo que de ordinario suele consumir". Añadiendo, a continuación, que demostraría "por las extracciones de cacao (que es lo que no tiene réplica) que no sólo no ha habido escasez, sino mas abundancia que en ninguno de los cuatrienios desde el año de cincuenta acá. Y pasando después a varias reflexiones, haré ver que las desproporcionadas alzas, que con irregular empeño soliciten los Diputados de Feria, tan lejos están de ser útiles a la Provincia, que antes bien impiden sus adelantamientos, y tiran a la destrucción del comercio de ellas, con un daño actual y futuro de sus habitadores".

Pasa, a continuación, a presentar certificación dada por los Oficiales Reales y que abraza el ramo de diezmos, desde el año de mil setecientos cincuenta hasta el de mil setecientos sesenta y nueve y da la correspondiente a las extracciones del año 1773, por el que consta, que salieron ese año, por legítimo registro, sesenta y cuatro mil cuatrocientos ochenta y dos fanegas, setenta y tres cuartas libras de cacao, para después de otras precisiones, terminar diciendo concluyentcmente : "La prueba real de la abundancia o escasez de frutos en cualquiera país, la dan sus extracciones: sólo por ellas, es por donde con seguridad y sin falencia, se descubre el estado de sus cosechas, porque, si éstas han sido cortas, no puede salir mucho, ni poco habiendo sido abundantes y habiendo quien las extraiga".

La certificación segunda que presenta, también extraída por los Oficiales Reales, demuestra que en los dos últimos años de 1772 y 1773 se extrajeron más porciones que en cada uno de todos los 10 años anteriores, con lo cual, demuestra que no hubo escasez y refutado así el argumento básico del Diputado de Feria, pasa Amenabar a hacer otras interesantes consideraciones.

Se refiere a la R. O. citada por el Diputado, según la cual SJM. encarga que se señale al cacao en la Feria algo mayor precio que el corriente, y hace ver que esta B. O. habla del caso en que se advierta escasez de cosechas, cosa que no sucede, según lo acaba de demostrar.

Habla del precio siempre menor que regía fuera de la Factoría, porque aquél se pagaba en plata, y el de la Factoría, parte en la misma especie y otra en géneros, cuando los caudales de ella no alcanzaban a pagar todo lo que se le traía a vender; pero este,estado de cosas ha variado, dice, y hoy el precio de los particulares es el mismo que el de la Factoría, "y no puede ser menor porque se recibe en ella a dinero cuanto presentan, porque, habiendo variado el método de las ventas, a proporción que se han ido creando mercaderes de caudal y crédito, para poderlas hacer sin largas demoras en la cobranza, hay caudales de sobra, para pagar en plata, todo el cacao que traen a ella. Privados por esta razón, los particulares de aquella ventaja que les daba su plata... se ven precisados... a buscar la preferencia por medio de la salida de precio, y así lo están haciendo, como es público y notorio".

Advierte, a continuación, cómo el año de mil setecientos cincuenta, "después de maduro examen del costo de la agricultura del cacao y del valor de los efectos de Europa, se establecieron precios fijos al cacao de doce pesos, y a los géneros de Europa, los que hay que constar de la tarifa. Esta permanece inalterable, no obstante, haber subido en Europa generalmente los efectos comerciales, veinte y cinco por ciento, según el cálculo más prudente, pero el cacao ha subido hasta diez y seis pesos, que no es menos de treinta y tres tercio por ciento. De manera, que si en el año de mil setecientos y cincuenta quedó (como se debe suponer) en la debida proporción y balanza de esta Provincia, en el día, por las continuas batallas de los Diputados de Feria, se ha faltado a aquella justa proporción, y se ha inclinado la balanza a favor de esta Provincia, con el peso ventajoso de cincuenta y ocho y tercio por ciento: los veinte y cinco por lo que han subido en géneros de Europa, y no exige la Compañía, y los treinta y tres y tercio por lo que ha subido el cacao y exige la Provincia".

Se refiere después al importante punto del consumo de cacao dentro de Venezuela, diciendo que: "En esta Provincia...

se consumen treinta o treinta y cinco mil fanegas de cacao, y es cálculo bien moderado. Se hace, como lo denota esta suma, tanto uso de este fruto que, sin ponderación, es alimento de primera necesidad para grandes, medianos y menores. Preséntanse aquí las carestías de este fruto, en los intermedios de cosechas con no menos fuerza que si no hubiese haciendas de él. Todos sienten la subida del precio ordinario y estas alzas extraordinarias; pero, con la diferencia de que los que hicieren haciendas de cacao, como es más lo que venden, que lo que gastan, quedan siempre beneficiados, pero los que no las hicieren, que son los más, sufren sin desquite la carestía de lo que consumen. De donde se vé, que en las subidas continuas del cacao, se sacrifica en conveniencia pública a la particular de los dueños del cacao, resultando en el comercio interior de la Provincia no menos desorden, que el que se ha visto en el exterior".

Pero no se limita Amenabar a este hábil alegato, en el cual los intereses de la Compañía se hace ver que marchan con los de la inmensa mayoría de la población de Venezuela, y se lanza a demostrar cómo las alzas del precio del cacao que, repetidamente son exigidas por los Diputados de Feria, no hacen sino impedir "el fomento de otras ocupaciones más acomodadas y propias para la población, y de más verdadera y sólida riqueza de la Provincia".

En efecto, argumenta: "Es cosa naturalísima el aplicarse los hombres a aquellas ocupaciones que les son más útiles y ventajosas, y dejar las que no lo son tanto. Apenas se conoce cómo hacen los hombres esta graduación y porque varían tan frecuentemente, como se ve, sus ocupaciones. Pero, quien observase con algún cuidado estas variaciones, hallará que no hay mas principio agente que la abundancia o escasez de las cosas, que naturalmente engendran el alto o bajo precio de ellas. No necesita el hombre mucha experiencia para variar o .permanecer. Luego, busca su interés en otra cosa, cuando la en que se ocupa no le produce lo que necesita y algo más La conservación, pues, del equilibrio, es efecto natural de la prudente diligencia con que busca el hombre su conveniencia, y de las pérdidas que la demasiada abundancia ocasiona en los excesos".

"Esto es lo que no hay que temer en Caracas, y de que nace el desorden, porque asegurados los que tienen algún caudal de que, por mucho cacao que haya, siempre tienen en la Compañía comprador que solo pague a muy buen precio, y asegurados también de que aunque nos llueva cacao, aunque no se pueda vender en España ni haya quien lo consuma, nunca había de bajar el precio, antes ha de tener un Diputado que, a todo trance y con el nombre del público, ha de solicitar en cada año que se suba de nuevo, todos se aplican el cacao. En el día se está entablando el cultivo y perfección del añil, con feliz principio. Esta es una labor que mantendría mucha gente, quizá más útil a la República que la que se ocupa en el cacao, y por consiguiente sería una industria ventajosísima de esta Provincia. Pero, sin embargo, no tengo duda ni me parece que nadie la debe tener, en que el desproporcionado precio del cacao ha de impedir este ramo de agricultura e industria. Con el añil que aquí se trabaje, entrará en el comercio una nueva cantidad, que ha de hacer bajar el precio actual de este ingrediente en Europa; por consiguiente, deberá tener aquí un precio muy cómodo el comerciante, y de lo contrario, no siendo tan útil a los empresarios, éste, como el que tiene el cacao, no se puede dudar de que quien tenga caudal que emplear, preferirá la hacienda de cacao a la siembra y labor del añil; y he aquí cómo la desproporcionada salida de aquél, impedirá el establecimiento y progreso de éste".

En sus ataques al mal del monocultivo, pasa Amenabar a expresar lo que "está sucediendo con el algodón, que apenas hay un rincón donde no se vea una mata de él. La Compañía ha deseado y procurado su cultura y beneficio; tiene señalado un precio aún mayor que el que convendría para venderlo utilmente en Euopa. Pero, ni por esto asi como porque haya tanta gente ociosa en la Provincia, ni porque en la mayor parte sea ocupación propia de mujeres, no ha podido conseguir este ramo de comercio, y no hay más razón sino que la que tienen algún caudal, sólo aspiran al cacao, como si Dios hubiera negado a esta tierra virtud, productiva para todo lo que no es cacao".

"Lo mismo sucede con el trigo, de que quizá produciría mucho esta Provincia, si a su siembra se aplicaran algunos caudales, sin estar dependiendo de Europa, como lo está".

"Finalmente, lo mismo pasa con el azúcar, que aunque la necesidad y gran consumo de ella asegura venta en dulce y papelón, con todo eso hay tan poca, que cuesta mas que en España".

Pasa Amenabar a señalar el peligro de que la política seguida conduzca, a la postre, a la ruina de las haciendas de cacao. "No ha muchos años, dice, el cacao de Guayaquil se resistía fuertemente al paladar de los españoles, y con el tiempo y las continuas salidas del de esta Provincia, va tomando tal fomento que ya le sigue a ésta muy de cerca. En buena política, este hecho debía inclinar a los Diputados de Feria a pedir bajas, porque es una cosa bien sabida que lo barato es lo que mejor sabe, y una vez acostumbrado al paladar a lo amargo, a lo agrio o a lo áspero, llega a deleitarse en lo mismo que antes le mortificaba. Pero, no hay que temer que los Diputados de Feria cedan a esta reflexión que, desde que soy Factor estoy exponiendo en .las Juntas, como si no hubiera de vivirse más que la edad presente, como si no tuvieran los actuales hacendados hijos a quienes dejar sus haciendas, y como si mañana se hubiese de acabar o prohibir el uso del chocolate, instar por la utilidad presente ni prever las pérdidas futuras. Discurren al revés de todo el mundo. Aún las naciones cultas y los particulares más interesados, ponen todo su conato en sacar sus obras y sus frutos al menos costo posible, para lograr la preferencia sobre otros competidores y para que el excesivo precio, no convide a otros el cultivo del mismo fruto o a la misma industria. Pero, los Diputados de Feria en Caracas no reparan en esto, aunque es un discurso naturalísimo, y aunque con hechos públicos se lo están persuadiendo".

Con gran habilidad, ataca al Diputado de Feria, volviendo a mostrar los intereses de la Compañía ligados con los de la comunidad, al decir a continuación: "Yo no extrañaría que cada particular dueño del cacao pretendiese vender caros sus frutos, porque es natural inclinación al particular mirar a su ventaja sin considerar la conveniencia del común. Pero, lo que no se puede menos de admirar, es que un Diputado que va a la Feria encargado de la procomunal, y, que, aunque sea hacendado de cacao, la confianza y representación que lleve le constituye en la obligación de mirar por todos en común, aunque sea contrario en particular, manifieste tanto empeño en procurar lo que, a lo más, es sólo bueno para los hacendados y malo universalmente para todos".

Frente a esta conducta de los Diputados, marca su posición particular de un modo contundente, al decir que: "El Factor tira su comisión de cuatro por ciento sobre el valor de lo que compra; y siendo cierto que comprando treinta mil fanegas de cacao a veinte pesos, le rendirían más comisión que comprándolos a diez y seis, es evidente que tiene interés en la subida y perjuicio en la baja, y que, consiguientemente, si procura ésta y resiste aquélla sólo es por cumplir con la obligación que S.M. le pone de decir su sentir en la Junta con relación a lo justo, y no a lo útil".

Volviéndose ahora a la defensa de la Compañía, reconoce que ésta "tiene perjuicio en las alzas, porque la subida del cacao dificulta y atrasa las ventas en España, reduce los consumos y prepara la total pérdida del comercio". Pero, dice Amenabar, retorciendo el argumento: "Estos son unos motivos que ligan aún más estrechamente a la Provincia que dado su conato en sacar sus obras y sus frutos al menos costo posible, para lograr la preferencia sobre otros competidores y para que el excesivo precio, no convide a otros el cultivo del mismo fruto o a la misma industria. Pero, los Diputados de Feria en Caracas no reparan en esto, aunque es un discurso naturalísimo, y aunque con hechos públicos se lo están persuadiendo".

Con gran habilidad, ataca al Diputado de Feria, volviendo a mostrar los intereses de la Compañía ligados con los de la comunidad, al decir a continuación: "Yo no extrañaría que cada particular dueño del cacao pretendiese vender caros sus frutos, porque es natural inclinación al particular mirar a su ventaja sin considerar la conveniencia del común. Pero, lo que no se puede menos de admirar, es que un Diputado que va a la Feria encargado de la procomunal, y, que, aunque sea hacendado de cacao, la confianza y representación que lleve le constituye en la obligación de mirar por todos en común, aunque sea contrario en particular, manifieste tanto empeño en procurar lo que, a lo más, es sólo bueno para los hacendados y malo universalmente para todos".

Frente a esta conducta de los Diputados, marca su posición particular de un modo contundente, al decir que: "El Factor tira su comisión de cuatro por ciento sobre el valor de lo que compra; y siendo cierto que comprando treinta mil fanegas de cacao a veinte pesos, le rendirían más comisión que comprándolos a diez y seis, es evidente que tiene interés en la subida y perjuicio en la baja, y que, consiguientemente, si procura ésta y resiste aquélla sólo es por cumplir con la obligación que S.M. le pone de decir su sentir en la Junta con relación a lo justo, y no a lo útil".

Volviéndose ahora a la defensa de la Compañía, reconoce que ésta "tiene perjuicio en las alzas, porque la subida del cacao dificulta y atrasa las ventas en España, reduce los consumos y prepara la total pérdida del comercio". Pero, dice Amenabar, retorciendo el argumento: "Estos son unos motivos que ligan aún más estrechamente a la Provincia que sólo, con los auxilios de la Compañía, a su particular ganancia sin otro dispendio en sus riesgos que los debidos al Soberano por sus derechos, la comisión de quien le sirve y los fletes del amo del navio. La Compañía tiene otros respectos bien distintos y muchas indispensables cargas a que atender de que está lejos el particular, y aún de su consideración el Diputado. El particular disfruta de una total libertad de su giro y la Compañía se liga con obediente, respetuosa sumisión a la cuota que para España y América se le tiene señalada. El particular vive sosegado en su caso sin otro susto que el accidental del riesgo; y la Compañía, sobre esto mismo, está cuidando de la tranquilidad y sosiego que aquél disfruta. El particular navega con navio que, a excepción del corto gasto de sus carenas, no tiene otros; y la Compañía, sobre la exorbitancia de la tripulación respecto de aquellos, va armada en guerra en todo tiempo. El particular, fenecido su viaje, despide su gente sin otro gasto ni obligación; y la Compañía, si quiere mantener diestros, fieles y arrogantes marineros y otros innumerables dependientes y que éstos nunca le falten, debe conservarles sus sueldos, y tiene una Casa de Inválidos para su socorro. El particular, en fin, no cuida de la curación de sus enfermos, y la Compañía les cura sus enfermedades en los hospitales que sostiene a su costa, proveídos de cirujanos, botica, capellanes, etc. y mantiene con bizcocho, carne y pescados y minestra a los sanos; y con gallinas y todo regalo que el hombre de más conveniencia puede lograr en su casa, a los enfermos" (*).

Pero, en Amenabar, el hombre de la Compañía no era, por cierto, el obsecuente servidor que acata ciegamente todas sus directrices y menos aún, si cabe, el funcionario que dócilmente se pliega a cualquiera de sus disposiciones. Su valía personal y su conocimiento profundo y minucioso de cuanto problema en Venezuela se le presentaba en el ejercicio de su cargo, no sólo por parte de las autoridades y naturales de la tierra, sino también de la de sus compatriotas jefes y de dar anualmente las cuentas de su Factoría, según está prevenido por Instrucciones de la Real Compañía, no puede obligarse, porque el propio conocimiento que ha tomado de los asuntos y la experiencia adquirida sobre los motivos para haberlas dilatado los antecedentes Factores, le hacen dificultar aquella puntualidad y más ocurriendo ahora las nuevas disposiciones de la Compañía para la incorporación de la cuenta particular de los Factores entre si que, por sola ésta conexión, sus formalidades y conformidades, necesita hoy de mucho más tiempo; y el segundo, que es el de la entrega de las cuentas finales dentro de seis meses, como se anota al pie del citado papel, es de igual importancia, por ser sumamente angustiado este término para evacuar el concurso de negocios peculiares y las relaciones o dependencias de las otras Factorías en que es indispensable intervenga liquidación de muchas cuentas, consecución de cobranzas o conformidad de los deudores, como que siendo la última, debe abrazar y dejar líquidas las resultas de todas y en ellas disponerse y cerrarse. Atento a lo cual, sólo se obliga y obligó bajo del juramento que tiene prestado y nuevamente presta y hace por Dios Nro. Señor y la Santa Cruz, de que, en uno y otro caso, no perderá medio, tiempo ni diligencia conveniente para verificar las respectivas liquidaciones, concluir y dar sus cuentas con la posible brevedad, esforzándose, con el mayor empeño, a que se consiga este importante fin que la Real Compañía solicita en el enunciado capítulo cuarto. Así lo otorgó y firma en este registro, siendo testigos don Juan José Mintegui, don José Antonio de Arrese y don Remigio Ochoa, vecinos y residentes en esta ciudad" (*).

El Amigo del País.

Podemos ver a don José de Amenabar siempre al frente de las actividades de la Real Compañía Guipuzcoana en Caracas, hasta el año de 1784, en que (R.C.G. Apéndice IV) lo sabemos "enfermo en cama de achaque grave", otorgando un poder para testar.

(*)   Registro Principal. Escribanías. Año 1772. T. 6, ff. 25 y 26.

Por este documento, nos enteramos de que don José Antonio de Amenazar era natural de la villa de Azpeitia, en Guipúzcoa, "hijo legítimo de legítimo matrimonio de don Antonio de Amenabar y de doña Antonia de Zuloaga, ya difuntos, naturales y vecinos que íueron de dicha Provincia".

Estaba casado con doña Francisca Ignacia Egaña, hija de quien era a la sazón Regidor Alguacil Mayor de Caracas, don Antonio de Egaña. El matrimonio no había tenido sucesión, y Amenabar otorgaba poder para que "procedan a hacer y formar dho. mi testamento, arreglados para su forma-ción a los comunicados que les hiciere y apuntes que les dejare" a sus tres compatriotas, Juan José de Mintegui, Manuel de Anzoátegui y José Joaquín de Ansa, prueba de confianza en la amistad y el paisanaje que puede apreciarse hasta en el simple detalle de los tres testigos ante quienes otorga el documento, dos de los cuales también, Juan Francisco Antonio Lanz y José Lasa, bien a las claras muestran, en sus apellidos, su inconfundible oriundez.

Fallecido Amenabar, a consecuencia, sin duda, de su "grave achaque (17 de julio de 1784) y sin herederos forzosos, hacen su aparición los designados, que no son otros que sus hermanos que componen la clásica familia vasca numerosa y distribuida, en varios de sus miembros fuera de la tierra natal. En ésta quedaban Alberto y Domingo de Amenabar, naturales y vecinos de Azpeitia, encargados, sin duda, de seguir la tradición y perpetuar la estirpe en el viejo solar. Otra pareja de hermanos, Xabier Ignacio y Agustín, aparecen como "vecinos y del comercio en la Universidad de Cargadores a Indias de esta ciudad de Cádiz", seguramente, ubicados allí en relación con su hermano, el Factor de la Guipuzcoana. Y, finalmente, otra pareja, la de los que habían emigrado a las Indias al impulso de la corriente de la época, Silvestre de Amenabar, "estante en la ciudad de los Reyes del Perú" y Gaspar de Amenabar, "del comercio y vecindario que fue de esta dicha de Cádiz, residente en la de Lima".

En el año de 1764, veinte antes del fallecimiento de Amenabar, las Juntas Generales de Guipúzcoa, reunidas en julio de ese año en la villa de Azcoitia, vecina a la natal de nuestro Factor, aprobaban el proyecto que don Xabier María de Mu-nibe e Idiáquez, conde de Peñaflorida, había presentado a las mismas como "Plan de una sociedad económica o Academia de Agricultura, Ciencias y Artes Útiles y Comercio, adoptado a las circunstancias y Economía particular de la M.N., y M.L. Provincia de Guipúzcoa" que, extendido de inmediato a las otras regiones vascas occidentales de Álava y Vizcaya, vino a constituir la benemérita "Real Sociedad Bascongada de Amigos del País", cuyos íines aparecen claramente sintetizados en el artículo 1 de sus Estatutos, que reza así: "El objeto de esta Sociedad es el de cultivar la inclinación y el gusto de la Nación Bascongada hacia las Ciencias, Bellas Artes y Letras ; corregir y pulir ssu costumbres; desterrar el ocio, la ignorancia y sus funestas consecuencias, y estrechar más la unión de las tres Provincias Bascongadas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa".

Si don Francisco de Munibe, conde de Peñaflorida, había tenido una parte preponderante en la estructuración de las bases que, presentadas en 1728 a las Juntas Guipuzcoanas y aprobadas por éstas, dieron nacimiento a la Real Compañía de Caracas, un papel más decisivo aún cupo a su hijo, don Xabier María, titular a la sazón (1764) del condado, en la institución de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Don Xabier María, que había estudiado en Francia y se había puesto en condiciones de apreciar la gran diferencia del estado de esos estudios con los dedicados en la Península, sobre todo, a las ciencias naturales y experimentales. En carta que el 29 de mayo de 1753 escribiera desde Azcoitia a un jesuíta de Toulouse, ciudad ésta donde él había cursado la instrucción media, desde 1739 a 1743, estampaba estos conceptos: "Sabe Vm. mejor que nadie, mi Reverendo Padre, el estado lamentable en que se encuentra nuestra nación en punto a Ciencias y Bellas Artes: pero, sobre todo, en cuanto a Física, de la que apenas se conoce mas que el nombre. Es verdad que no deja de haber algunos particulares que habiendo adquirido sus conocimientos entre los extranjeros, y otros que sin salir de su gabinete han aprendido a traducir el francés, se dan a la lectura de los autores extranjeros, pero hay muchos más de aquellos que por no entender ninguna lengua extranjera se encuentran sumidos en una profunda ignorancia".

A combatir esta ignorancia consagró sus esfuerzos —y más de cien mil ducados de su fortuna— el señor de Munibe con la fundación de la Sociedad Bascongada, que fue la primera de su clase instituida en la Península (la de Madrid, primera que la siguió en España, no nació hasta 1775) y sirvió de modelo a todas ellas. Acompañaban a Peñaflorida en esta empresa su primo don Joaquín María de Eguía y Aguirre, marqués de Narros, don Miguel José de Olaso y Zumalabe, que fue el primer secretario perpetuo de la Sociedad, don Vicente de Lili, conde de Alacha, que fue el primer tesorero, y otros ilustres proceres vascos.

Comprendieron ellos muy bien que, para que la empresa progresase, se necesitaba del concurso de profesores extranjeros y así llamaron al destacado físico francés Francisco Cha-vaneux, que dictó, en el Seminario de Vergara, fundado por los Amigos del País, clases de fisica experimental y lengua francesa. Otro ilustre profesor del Seminario fue el químico, también francés, Luis José Proust, nacido en Angers en 1754; Profesor de Mineralogía, fue allí el egregio químico Fausto de Elhuyar y Subiza, de estirpe vasca, como sus apellidos lo proclaman, aunque nacido fuera del país, en 1775, que ejecutó en dicho seminario con el tungsteno dos valiosos experimentos: el primero de ellos la obtención del tungsteno separándolo del ácido túngstico del wolfram por el procedimiento del carbón; y el segundo, la comprobación de que, en efecto, era un nuevo metal el ácido desconocido hallado por Sebéele en el tungstato calcico, como ya Bergman lo habla sospechado. Y establecidas relaciones de amistad con diversos sabios del continente europeo, se consiguió que los que no pudieron venir al País Vasco a dictar cátedras de sus especialidades, comunicasen, al menos, con la Sociedad, habiendo sido miembros de ella los escoceses Blak y Robertson, de la Universidad de Edimburgo; Charles Burgoine, director de la fábrica de Carrón en la misma Escocia; Morvean, profesor de Química en Dijon; Arset, del Colegio Real de Francia; Guignon, correspondiente de la Academia Real de Ciencias de París; el jesuíta Luis Belot, ex profesor de Matemáticas en Perpignan; el abate Diquemare, profesor de Química Experimental en París, etc., etc.

Sabido es también, que la Enciclopedia tuvo en Guipúzcoa veinticinco suscriptores, más que los que había en el resto de la Península, sin que ello supusiera desvio alguno del dogma religioso, sino, sencillamente, deseo de aprovechar las abundante enseñanzas que sobre disciplinas físicas y exactas se contenían en la famosa obra editada bajo la dirección del distinguido matemático, que era D'Alembert.

A la vista están las realizaciones de los Amigos del País, de aquellos "caballeritos de Azcoitia", como, burlonamente, les llamaba el P. Isla, y la primera de ellas, aquel "Real y Patriótico Seminario" de Vergara que atrajo a lo más granado de la juventud de la tierra, haciéndose digno, como decía el marqués de Valdelirios, en carta a Feñaflorida, "de todo el fomento de la Nación Bascongada".

Se cursaban en él estudios de física experimental, química y mineralogía, humanidades, matemáticas, filosofía, ética, fundamentos de religión, poesía, dibujo, estadística, etc., sin descuidar el estudio de los Fueros, esto es, de la Constitución del País Vasco, ni tampoco la enseñanza de idiomas empezando por el vasco, siguiendo por otros varios, y terminando por lecciones de música oral e instrumental, gimnasia, esgrima y baile. Desfilaron por la dirección de este seminario hombres notables como don Miguel de Lardizábal, de tan destacada actuación en los puestos más importantes del Estado; don Domingo de Iribe, a quien se debe aquel precioso "Reglamento para las escuelas de Guipúzcoa" en que tantos adelantos pedagógicos se propiciaban; don José de Odriozola, autor de un "Tratado completo de Matemáticas" y una "Memoría sobre la fabricación de las piedras de chispa"; don Teles-foro María de Monzón, don Carlos de Uriarte, etc., etc.

No eran los Amigos del País una de tantas inocuas sociedades de literatos —sin que ello quiera decir que no contaron en su seno con distinguidos hombres de letras como el fabulista Samaniego, el historiador Landazuri, el erudito Prestamero, etc., etc.—, sino que se distinguen especialmente, por haberse dedicado con particular ahinco al estudio y solución de cuestiones de común utilidad, poniendo todo su conato en el perfeccionamiento de los métodos agrícolas, ganaderos e industriales del pais con memorias técnicas impresas, concursos de peritos, asesoramientos gratuitos y recompensas pecuniarias a los inventores, ya científicos, ya experimentales.

En el campo de la agricultura y ganadería, se señaló la Sociedad por la introducción de nuevos métodos de cultivo; trabajó para que se conociese el valor alimenticio de la patata; combatió la despoblación de los montes implantando métodos para el fomento de la arboricultora, empleo de abonos y aperos de labranza. Estableció industrias como la de la fabricación de queso, de la mantequilla, la seda, lana, apicultura y otras. A la Sociedad se debe también, probablemente, la introducción en Guipúzcoa de ciertas plantas forrajeras como la alfalfa, trébol, las hojas de la zanahoria, remolacha y raíz de la abundancia y aprovechamiento de la hoja de la acacia como alimento estimulante de la producción láctea vacuna. Estudió, asimismo, el mejoramiento de los vinos de la Eioja alavesa.

No podía descuidar la Sociedad la explotación del hierro, típica industria del país, que se 'esforzó por perfeccionar. En Vergara instaló también la Sociedad el primer horno de acero, construyó una nueva máquina para la fabricación del papel y sus generosas actividades se extendieron, en fin, vastamente en todas las direcciones, desde los estudios favorables a la inoculación de la vacuna con un "Tratado práctico y theórico" sobre la misma, hasta proyectos en gran escala para favorecer la facilidad de comunicaciones, como aquél estudiado por la Sociedad en 1786 relativo a la canalización del País Vasco occidental, desde el Ebro hasta Deba, por medio de los ríos Ebro y Zadorrft.

En las publicaciones de la propia Sociedad, tenemos el testimonio mejor de sus proyectos y realizaciones. En 1768, los Amigos del País editaron el "Ensayo de la Sociedad Bas-congada de los Amigos del País" en que se contienen nociones de agricultura, economía, industria, arquitectura, métodos para la conservación de los caminos, etc., etc. Y, tras esta primera publicación, vino una verdadera enciclopedia formada con la colaboración de numerosos socios, y que con el título de "Extractos" integran una serie de veintitrés volúmenes correspondientes a los años 1771 a 1793, en los que se puede apreciar, un tesoro de varios estudios debidos a la investigación de los socios numerarios, supernumerarios y profesores integrantes de las doce comisiones distribuidas, en las tres regiones vascas occidentales, que debían celebrar reuniones semanales desde noviembre a junio.

En este breve resumen de las actividades de los Amigos del País, podemos ver reflejadas claramente sus fundamentales características. En primer lugar, y en cuanto a su origen, no cabe duda de que se trata de una entidad que surge al impulso de las ideas que agitaban la Europa en el siglo xvm: la Ilustración y el Enciclopedismo. El conde de Peñaflorida, que fue el alma de los Amigos del País, había estudiado en Francia, y franceses fueron, como hemos visto, varios de los mas ilustres profesores del seminario de Vergara. En rigor, al recibirse y canalizarse estas ideas en el País Vasco, éste no hacía sino seguir aquella tradición de siglos, que le constituía en receptor de movimientos culturales europeos que luego, transmitía a la Península.

No fueron heterodoxos, como cumplidamente se ha demostrado (151), Peñaflorida y sus colaboradores, pero es cierto

—y no les faltaban precedentes nacionales como el del ilustre Huarte de San Juan y otros— que estaban ya lejos de admitir aquel predominio de la teología sobre las otras ciencias en cuanto iba en detrimento de las ciencias físico-naturales y constituía a "Don Aristóteles", como Peñaflorida llamaba al Estagirita, en una barrera que impedia el paso hacia nuevas formas de vida, de la que eran signos las ansias de bienestar terreno, mediante el desarrollo de las riquezas materiales, perseguidas a través de los avances en la agricultura, el comercio y la industria.

La inspiración francesa hubo de adaptarse a los moldes raciales vascos, por lo que, en ningún modo, fueron los "caballeritos de Azcoitia" unos dilettantis de las ideas en boga aireadas en elegantes reuniones de peluca y casaca, al compás del minué. Algo de ésto, indudablemente, habría en aquellos hombres que como Munibe, Eguía, etc., ostentaban títulos nobiliarios —por cierto, extraños al país, porque las democráticas leyes guipuzcoanas no permitían a ningún hijo de la tierra aceptar títulos que, en alguna manera, pudieran hacer creer en un predominio sobre este o el otro lugar de ella, con detrimento de la natural igualdad vasca reflejada en la universal nobleza—; pero lo que no admite duda alguna, a través de las palabras y hechos de aquellos hombres, es que se movían inspirados, ante todo, por un sincero y ardiente amor hacia su nación y que, por encima de toda otra consideración, buscaban el bienestar y progreso de su tierra, como lo demuestra el carácter eminentemente práctico que supieron dar a sus realizaciones y que, en resumidas cuentas, no era otra cosa que la modalidad peculiar que el espíritu vasco buscaba en sus obras.

Este espíritu es el que, en última instancia, campea y pone su sello en la empresa de los Amigos del País. La amistad

(151)   Julio de Urquijo. "Los Amigos del País...", San Sebastián, 1929.

que alguno de los mas prominentes de ellos, como Altuna, tuvo con Rousseau; las lecturas de los tomos de la Enciclopedia con su sabor de una nueva fe en la perfectibilidad individual y social, a través del triunfo universal de la libertad, no hay duda de que dejarían mas de un rastro en el espíritu de los "caballeritos"; pero el anclaje religioso de éstos, era demasiado recio para ser roto por esas sacudidas, y la visión del fin que perseguían demasiado clara también, para ser borrada por otras consideraciones. Y lo mismo, cuando llamaban a sus cátedras a sabios profesores extranjeros, que cuando ellos, como el citado Altuna o el malogrado primogénito del señor de Munibe recorrían toda Europa, su objeto era siempre uno solo: traer a su tierra la flor de todos los adelantos que pudieran servir a su progreso y bienestar y aclimatarlos allí, haciéndolos suyos para siempre. Esta practicidad de la obra de los Amigos del País, lo diremos una vez más, es su aspecto más característico, sin que con esto pretendamos despojar a sus reuniones de ese encanto que más de una vez habrían de tener, al reflejarse en las señoriales mansiones azcoitia-nas, algo del seductor recuerdo de los aristocráticos salones parisinos que aquí, en Caracas, tuvieron su representación mas acabada en aquél de los hermanos Xavier y Luis de Us-táriz, vastagos del mismo viejo tronco de los caballeritos, que admiraban a Humboldt como artistas y como sabios, y se preparaban la otra corona más gloriosa que había de ceñir para siempre sus sienes, como héroes de una patria que empezaba a alborear a la vida de la libertad.

Es muy probable que don José de Amenabar contemplara allá, en su tierra natal, el surgir de la Sociedad Bas-congada, cuyos principales hombres se movían en su vecina Azcoitia. En todo caso, sabemos, como en seguida se verá, que estaba al corriente de sus actividades y que, si su venida a América hubo de desligarlo de una asidua y práctica colaboración con ellos, el espíritu que informaba a los beneméritos Amigos del País no le era, en ninguna manera, ajeno. Cuando, en la exposición hecha en la Junta de Feria de 1774 de la cual hemos transcrito varios párrafos, aboga firmemente por el desarrollo de la agricultura en Venezuela, por la necesidad de desterrar el monocultivo y dedicarse al beneficio de diversos frutos que estaban casi abandonados, ya en él podemos ver como un reflejo de las mas características preocupaciones de los Amigos del País. Pero vayamos a algo mas concreto.

Entre los documentos que integran el expediente abierto a raíz del fallecimiento del Factor guipuzcoano (Real Compañía Guipuzcoana, Tomo, Apéndice IV), hay uno que especialmente nos interesa, y es el "Avalúo que hago yo, Lucas de Goicoechea, de los libros y estampitas que quedaron por muerte del Sr. Dn. José de Amenabar, en virtud de nombra-miento que se me ha hecho por el Sr. Gobernador y de la aceptación que hice para ello". Veamos lo que encontramos en la relación que sigue.

En primer lugar, se nos presenta el testimonio del espíritu religioso del Factor. Nos lo dan "Ocho tomos del Año Christiano", con falta de los meses de Abril, Mayo, Junio y Julio". En el mismo sentido testimonian "Seis tomos de las Dominicas"; Uno de la "Vida devota de San Francisco de Sales"; otro titulado "Compendio histórico de la Religión"; otro de la "Semana Santa", en pasta usado; un tomo en pergamino "Verdades Cathólicas"; un tomito de "Kempis" usado; ocho "catecismos de Ripalda"; un libro de "Letanía Lau-retana"; un libro "Devoción al Corazón de Jesús"; un "Método de Oración mental"; un "Hacecito de Mirra"; un librito de "Oración y meditación para la Misa"; un "Formulario para visitar las iglesias en el Año Santo", y otro librito de "Oraciones para la Misa, confesar y comulgar".

Los testimonios de sus aficiones literarias y artísticas son bastante escasos. Tres "autos de Calderón" usados; tres to-mitos de "El hombre feliz"; un tomo "Pintura de Inglaterra"; "veinte y dos estampitas de los trajes de varias Provincias de España" y un tomo en pergamino de "Teatro Crítico". Eso es todo.

Viene ahora la parte más interesante de la pequeña biblioteca de Amenabar, es decir, aquella que incontestablemente muestra su espíritu de "Amigo del País".

Tenemos, en efecto, entre sus libros: Dos tomos en pasta y pergamino de "Ensayo de la Sociedad Bascongada", que no es otro que aquel volumen editado en 1768 por los Amigos del País como primera de sus publicaciones, y en el que se contienen selectas nociones de agricultura, economía animal y doméstica, fertilizantes, prados, etc., etc.; industria, arquitectura, métodos para la conservación de los caminos, y comercio. Contenía también este "Ensayo" unas observaciones sobre la epidemia de viruela que cundió en Azcoitia en 1762 y 63, y estaban firmadas por don Juan Antonio de Caracas. Sobre el uso de la fruta sazonada, apuntes del mismo médico, y traía la descripción de una máquina neumática inventada por don Manuel Gamarra para conservar incorrupta la carne.

Así: dos tomos en pasta "Arte de hacer las Indianas"; dos tomos en pasta "Arte de Cerero" (y sabemos cuánto se ocupó de ésto la Sociedad Bascongada); dos tomos en pasta "Arte de hacer papel" (que también, según vimos, fue otra de las preocupaciones de los Amigos); un tomo en pasta "Arte de cultivar Moreras" (ligado, indudablemente, al interés de la Sociedad Bascongada por la industria de la seda); dos tomos "Arte de teñir lanas"; dos tomos en pasta "Ensayo sobre el blanqueo de lienzos"; dos tomos en pasta "Arte de convertir el cobre en latón"; un tomo "Industria popular"; un tomo en pasta "Proyecto económico" y dos tomos en pergamino "Historia y descripción de los intereses de Comercio". Podría añadirse a estos tomos, el ya mencionado "Teatro Crítico" que, indudablemente, no es otro que el "Teatro crítico universal" de Feijóo, cuyo espíritu, amplio, tolerante y sediento de todas las innovaciones progresistas, tan afín era al de los Amigos del País, y, sin miedo a errar, podemos decir que en esa pequeña colección de libros, tenemos el compendio de las inquietudes más íntimas y las más caras aficiones del Factor principal de la Real Compañía de Caracas, don José de Amenabar y Zuloaga. 

INDICE
 
  • Prólogo 
    Capitulo I. Pedro lote de Olavarria», el Precursor 
         1. Gobierno de Betancourt y Castro 
         2. Gobierno de don Diego Portales y Muñeses 
         3. La "Instrucción General y Particular.." 
         4. Fundación de la R. C. Guipuzcoana 
         5. Gobernación de don Sebastián García de la Torre 
         6. La rebelión de Andresote 
         7. Gobierno de don Martin de Lardizábal 
             Apéndice 1.* Reconocimiento Real de los servicios
             Apéndice 2.* Reedificación y arriendo de la casa de la Factoría de La Guaira 
    Capítulo II. José de Iturriaga, el Director Principal 
         1. Defensa de las costas venezolanas. Zuloaga 
             Aparece don José de Iturriaga 
             Las "funciones" de La Guaira y Puerto Cabello 
             Prevenciones de Iturriaga 
             Apéndice I. La función de 1739. Información de Zuloaga 
             Apéndice II. La función de 1743 
             Ataque a Puerto Cabello 
         2. El manifiesto de 1749 
             Juan Franciscgo de León 
             El "Manifiesto" de la R. C. G. 
         3. La Expedición de Límite
             La expedición al Orinoco 
             La estada en Cumaná. El Gobernador Gual 
             Antonio de Urnitia 
             Juan Ignacio de Madariaga 
             Iturriaga sale de Cumaná 
             Síntesis de las actividades de Iturriaga 
             Exploraciones 
             Fundaciones .
             Pacificación y población de Indios 
             Los holandeses 
             El problema de los negros 
             Los portugueses 
             Los jesuítas 
             Alvarado 
         4. Iturriaga, Comandante General del Orinoco 
             Apéndice 1." 
             Apéndice 2.' 
    Capítulo III. José de Amenabar, un Factor Principal 
             El hombre de la Compañía 
             El. Amigo del País 
    Capítulo IV. Los libros 
         1. Inventario d« 1749 
         2. El Factor Tellería 
         3. El Capital Urrutia 
         4. El Director Iturrlaga 
         5. El Administrador Torre 
             El Factor Uranga 
         6. El Cabo a guerra Aguinagalde 
         7. Una certificación 
         8. El Arancel de Maracaibo 
    Capítulo V. Fermín de Sanslntnea: Un manuscrito 
            "Razón suelta de la Provincia de Guayana" 
    Capítulo VI. Pedro de Beraategui 
         1. Noticia personal 
         2. El Tabaco 
         3. Apéndice 1. 
         4. Apéndice 2. 
         5. Minas y plantaciones 
         6. Los Comuneros de Mérida 
             Apéndice 
         7. Últimos años y muerte 
    Capítulo VII. El añil 
         1. Los valles de Aragua 
         2. El añil en Venezuela 
         3. Pablo de Orendain 
         4. Antonio de Arbide 
             Apéndice 
         5. Manuel de Arbide 
         6. Hacendados vascos de añil 
            
    Indice de Nombres de Personas

I) INIDICE OBRAS COMPLETAS PUBLICADAS INTERNET

 

I.1 Linea de Vida  y su Obra

I.2 Poesias en Euskera Recopilacion Total

I.3 Conferencias Recopilacion

I,4 Articulos Periodisticos Recopilacion Total

I.5 Lengua Vasca

I.6 Gernika

I.7 Uruguay

I.8 Venezuela

I.9 Reseñas Biograficas

I.10 Traducciones

I.11 Obras Publicadas

I.12 Semana Vasca en Montevideo

I.13 Ciclo de Clases

I.14 Nota Bio-Bibliografica

I,15 Biografia en Euskera

I.16 Sitio en Internet en Euskera

I.17 Nostalgia

I.18 Articulos Periodisticos Indice Cronologico

I.19 Articulos Periodisticos Indice Alfafabetico

II) OBRAS COMPLETAS - Libros Publicados en Internet

 

II.1  El Hombre Vasco

II.2 Hombres de la Compañia  Guipuzcoana

II.3  El Elemento Vasco en el siglo XVIII Venezolano

II.4 Vicente Antonio de Icuza

III) INDICE de TEMAS RELACIONADOS. Libros publicados por sus hijos;

 

III.1 Nere Aita - el exilio vasco - Mirentxu Amezaga 

III.2 Cronicas del Alsina -  Arantzazu Amezaga de Irujo

IV) Sus Hijos Escriben;

 

IV.1 Los tres Barcos que llevaron a Ama y Aita

IV.2 Travesia

V) Sus Hijos Escriben tras su muerte;

 

V.1 A mi Aita

V.2 La cancion de mi Padre

VI) Otros aspectos

 

VI.1 Reunion Familar en su Memoria

VI.2 Exodo

VI.3 Comision del Cuatricentenario de Caracas

VI.4 Inauguracion de la Plaza que lleva su nombre en Algorta

VI.5 Su Pequeño Poema en la Nota Necrologica 4 Febrero 1969

VII) Toda su Obra Publicada convertida en Formato PDF- puede ser leida en dispositivos  e-Book

 

 VII.1 Amézaga Vicente  Autor Irujo Ametzaga Xabier

 VII.2 Articulos de Prensa

 VII.3 Bio Biografica

 VII.4 Biografia en Euskera

 VII.5 Ciclo de Clases

 VII.6 Ciclo de Conferencias

 VII.7 Nostalgia

 VII.8 El Elemento vasco en el Siglo XVIII Venezolano

 VII.9 El Hombre Vasco

 VII.10 Los Hombres de la Compañia Guipuzcoana

 VII.11 Obras Publicadas

 VII.12 Vicente Antonio de Icuza

 VII.13 Poesias

 VII.14 Relacion de Escritos como Autor

 VII.15 Reseñas Biograficas

 VII.16 Semana Vasca Montevideo

 VII.17 Semana Vasca Montevideo Indice de Articulos

 VII.18 Traducciones

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Dedicatoria y mi homenaje a Mercedes Iribarren Gorostegui - Su esposa y mi ama

 
Sitio en Internet en homenaje a Vicente de Ametzaga Aresti.
http://vicenteamezagaaresti.blogspot.com
Unico sitio en Internet, que lleva su nombre, de referencia completa de su vida y su Obra totalmente publicada en Internet, 
Poesias, Articulos de Prensa, sus Libros, completando asi, y cerrando todo lo que se habia escrito en libros sobre el y su vida
Creacion, Edicion y contacto: Xabier Iñaki Ametzaga Iribarren
e-mail: xabieramezaga@gmail.com
Blog Xabier Amezaga Iribarren: http://xabieramezaga.blogspot.com
Editoriales relacionadas con sus Publicaciones