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LA LENGUA VASCA

Palabras pronunciadas por el Dr. Adolfo Berro García. Señoras, señores:

Tengo la honda satisfacción de ofrecer la prestigiosa tribuna de nuestra Universidad, en nombre de la Sección Filología del Instituto de Estudios Superiores, al ilustre profesor Dr. Vicente de Amezaga, que nos va a hablar, apercibido con las armas pacíficas de la elocuencia, con su profundo dominio de la grande y noble lengua vascuence y de su entusiasta afección por su pueblo natal, el laborioso y honrado país vasco.

El doctor de Amezaga, que desde hace años ejerce la docencia activa en la enseñanza del idioma vascuence, que ha realizado hondos estudios de la vieja habla peninsular, que ha colaborado ahincadamente en los trabajos de la Academia de la Lengua Vasca, que ha escrito obras en prosa y verso en lengua éuscara y que, finalmente, ha traducido o vertido al idioma vasco muchas otras, puede, a justo título, ofrecernos un panorama objetivo de los caracteres y estructura de la hermosa y arcaica lengua pirenaica.

Nos hará ver los originales aspectos del euskera, la misteriosa lengua que, hablada en Iberia desde los más remotos tiempos, no posee caracteres que la aproximen siquiera a las demás lenguas del continente europeo, —y cuyo origen se pierde en la bruma de las edades que fueron—. ¿Nació en la propia tierra ibérica o vino desde el occidente misterioso y esquivo? ¿Fue acaso la Atlántida famosa de las narraciones y las leyendas la que acunó el viejo idioma, como habría acunado también a las lenguas autóctonas americanas habladas por las grandes culturas de nuestro Continente? La ciencia no ha podido pronunciar aún su última palabra. Pero la pronunciará algún día, que para el progreso humano los siglos no cuentan más que los minutos en nuestra breve y efímera existencia.

Lengua ruda y áspera, pero de claras y majestuosas sonoridades, es lengua varonil y fuerte, tajante como una cuchilla y dulce cuando se ablanda en el cantar campesino en sus valles y quebradas. Se ha dicho siempre, y la ciencia demuestra su incontestable verdad, tal pueblo, tal lengua. Y porque fue heroico y valiente al defender su suelo y trabajador y altivo en la paz, su lengua debió ser como es: pujante y viril a la vez que

La Lengua Vasca. Conferencia |>ronlindada en el Salón de actos de la Universidad de Montevideo. Reproducida en Boletín de Filología del Instituto de Estudios Superiores de Montevideo. 1943. Tomo IV N." 5. Conterenda en el Centro Vasco de Caracas, Junio 14 de 1961, Capítulo del Hombre Vasco.

 suave y melódica. Lengua que sirvió al pueblo que desafió, encrespado entre sus breñas, a todas las invasiones bárbaras, que rodaron por sobre sus valles sin poder detenerse. Y así siguieron su ruta al sur los alanos y los suevos, los vándalos y los visigodos. La íierra vasca, euskal-erria, agitó a los vientos del Cántabro su enseña victoriosa y libre como las nubes que desflecan sus cumbres y besan los valles apacibles y rientes. Heroico pueblo, macho como el que más, tú has sido el ejemplo en la historia de libertad y de trabajo, de honradez y de acción. Por eso te aman los hombres libres de la tierra, por eso miran a ti los que ansian para el mundo el triunfo de la democracia. Y porque forjaste en esta mi patria uruguaya, redonda y pequeña como un corazón, la ruda labor campesina al fulgor de tu honradez tamizada en el crisol de los siglos, porque fuiste en ella ejemplo de vida sana y fuerte, de moral robusta como tus robles, y llevo en mi sangre por mis ascendientes navarros la herencia milenaria de tus rebeldías y tus amores, de tu sencillez y tu hidalguía, —porque en el fluir de mis venas arde todavía el impulso de las olas del Cántabro y del viento áspero de tus peñascos y jarales—, siento el afecto profundo y grande de lo que está en nosotros, —en nuestra patria—, en este terruño nuestro, por cuanto más pequeño, más amado.

Oigamos, pues, al profesor Amezaga, vasco auténtico y patriota denodado, —oigamos lo que nos va a expresar del euskera, la recia habla pirenaica, y oigámosle con cariño porque en el habla de ese pueblo está encerrado su extraordinario amor a la verdad y su infatigable impulso de trabajo, con cuyos dones derramaron sobre las lomas y los valles de esta tierra americana afanes de superación, ansias de libertad, fe en el porvenir.

Profesor Amezaga, quedáis en el uso de la palabra.

Señoras, señores:

Mis primeras palabras, señoras y señores, han de ser, necesariamente, para expresar mi agradecimiento. Agradecimiento profundo a las autoridades universitarias a cuya benevolencia debo el ocupar de nuevo esta alta tribuna: agradecimiento, muy sentido, al doctor Berro Garcia, este retoño de vascos, este hombre tan cordial como sabio siempre, y al que hoy —en las palabras que me ha dirigido— habéis visto, ciertamente, más aún que sabio, cordial.

En nombre propio, en nombre de mi país, del que ocasionalmente soy en este momento un modesto vocero, muchas gracias.

 Voy a hablaros, con palabras que a muchos de vosotros sonarán a nuevo, del idioma más viejo que en el mundo se habla.

I.- ANTIGÜEDAD DEL EUSKERA

Porque es antiguo, señores, nuestro idioma vasco. Las lenguas romances que fueron brotando como flores nuevas del gigantesco cuerpo descompuesto del romano imperio no habían hecho aún su aparición. El español, el francés, el italiano, el portugués, el gallego, el catalán provenzal... no habían soñado aún con sus primeros balbuceos, y nuestro idioma era ya viejo, con vejez de siglos, en nuestra vieja tierra vasca. Aquellas tribus etrusco-sabinas, que iban a engendrar muy pronto a la Ciudad señora de ciudades, no habían podido aún imaginar siquiera que, con sus rudos acentos, Marco Tulio habría de llegar un día a la perfección del período armonioso y rotundo; Virgilio, a las cumbres supremas del sentimiento y la elegancia; Horacio, a lo profundo de los secretos de ese arte sutil que enseña a considerar cada palabra aislada como a una piedra preciosa, que colocada y engastada en el lugar preciso que ese mismo arte exige, hace de la unión de todas una joya de suprema maravilla, y ya nuestro idioma — hacía siglos— había dado nombre a las cumbres, a los valles, a los ríos de nuestra vieja tierra. La lengua griega, esa lengua a la que André Chenier pudo sin injusticia llamar:

"Un langage sonore aux douceurs souveraines, Le plus beau qui soit né sur de lévres humaines",

estaba muy lejos de haber llegado a la suprema perfección de los conceptos de Platón; a la elocuencia fuerte, concisa, perfecta, inigualada de De-móstenes; a las cimas altísimas de la poesía accesibles sólo a las alas de águila de Hornero, y nuestro idioma era ya viejo, con vejez de siglos en nuestra vieja tierra vasca. Todos los idiomas del fecundo tronco indoeuropeo, desde el alemán de que ya Tácito nos hablara, hasta el sánscrito venerable, son de nacimiento posterior al vasco. Para encontrar la infancia de éste es preciso remontarse a la época pre-aria. Allá, en los albores de la civilización, hay una época oscura en que los hombres habitan en cavernas, viven de la caza y la pesca; más tarde se inician en el pastoreo y asoma una agricultura rudimentaria. Esos hombres se valen de unas armas e instrumentos toscamente fabricados en piedra. Los nombres de esas armas e instrumentos aizkora (hacha), aizto (cuchillo), aizturrak (tijeras), azkon (fiecha, dardo), azagai (jabalina), izkillu (arma), ezpata (espada), ezten (punzón), azpil (plato), etc., etc., llevan codos el elemento aitz (peña, piedra), que indica la materia de que estaban fabricados. Y esos nombres, que este pueblo de la época lítica usaba, son los mismos que hoy en día los vascos corrientemente empleamos.

Pueden darse muchas otras pruebas de la antigüedad de nuestro idioma. Su originalidad en el concepto del nombre de Dios: Yaungoikoa, literalmente, el señor de lo alto; el sistema vigesimal —manos y pies— de su numeración; la semana vasca primitiva que, a juzgar por las palabras que hoy sirven para designar lunes, martes y miércoles, astelen, astearte, asteaz-ken, literalmente, principio, medio y fin de semana, constaba de tres días —lo cual no fue obstáculo para que en la que hace unos meses celebramos en Montevideo la estirásemos a quince—; la palabra aberatz (rico), literalmente, el que abunda en ganados, porque éste es el signo de la riqueza en los pueblos pastores. Posteriores a éstos son los agricultores que han dejado su huella en el año vasco. Porque habéis de saber que los nombres de los meses en euskcra para nada están influidos de la nomenclatura romana, que pasó lo mismo a las naciones latinas que a las germánicas. Nuestros nombres se refieren todos a las faenas del campo o fenómenos atmosféricos que las determinan. Así, v. gr.: enero es ilbeltz, o sea, el mes negro; marzo es epaii, o sea, el mes de la poda; abril es yorraii, o sea, el de la escarda; julio, uztail, el de la cosecha; noviembre, az'¡, el de la sementera, etc., etc.

Terminemos este capítulo de la antigüedad del vasco recordando aquel párrafo del profesor André Lefevre: "El finés, el magyar y el turco, han sido depositados en Europa por invasiones cuya fecha nos es conocida; pero, el establecimiento al pie de los Pirineos occidentales del euskera y de los que lo hablan, es un hecho anterior a la Historia y que ni la Antropología ni la Etnografía pueden explicar".

II ORÍGENES

Lo que hemos dicho de la antigüedad del vasco nos lleva como de la mano al problema cuyo interrogante creo ya ver el rostro de muchos de vosotros. ¿Cuál es el origen del euskera, de dónde viene, cuál es su madre, cuáles sus parientes?

Esta es, señores, la esfinge que hasta ahora no ha encontrado a ningún Edipo entre la multitud de sabios que a ella se han acercado.

 Quatrefages escribió que ei euskera es un idioma alófilo, esto es, separado de todos los demás como la raza que lo habla. Pero no todos se han contentado con esto y las hipótesis para emparentar el vasco con alguno de los idiomas o grupos de idiomas conocidos son innumerables.

Así, Mahn creyó en un parentesco con los idiomas del Nuevo Mundo. Abbadíe pretendió hallar semejanza entre el vasco y lenguas de México y el quichua. Charencey sostuvo la semejanza del vasco con el algonquín del Canadá. Uhlenbeck lo ha relacionado con los idiomas de América del Norte. Witney aseguró que hay en la estructura del vasco más relación con las lenguas americanas que con las europeas. Han sido muchas veces intentadas las comparaciones con el aimará, el quichua y el guaraní. Pero ya Julien Vinson, en 1876, dio un golpe definitivo a estas supuestas relaciones. El estableció, claramente, que no existe parentesco alguno entre el vasco y las lenguas americanas. El vasco, dice, únicamente podría ser catalogado entre los idiomas americanos por su carácter aglutinante y polisintético. Las afinidades —añade— que puedan darse entre el vascuence y algunas lenguas americanas son más o menos extensibles a otros idiomas europeos y asiáticos; son puramente externos y se explican perfectamente por la igualdad de desarrollo o decadencia.

Una teoría muy seguida en el siglo pasado, y que aún hoy en día cuenta con entusiastas mantenedores, es la del iberismo. Los vascos, según Hum-boldt y los de su escuela, seríamos los representantes de los iberos, es decir, de los primitivos habitantes de España. Habría habido una época en que el euskera fue el idioma de toda la península. Las sucesivas invasiones fueron barriéndolo, hasta arrinconarlo y reducirlo al pie de los Pirineos occidentales, donde hoy se mantiene.

Esta teoría, aparte de la seducción que sobre ciertos espíritus haya podido ejercer por motivos no siempre puramente científicos, se basa principalmente en la existencia en distintos lugares de la península ibérica de nombres toponímicos que parece pueden ser explicados por el euskera. Contra ella cabe objetar: en primer lugar, que no sólo en la Península sino fuera de ella, en Europa y otras partes del mundo existen nombres que pueden explicarse, más o menos forzadamente, por el idioma vasco; en segundo lugar, que las inscripciones llamadas ibéricas, por Hubner y otros estudiadas, no han podido ser descifradas por el euskera; finalmente, que no se sabe gran cosa de los iberos ni de su idioma: pretender resolver el problema del vasco por el ibero es querer aclarar un enigma por medio de otro.

 El parentesco con el celta puede decirse que hoy en día ha sido desechado por completo.

Muchos autores, como Lcnormant, han creído ver una relación entre acadianos y vascos. Otros como d'Abbadie comparan al vasco con el georgiano. Trombetti, por primera vez, estudió las semejanzas del euskera con el camitico. Konrad Ostir halla relación entre el vasco y el camitico y el semítico. Nikolaus Marr emparenta al vasco con algunas lenguas caucásicas. Sayce comparó al vasco con la antigua lengua de caldea. Guillermo Lcibnitz intenta descifrar al vasco por el copto. Wiseman opinaba que había afinidad entre el vasco y el antiguo egipcio. Schuchardt ha comparado al vasco con el núbico. Las afinidades con las lenguas de la familia eslava han sido objeto de los estudios de Topolovsek, y el príncipe Luis Luciano de Bonaparte lia revelado las supuestas analogías del vasco con las lenguas finesas.

Todas estas teorías y otras que con ellas forman legión os darán idea del misterio que sigue envolviendo al origen de la lengua vasca. Misterio que algún día, quizás no lejano, tenga su solución; misterio que apasiona a los sabios de casi todas las naciones. Habéis oído ya muchos de sus nombres: podría añadir otros. Dejadme que os cite sólo, como ejemplos típicos entre los franceses, al príncipe Bonaparte, caballero andante de la señora Euskera; entre los alemanes de Stempf, de quien la pasión euskeráfila se apodera hasta el punto de convertir a aquel negociante de vinos radicado en Burdeos, en uno de los primeros estudiosos de nuestros viejos textos; entre los ingleses a Dodgson cuyo nombre ha sido registrado en todo hotel o posada de nuestros pueblos euskaldunes; entre los rusos a Nikolaus Marr, el que fue ministro de Cultura del gobierno bolchevique y que para aprender nuestro idioma se encerró por unos días entre los muros del colegio de Padres Jesuítas de Loyola; entre los austríacos, al no hace muchos años fallecido Hugo Schuchardt. Este hombre, príncipe de la moderna filología europea, escribía al meritísimo vascófilo Julio de Urquijo algo que los vascos por gratitud y por orgullo no podremos nunca olvidar. Hasta in articulo morüs —escribía— su estudio predilecto sería el de la lengua vasca. Palabras que los vascos no debemos olvidar por gratitud y por orgullo, y por algo más. Porque ellas pueden servirnos de precioso estímulo, ¡si alguno necesitamos!, para amar, por sobre todas las cosas, al idioma que por miles y miles de años fue el vehículo de los sentires y quereres de incontables generaciones de antepasados; al idioma que dio su nombre al pueblo en que nacimos, a la casa en que nos criamos, a los ríos y a las fuentes, a los prados y a los montes en que de niños jugamos y que de mayores amamos; a la tierra verde de nuestra raza santificada por los huesos blancos de nuestros mártires y la sangre roja de nuestros héroes; el idioma que ha sido el mejor escudo de nuestra libertad milenaria; al de nuestros padres recios y honrados, al de nuestras santas. No podemos, señores, los vascos de esta generación, resignarnos a ser el eslabón roto de aquella cadena de oro que enlaza nuestro presente ansioso de adelanto y progreso con nuestro magnífico pasado de libertad irrenunciable. No estamos los vascos, señores, ni podemos estar resignados a que pueda escupírsenos a la cara, con justicia, aquel tremendo apostrofe de Shakespeare: "Sois como el indio vil que arroja una perla que valía más que toda su tribu".

 III.- ESTRUCTURA ¥ CARACTERÍSTICAS

Es hora ya de exponeros, con toda la concisión que la naturaleza de esta conferencia reclama, ciertas ideas fundamentales por las que podáis venir a conocer, en líneas generales, la estructura y las características de nuestro idioma.

Habéis de saber, en primer término, que del millón y medio de habitantes con que actualmente cuenta el País Vasco, escasamente la mitad hablan el euskera. Los habitantes no euskaldunes corresponden a la gran masa de extraños que la inmigración ha arrojado sobre nuestras tierras en el transcurso de estos ciento cuatro años, desde que nuestras libertades nos fueron arrebatadas, o a vascos que habitan comarcas de donde el euskera ha sido desplazado ya de antiguo, y, principalmente, en este último siglo.

Nuestro idioma, resto de aquél que, como quiere una de las más autorizadas teorías modernas, cubrió en épocas pre-arias todo el suelo de Europa, o en todo caso, y sin recurrir a teoría alguna, el mismo que con su pueblo se extendía desde el Ebro al Carona, natural asiento histórico de nuestra nacionalidad, ha quedado reducido, geográficamente, en nuestros días, a Guipúzcoa, algo más de media Bizkaya, menos de media Navarra y el norte de Alaba dentro de los territorios del país llamado vasco-español, y las regiones de Zuberoa, Benabarra y la mayor parte de Laburdí en el denominado vasco-francés.

Hay que hacer nota, antes de pasar adelante, que el euskera se divide en varios dialectos. La clasificación más autorizada y generalmente admitida es la que considera tres grupos dialectales: vizcaíno, vascon y pirenaico. El primero, integrado sólo y exclusivamente por el vizcaíno, hablado en el antiguo Señorío y pequeñas zonas de Alaba y Gipúzcoa. El segundo grupo, el vasco, abarca el guipuzcoano, el labortano y el nabarro septentrional. Finalmente, el pirenaico lo integran el zuberoano y el benabarro. La palma de la producción literaria se la lleva el segundo en el que se ha escrito —en su variedad laburdina— la obra cumbre de la literatura clásica vasca: el "Gero" del célebre Pedro de Axular. En este dialecto también y en su variedad alto-nabarra escribió el guipuzcoano Mendiburu que ha sido llamado el Cicerón vasco. Por su posición central —como el toscano en Italia o el castellano en España— este dialecto está llamado a ser el de la ansiada unificación.

Hay que advertir que, aunque se dan estas diferencias dialectales, ellas no son tan grandes como por algunos se ha proclamado: en lo fundamental, el idioma es uno.

Se ha hablado mucho de la dificultad del euskera, y corre por ahí la conseja de que el mismo Diablo, luego de permanecer siete años en Euzka-di, hubo de alejarse desesperado porque no lo pudo aprender. Esto me parece, señores, que es suponer demasiado tonto al diablo, como no sea una manera de hacer ver su impotencia contra un idioma en que la blasfemia no existe, contra una lengua limpia y digna por naturaleza. Bien pudo decir, en este aspecto, el culto sacerdote vascólogo, don Patricio de Orkaizte-gi, que a medida que el euskera pierde un metro lineal, la religiosidad y las buenas costumbres pierden, en Euskadi, un metro cuadrado.

No es cierto —y no creo que merezca la pena de rebatir el disparate— que el euskera sea inaprendible, ni siquiera que presente dificultades demasiado grandes. Testigos somos de lo contrario muchísimos vascos de la actual generación, que, nacidos en tierras donde nuestra lengua había desaparecido o estaba en trance de desaparición, como ocurría en mi pueblo, donde se iba con la generación de nuestros padres, lo hemos aprendido perfectamente y con esfuerzo que, para mí, nunca fue grande. A medida que lo aprendía, me parecía como si me fuera encontrando a mi mismo. Jamás estudio alguno me fue tan grato y tan fácil. Pero, para que no tildéis de parcial, en este asunto, a mi opinión, ved lo que dice el reputado lingüista francés Henri Gavel: "El euskera es un lenguaje muy hermoso. Su sistema gramatical es muy simple y muy lógico. Por otra parte, no hay nada rígido en su construcción gramatical y la riqueza de sus sufijos permite la formación de numerosos derivados. Todas estas características hacen del idioma vasco un lenguaje sencillo".

 Para daros una idea fundamental y lo más clara posible del vasco, os lo voy a presentar exponiendo su gramática en las cuatro partes en que, de niños, nos enseñaban que se halla la gramática dividida: analogía, sintaxis, prosodia y ortografía. La analogía, que enseña a conocer las palabras aisladas; la sintaxis, que nos da las reglas, conforme a las cuales esas palabras aisladas han de concertarse para formar oraciones correctas y cabales; la prosodia, que nos enseña a pronunciar esas palabras, y, finalmente, la ortografía que nos da las normas para escribirlas.

Empezando por la ortografía, puedo deciros que difícilmente encontraréis otra que presente menos dificultades que la vasca. Y esto, porque en el sistema adoptado por la Academia de la Lengua Vasca y seguida umversalmente en el país —excepto en la parte vasco-francesa, donde esperamos que no tarde en arraigar— se ha adoptado el simple principio de que cada signo corresponde a un sonido y cada sonido es representado siempre por el mismo signo.

No hace muchos días me decía un amigo que al hojear un libro vasco se había visto abrumado por la extraordinaria abundancia de kas. Indudablemente, las kas tienen que parecer muchas a los acostumbrados a un idioma como el español, donde esa letra apenas se escribe. Pero, tened en cuenta que en nuestro idioma la k hace los oficios desempeñados en español por tres letras: esa misma k, más la c y la q, letras, estas dos, que en nuestro alfabeto no existen. La h con leve sonido aspirado sólo vive en los dialectos pirenaicos, existiendo la c ni la h, tampoco empleamos la ch.

No usamos la/porque el sonido por ella representado no vive, salvo rarísimas excepciones, en labios vascos. La causa de la carencia de este sonido la explican algunos por un supuesto prognatismo de la raza. Yo prefiero acudir a la autoridad de mi compatriota, el vascón Quintiliano, quien, en aquellas famosas "Instituciones Oratorias", que compuso para enseñanza de los jóvenes —y no jóvenes— romanos, decía en su latín más o menos esto: "la letra/... produce un sonido que casi no parece propio, de voz humana, o, por mejor decir, absolutamente nada de ello tiene". El influjo de su idioma materno le hizo, tal vez, formular esta dura condenación de la/

Tampoco escribimos la v por la misma razón de que no existe en nuestros labios. La g suena siempre suave. No hay acento ortográfico.

 Sin acento y sin haches, sin posibles problemas entre bes y ves, entre ges y jotas, creo que la ortografía vasca ha de presentarse como un verdadero ideal a tantos mortales para quienes escribir una carta es someterse al más duro y cruel de los suplicios.

En cuanto a la prosodia, sólo os diré que son muy pocos los sonidos vascos que os puedan ser extraños. La tz que suena como la doble z que tiene un sonido muy semejante al de la ch francesa o al representado por sh en inglés.

Desconocemos los vascos, lo mismo que vosotros los criollos, ese sonido fuerte representado por la z o c española, única lengua, por cierto, de todas las neolatinas que lo posee.

No hay ninguna palabra vasca que comience por r fuerte ni suave.

Los grupos de consonantes son opuestos al genio del euskera. Lo general y normal es que consonantes y vocales concurran en la palabra en número parecido y apoyándose mutuamente.

Este espíritu igualitario rige también en la acentuación, pronunciándose todas las sílabas con igual o aproximada intensidad. Esta es la regla general que no excluye excepciones propias de ciertas comarcas o que obedecen a la necesidad de dar un matiz significativo distinto a las mismas voces. Se nota también cierta tendencia general a cargar un poco más el acento sobre la última sílaba, pero no puede llegar a decirse que en vasco existan palabras agudas propiamente dichas, como tampoco existen las es-drújulas. Sin embargo, la influencia española ha hecho tales a algunos apellidos y nombres de lugar, que en labios euskaldunes castizos no lo son. Así Amézaga, Yéregui, Uríbarri, etc., etc.,

Y vamos con la sintaxis. Los que están acostumbrados a leer en las sucesivas ediciones del diccionario de la Academia española aquella acepción de vascuence: "Lo que está tan confuso y oscuro que no se puede entender", o aquéllos que recuerden, p. ej., las disparatadas razones con que el vizcaíno Sancho de Azpeitia replica a don Quijote antes de trabarse con él en descomunal batalla, es muy explicable —si no conocen la lengua vasca— que se hayan formado un concepto bastante pintoresco, pero, desde luego, completamente equivocado de la misma. A juzgar por la forma en que Cervantes, que por tan divino modo hizo hablar a don Quijote, hace expresarse al vizcaíno, pudiera llegar a pensarse que los de esta nación cuando —en su idioma— quieren comunicar sus conceptos, arrojan al azar las palabras, como el jugador que, tras agitar los dados en su cubilete, los lanza sobre la mesa en la espera de un golpe afortunado. Y sin embargo, nada más lejos de la realidad. La construcción vasca nada tiene que ver con esa supuesta anarquía. Las palabras vascas se conciertan en la frase con arreglo a normas claras y precisas; sin excepciones, las más de las veces y excluyendo, al mismo tiempo, toda rigidez.

Hace pocos días releía yo en la introducción de la magnífica "Historia de la literatura inglesa" de Taine este luminoso concepto: "En el fondo no hay lenguas, sino únicamente hombres que coordinan palabras según las exigencias de sus órganos y la forma original de su espíritu". ¡Coordinar palabras con arreglo a la forma original de su espíritu! Esto es lo que hacen los vascos. Y lo que no puede hacerse es pretender que las coordinemos conforme al espíritu de los demás. A mí no puede extrañarme que, a los que hablan castellano p. ej., pueda parecer difícil, y aún enrevesada, la construcción vasca si vienen a aplicar a nuestro idioma el espíritu del suyo del que es tan diferente, y, generalmente, tan opuesto al nuestro. Pero la cuestión no es ésa. Se trata, simplemente, de saber si el euskera, conforme a su espíritu, posee un conjunto de normas concretas y precisas, con arreglo a las cuales las palabras deban coordinarse para formar frases ciaras, precisas, revestidas de sonoridad y elegancia, —o dichas normas no existen. Los que conocen la lengua vasca poco pueden tardar en decidirse por la más rotunda afirmativa.

Como no podemos descender aquí a la exposición de las reglas, daremos como una condensación de su espíritu traducido en estos dos párrafos de Arana Goiri y Campion.

Dice Arana Goiri: "La sintaxis más característica del euskera establece este orden: Todo-parte; Sustancia-accídente, Género-especie; Poseedor-poseído; Continente-contenido; Naturaleza-circunstancia".

Dice Campion: "La posposición es de uso general en euskera; se pospone el adjetivo al sustantivo; se posponen las terminaciones que sirven para formar los nombres; se posponen los sufijos que marcan las relaciones de éstos; se posponen las partículas relativas y conjuntivas al verbo; se pospone la cosa poseída al agente poseedor en el genitivo; se posponen las palabras que marcan una modificación de tiempo, de modo, de lugar, etc., en la acción expresada y se pospone el verbo a todos los demás miembros de la frase por él acabada y concluida con majestad ciceroniana".

Ocupándonos ya de la analogía, diremos, en primer término, que en el léxico vasco hay que distinguir el genuino y el de acarreo. En un idioma tan antiguo, que ha visto nacer y extinguirse tantas civilizaciones históricas, es natural que se note el mayor o menor inñujo de ellas representado por voces de su acervo. La lengua celta, la griega, la latina, la arábiga, las neolatinas, han ido depositando voces en el caudal euskérico. Las romances destacan por su número e importancia. Y como lo han ido haciendo en distintos períodos de su formación y de su historia, de ahí el gran interés que para el estudio de estas lenguas tiene el euskera, importancia ya recalcada por Menéndez y Pidal.

En cuanto al léxico genuino y propio del euskera, naturalmente, que es distinto y sin analogías con el de otros idiomas. Pero no os dejéis intimidar; con unos cientos de palabras y unas docenas de sufijos contaréis, en seguida, con elementos como para defenderos airosamente en la lectura y en la conversación. Y aquí viene el hacer resaltar la facilidad y la fecundidad de nuestro idioma en la creación de nuevas palabras. Caeríais en el más grande de los errores, si por haberle visto tan antiguo llegarais a suponer el euskera anquilosado y estéril. Todo lo contrario; él se presta, naturalmente, a la creación de nuevas voces con una facilidad que no ya los idiomas modernos, sino ni siquiera el socorrido griego, están muy lejos de alcanzar. El euskera en manos de literatos, que lo conozcan a fondo y lo amen, ofrece posibilidades magníficas para plegarse a las nuevas ideas y traducirlas y expresarlas concisa y diáfanamente. En este aspecto le pueden ser aplicadas aquellas palabras del sabio Schuchardt, en el congreso de Estudios vascos de Gernika: "Vascos, sois antiguos, pero no viejos; yo os saludo como se saluda a la aurora". No es este aspecto el menor, aunque no, ciertamente, el primero, mirando al cual los vascos nos aferramos al idioma de nuestro pasado milenario, considerándolo como el verbo por excelencia de nuestro porvenir de plenitud.

Cuenta el euskera con un vasto y completo sistema de prefijos, infijos y sufijos, estos últimos, sobre todo. Hay sufijos que sirven, exclusivamente, para la formación de sustantivos. Otros para la de adjetivos. Otros para la de los adverbios. Otros que se utilizan para el sistema de relaciones gramaticales que, en otros idiomas, se expresa por medio de preposiciones. La misma conjugación no es sino un vasto y admirable sistema de afijación.

Muchos de vosotros habéis oído hablar, sin duda, del maravilloso verbo vasco. Su perfección ha hecho pensar a los espíritus superiores en épocas desconocidas en que nuestro pueblo habría llegado a alcanzar una civilización maravillosa. Sea de esto lo que fuere, el hecho es que, por su poder sintético y la riqueza de sus formas, se impone al espíritu del estu-dioso. En una sola flexión se reúnen los elementos indicadores de tiempo, modo, sujeto, complemento directo, etc., etc., sin contar con que esa misma flexión es capaz, a su vez, de recibir sufijos que traducen otras diversas relaciones. Una es la forma de la conjugación respetuosa, otra la de la familiar; unas son las flexiones cuando nos dirigimos a un varón y otras cuando nuestro interlocutor es del sexo femenino. No os asuste, sin embargo, este aparato. La decadencia de las lenguas se encarrila por la simplificación de las formas. Esa ley ¡alai se está cumpliendo hace ya tiempo en la nuestra, de modo que podéis tener la seguridad de entender y ser entendidos sin necesidad de llegar a dominar todo ese complejo y rico sistema de nuestra conjugación. Aprendidas las flexiones de los dos auxiliares ser y hacer, se emplean siempre de la misma manera, pudiendo decirse con el tratadista López Mendizábal que la conjugación es única en sus dos formas transitiva e intransitiva. Por otra parte, no hay verbos irregulares. ¡Qué lejos estamos en esto, lo mismo que en las declinaciones, de la complicada maraña de clases, tipos y excepciones de las gramáticas latina y griega!

A grandes rasgos, torpe y desmañadamente, he bosquejado ante vuestra indulgente atención la imagen de mi lengua patria. Antigua como ninguna, pero de enormes posibilidades futuras, de origen desconocido y original estructura, sigue viviendo en labios de mi pueblo. Ved cómo la ha contemplado el maestro Campión: "Alzase solitaria y aislada de las demás, en un rincón de Europa, con el prestigio de la vejez, la poesía del misterio, la majestad de las ruinas. Royóla y desgastóla el tiempo, pero sin destruir su estructura de gigante. Hoy es idioma humilde, habla familiar de unos millares de aldeanos y pescadores, ¿qué le hace?, aun coronada de silvestres violetas y amapolas, ella es reina, sí, reina. Y puede dar a las orgullo-sas advenedizas que le rodean y le disputan el aire la respuesta de aquel vasco al Montmorency orgulloso de su milenaria nobleza: Yo no dato. Y aun más todavía. Mostrar sus brazos limpios de toda huella de servidumbre, la tersura de su originaria y nunca interrumpida libertad y decir a los desdeñosos: "¡No miréis por encima del hombro a mi pobreza: soy dueña de una joya que con todos vuestros tesoros no podréis comprar jamás, yo no gemí ni me encorvé sobre la gleba germánica, ni en el harem del sarraceno, ni en la ergástula del romano!".

IV.- PASADO, PRESENTE Y PORVENIR

¡Signo de libertad! Eso ha sido y es para nosotros el euskera. ¡Qué bien le cuadran a ella, vascos que me oís, aquellos nobles versos de Mistral: "Langue d'amour, en toi est la patrie, en toi la liberté...!" ¡Signo de libertad! Con tal carácter la vemos fielmente reflejada a través de todas las vicisitudes de nuestra historia.

Cuando la obnubilación de nuestro sentido nacional nos conduce a la disgregación, de una parte, y, de la otra, a uniones que repugnan al genio de nuestra estirpe, vedlo ahí, fraccionado, como queriendo dar lamentable testimonio en su división dialectal de aquella suicida separación de lo que la naturaleza quiso uno: refugiándose en el seno del pueblo humilde que nunca lo abandonó, cuando los reyes vascones poderosos —¡qué importa que Sancho el Sabio le llamase lingua navarrorum!— le desterraban de sus cortes donde todo extravío tenía su asiento y todo extranjerismo hacía su habitación.

Tenemos que llegar al año 1545 para encontrar el primer libro impreso en lengua vasca —"Linguae vasconum primitiae"— y con él el grito generoso de Bernardo de Etxepare: "Euskara, yalgi adi kanpora; euskara, hábil mundu guzira" (Sal, lengua vasca, ve a ser conocida del mundo entero). Pero este grito entusiasta, que llamaba a todos los vascos al cultivo de su idioma sin par, apenas si es escuchado. Los vascos más capaces siguen acudiendo a extrañas lenguas que estiman más aptas para la expresión de sus conceptos. Era la decadencia nacional que lo arrastraba consigo todo, empezando por la lengua que es como la evidencia misma de la estirpe. Cierto que hubo chispazos aislados, como los que brotan de los pechos beneméritos de los Larramendi, Mendiburu y Cardaberaz, de los Astarloas y Mo-gel, de los Chaos y Abbadie; pero esto no bastaba. Tuvo que llegar, en el siglo pasado, el golpe despiadado de la pérdida de nuestras libertades; tuvo que venir la persecución y el desprecio; tuvieron que llegar aquellas legiones de notarios que no entendían y no podían dar fe de la voluntad de los testadores; aquellos ejércitos de maestros que desconocían, en absoluto, el idioma de los niños a quienes venían a instruir; la proscripción en la escuela, en la que, con el infamante sistema del anillo, se pretendía ahogar la voz de nuestra sangre, para que ésta, por fin, se despertase de su letargo de centurias. Se rebelaba la sangre al contemplar estúpidamente perdida aquella libertad a través de tantos milenios conservada. Y con aquel vigoroso despertar que clamaba por nuestra libertad conculcada, vino el alumbramiento de las conciencias vascas que comprendieron que no había salvación posible para el espíritu vasco fuera de las vías fecundas del verbo de la raza. Y vino el Renacimiento. La labor era enorme. Había que levantar en cada año de fiebrosa tarea lo que cada siglo de inconsciencia había destruido en su lenga pero profunda labor de descomposición. Difícil, muy difícil era la tarea, pero también, por ello mismo, ¡qué seductora para los pechos vascos! Y las primeras asociaciones fueron surgiendo. Y fueron apareciendo las primeras publicaciones y revistas que iban haciendo realidad el grito generoso de Etxepare. En Gipuzkoa la revista "Euskal Erría" va dando calor a una floración de poetas euskéricos que se llaman Bilinch, Baroja, Arzac, Artola... En Nabarra: Campión... Campión, aquel joven diputado fuerista a quien un amigo no vasco increpa: "No te oigo hablar más que de los vascos y de sus fueros y derechos y ni siquiera conoces el vascuence!" Cuatro años después de haber tenido que devorar en silencio estas palabras, Campión las devuelve, en magnífica reacción vasca, estampando su nombre en la portada de la "Gramática de los cuatro dialectos literarios de la Lengua Vasca".

La reacción del Padre Arriandiaga fue algo por el estilo. Nacido en el pequeño pueblecito euskaldun de Elantxobe, había ingresado, aún niño, en una orden religiosa. La estancia prolongada durante varios años en conventos de Castilla hicieron que olvidara su idioma natal. Al cabo de esos años de ausencia, vuelve a su país y su madre vuelve a verlo. Figuraos las ansias de esa madre que durante tanto tiempo no había podido ver a su hijo más que con esa doble vista del espíritu que sólo a las madres les ha sido concedida. El joven religioso siente desgarrarse su corazón al darse cuenta, de pronto, de que, desconocedor de su idioma natal, no puede entenderse con su madre que, ignorante de todo otro, multiplica en euskera las frases que son, para el hijo, como tesoros perdidos de ternuras infinitas. La resolución cuaja en aquel mismo momento, rápida y firme. Aprende de nuevo su idioma y pronto llega a ser uno de sus primeros cultivadores.

En Biskaia ha nacido un hombre que consagrará por entero una dilatada vida de trabajo al resurgimiento del euskera. Funda las revistas "Ibai-zabal" y "Euskalzale", escribe novelas, cuentos, poesías y piezas dramáticas en vasco: recorre uno por uno los pueblos euskaldunes y publica su monumental Diccionario vasco-espafto-francés; la Morfología, Euskalerriaren Ya-kintza. Miles de canciones y refranes, todo un tesoro euskérico es recogido y preservado del olvido por el celo infatigable de don Resurrección María de Azkue, director de la Academia de la Lengua Vasca, respetable y queridísimo amigo mío a quien desde estas tierras envío un emocionado saludo.

Contemporáneo de él, pero muerto en la flor de la edad, es Arana Goiri, el de Abando; aquel joven de espíritu seráfico que dio un empuje inigualado y comunicó su verdadero sentido a los estudios vascológicos. Porque, como decía en unos Juegos Florales celebrados en la ciudad de Fuenterra-bía, su mantenedor, el fino literato vasco Mourlane Mitxelena, cuando hablamos del euskera no se trata para nosotros de una "santa reliquia" o de una curiosidad arqueológica, de nuestra vida se trata. Por eso, añadía este escritor, más que a los grandes sabios y profundos lingüistas que bucean con científica curiosidad en los misterios del euskera, amamos y preferimos en nuestro corazón a aquellos otros que como "Kírikiño" —el más popular y sabroso periodista vasco— lo hablan y lo escriben y lo viven en toda ocasión y en todo momento.

Este nuevo espíritu iba dando frutos de salvación. Se crean cátedras de euskera en las capitales vascas; se abren escuelas en que nuestro idioma ocupa el puesto de honor que le es debido; y, tras la fundación de la benemérita "Sociedad de Estudios Vascos", surge "Euskaltzaindi", la Academia de la Lengua Vasca. En la capital de Gipuzkoa abre sus clases la Academia de Declamación. Nacen periódicos escritos, por vez primera, totalmente en vasco. Se multiplican las revistas como "Antzerti" que da a luz docenas y docenas de comedias escritas en vasco, "Euskal Esnales", "Euzkerea", "Gure Herria", destacando entre todas la "Revista Internacional de los Estudios Vascos", altísimo exponente de nuestra cultura. La sociedad "Euskaltzaleak", en Guipúzcoa, promueve concursos literarios y torneos poéticos en los que destacan valores nuevos de la clase de un "Li-zardi", un "Loramendi", un "Lauaxeta" y tantos otros poetas exquisitos, sin olvidar a "Orixe" que en su retiro montañés compone el poema épico "Euskaldunak" (Los vascos) que el advenimiento de la guerra no nos consintió gustar.

La guerra truncó esta espléndida floración de la literatura vasca. El estruendo bélico apagó las voces de nuestros "bertsolaris". Ante los piquetes de ejecución cayeron hombres como el sacerdote José de Ariztimu-ño, corazón de apóstol, fervoroso patriota, cerebro y motor del renacimiento euskérico en Guipúzcoa; cayó el ejemplar sacerdote José de Markiegui por el solo delito de haber amado mucho a la lengua de sus apellidos y de haber escrito en ella libros, tan peligrosos, sin duda, para el nuevo orden, como su primorosa obrita "Vida de San LuisGonzaga"; cayó el delicado vate Esteban de Urkiaga que, poco antes de morir, componía un bello soneto a la Madre de todos los desamparados; cayeron muchos otros pronunciando sus últimas palabras de piedad y heroísmo en la misma limpia lengua en que allá, en las lejanías del Asia, nuestro gran Francisco de Xabier murmuraba las suyas postreras...

Que todo sea perdonado; los vascos podemos perdonarlo todo, hasta que, como decía el gran escritor Francois Mauriac, se nos haya insultado y calumniado, como a Cristo, en la misma cruz en que se nos clavó. Los vascos podemos perdonarlo todo. Lo que no podemos, en manera alguna, es renunciar a nada de nuestro patrimonio nacional. Convencidos de lo inconmovible de nuestros limpios derechos, marcharemos siempre aferrados a ellos en procura de esa libertad cuyo alboreo creemos ya ver brillar.

Hacia la libertad varaos. Libertad que a nadie daña y a ninguno debe ofender. Libertad que es un abrazo más estrecho con todos los pueblos libres del mundo. Libertad que tanto significa como floración plena de todas nuestras características y en cabeza de ellas de la lengua de nuestros apellidos. Sobre ella edificaremos nuestra libertad. Porque para que ésta traduzca fielmente nuestros anhelos de un futuro pleno de sustancia vasca; para que firmemente nos sustente y oriente en proyección de eternidad, no podríamos encontrar cimiento más sólido que el que nos brinda esta roca de nuestro idioma que, a través de un pasado de milenios, ha resistido

 

INDICE CRONOLOGICO

 

 

LENGUA Y LITERATURA VASCA.

 

  1. Euskera. La lengua vasca 

  2. La lengua vasca. Conferencia 

  3. El día del euskera 

  4. Los vascos en la Literatura Castellana 

  5. Euskera y patria

  6. Congreso de Estudios Vascos 

  7. Diálogo de la Lengua 

  8. Cantemos en vasco 

  9. En defensa del euskera 

  10. Literatura vasca 

  11. Lengua y Nacionalidad 

 

GERNIKA.

 

  1. En el recuerdo de Gernika. 9.° Aniversario 

  2. El Roble de Colonia. Pasquín 

  3. Un árbol y un hombre son nuevo testimonio de Gernika 

  4. En el décimo aniversario de la destrucción de Gernika 

  5. El otro nieto del Árbol de Gernika 

  6. Gernika. En el 13 aniversario 

  7. El martirio de Gernika 

  8. Gernika. En el 15 aniversario 

  9. Gernika. En el 17 aniversario 

 

URUGUAY.

 

  1. El pueblo vasco ventila 

  2. En los Campos Elíseos 

  3. Intermedio jovial 

  4. La invasión de Europa 

  5. Comunidad vasco-uruguaya 

  6. Palabras de agradecimiento 

  7. Hermandad vasca 

  8. "Albokas" y "albokaris" 

  9. ¡Agur!  

  10. Rezaron fervorosamente el rosario 

  11. El pueblo de las ermitas 

  12. Canciones de Navidad 

  13. Los vascos cantan y danzan 

  14. Estudios vascos 

  15. Las casas solares del País Vasco 

  16. La realidad española bajo Franco 

  17. Defensa de la Libertad 

  18. "Sabremos cumplir" 

  19. Los Juegos Florales Catalanes 

  20. "Con Libertad, ni ofendo ni temo" 

  21. Miseria y honor de la gramática 

  22. Los paisajes entrañables 

  23. Esta es la justicia que mandan hacer 

  24. Algo sobre el carácter vasco 

  25. Franco y la cultura vasca 

  26. Ensayo sobre el retorno 

  27. "La comarca y el mundo" 

  28. Uruguay y la UNESCO 

  29. Voluntad de sobrevivir 

  30. Arte Vasco 

  31. Adiós al Uruguay 

 

VENEZUELA.

 

  1. Diálogos de ausencia y presencia 

  2. Begoña de Naguanagua 

  3. Problema de jóvenes 

  4. Yunque y martillo 

  5. Esto es Pizkunde 

  6. Artistas vascos en Venezuela 

  7. Diálogos de emigrados 

  8. Carta de Caracas 

  9. Hombres de la Compañía Guipuzcoana 

  10. Política y Patriotismo 

  11. El Himno nacional vasco 

  12. Ideas simples 

  13. Sinfonía de Guecho 

  14. Belford Hinton Wilson 

  15. El caso vasco 

  16. Resistir y persistir 

  17. Exportación de cacao 

  18. Información bibliográfica 

  19. Bolívar y los vascos 

  20. A un joven vasco 

  21. El humorismo vasco 

  22. Tres emigraciones 

  23. El Bilbao de Bolívar 

  24. Un reflejo del País Vasco 

  25. Hacia la Libertad 

  26. Los libros de la Caracas Colonial 

  27. Publicaciones del Cuatricentenario de Caracas 

  28. La "gens" caraqueña de los Landaeta

I) INIDICE OBRAS COMPLETAS PUBLICADAS INTERNET

 

I.1 Linea de Vida  y su Obra

I.2 Poesias en Euskera Recopilacion Total

I.3 Conferencias Recopilacion

I,4 Articulos Periodisticos Recopilacion Total

I.5 Lengua Vasca

I.6 Gernika

I.7 Uruguay

I.8 Venezuela

I.9 Reseñas Biograficas

I.10 Traducciones

I.11 Obras Publicadas

I.12 Semana Vasca en Montevideo

I.13 Ciclo de Clases

I.14 Nota Bio-Bibliografica

I,15 Biografia en Euskera

I.16 Sitio en Internet en Euskera

I.17 Nostalgia

I.18 Articulos Periodisticos Indice Cronologico

I.19 Articulos Periodisticos Indice Alfafabetico

II) OBRAS COMPLETAS - Libros Publicados en Internet

 

II.1  El Hombre Vasco

II.2 Hombres de la Compañia  Guipuzcoana

II.3  El Elemento Vasco en el siglo XVIII Venezolano

II.4 Vicente Antonio de Icuza

III) INDICE de TEMAS RELACIONADOS. Libros publicados por sus hijos;

 

III.1 Nere Aita - el exilio vasco - Mirentxu Amezaga 

III.2 Cronicas del Alsina -  Arantzazu Amezaga de Irujo

IV) Sus Hijos Escriben;

 

IV.1 Los tres Barcos que llevaron a Ama y Aita

IV.2 Travesia

V) Sus Hijos Escriben tras su muerte;

 

V.1 A mi Aita

V.2 La cancion de mi Padre

VI) Otros aspectos

 

VI.1 Reunion Familar en su Memoria

VI.2 Exodo

VI.3 Comision del Cuatricentenario de Caracas

VI.4 Inauguracion de la Plaza que lleva su nombre en Algorta

VI.5 Su Pequeño Poema en la Nota Necrologica 4 Febrero 1969

VII) Toda su Obra Publicada convertida en Formato PDF- puede ser leida en dispositivos  e-Book

 

 VII.1 Amézaga Vicente  Autor Irujo Ametzaga Xabier

 VII.2 Articulos de Prensa

 VII.3 Bio Biografica

 VII.4 Biografia en Euskera

 VII.5 Ciclo de Clases

 VII.6 Ciclo de Conferencias

 VII.7 Nostalgia

 VII.8 El Elemento vasco en el Siglo XVIII Venezolano

 VII.9 El Hombre Vasco

 VII.10 Los Hombres de la Compañia Guipuzcoana

 VII.11 Obras Publicadas

 VII.12 Vicente Antonio de Icuza

 VII.13 Poesias

 VII.14 Relacion de Escritos como Autor

 VII.15 Reseñas Biograficas

 VII.16 Semana Vasca Montevideo

 VII.17 Semana Vasca Montevideo Indice de Articulos

 VII.18 Traducciones

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Dedicatoria y mi homenaje a Mercedes Iribarren Gorostegui - Su esposa y mi ama

 
Sitio en Internet en homenaje a Vicente de Ametzaga Aresti.
http://vicenteamezagaaresti.blogspot.com
Unico sitio en Internet, que lleva su nombre, de referencia completa de su vida y su Obra totalmente publicada en Internet, 
Poesias, Articulos de Prensa, sus Libros, completando asi, y cerrando todo lo que se habia escrito en libros sobre el y su vida
Creacion, Edicion y contacto: Xabier Iñaki Ametzaga Iribarren
e-mail: xabieramezaga@gmail.com
Blog Xabier Amezaga Iribarren: http://xabieramezaga.blogspot.com
Editoriales relacionadas con sus Publicaciones